México D.F. Viernes 18 de julio de 2003
Luis Martínez
Política de tiempo escuro
Francamente sorprende ver fuera de sus casillas, en un estado de alteración, a la profesora Elba Esther Gordillo descalificando a Manlio Fabio Beltrones por provenir -según ella- de los sótanos y las cañerías de la política mexicana. Acusándolo de ser un hombre capaz de comprar a todos y, en un estado de alteración, denostar al reportero Enrique Méndez y lanzar acusaciones contra La Jornada.
Al calor de la contienda por el liderato camaral, el ex presidente del PRI Mariano Palacios señaló que la profesora es una colaboracionista obsequiosa del presidente Fox. Acierta Palacios cuando exige respeto a los estatutos, a los documentos básicos y a la Constitución política, porque los diputados, más que responder a un gobernador, a un jefe de sector o al coordinador parlamentario, deben responder a criterios constitucionales y a la disciplina que provenga del Comité Ejecutivo Nacional.
El país está esperando de nuestros políticos, de nuestros futuros diputados, que propicien acuerdos inteligentes, que se conviertan en posibilidades constructivas y que busquen puntos de coincidencia entre todas las fuerzas políticas para el avance de la nación.
Cuánto nos gustaría que el debate estuviera centrado en las reformas estructurales como son crear un sistema fiscal solvente, un sistema tributario eficiente, la expansión del sector eléctrico para que goce de una mayor apertura, buscar una nueva cultura laboral sin distinción de género, de conocer de la rendición de cuentas del Poder Legislativo, de redefinir conceptos de seguridad nacional y de políticas públicas que den viabilidad al campo, seguridad en salud y en materia educativa que alcance para todos los mexicanos.
Conozco a la profesora Gordillo y al licenciado Beltrones -ambos disfrutan de la emoción del poder-; Manlio fue mi compañero diputado y mi compañero senador, sé que tuvo que hacer sus estudios profesionales con mucho esfuerzo, sé que se ha tenido que construir a sí mismo y no comparto la opinión descalificatoria de su adversaria que lamentablemente nos remite al politólogo Roger D. Hansen cuando califica a la política mexicana como la cosa nostra.
Hoy vivimos en México una democracia de partidos, porque sólo éstos pueden proporcionar al sistema estatal los inputs capaces de configurar políticas y demandas sociales debidamente sistematizadas, en las que deben prevalecer principios y valores constitucionales, como lo exige un Estado abierto a todos los partidos políticos vigentes.
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