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México D.F. Miércoles 16 de julio de 2003

Alejandro Nadal

Brisbane: luz verde a la proliferación nuclear

Brisbane, australia. El fin de semana pasado quedó sepultado en Brisbane el régimen de no proliferación de armas nucleares. La historia pasó casi inadvertida en los medios, pero la tragedia acarreará serias consecuencias para la seguridad internacional.

Los días 11 y 12 de julio se reunieron en ese puerto australiano 11 países (Francia, Alemania, Italia, Japón, Holanda, Polonia, Portugal, España, Reino Unido, Estados Unidos y Australia) con el fin de identificar mecanismos para detener la proliferación de armas nucleares. Sin embargo, los participantes pasaron más tiempo discutiendo las medidas para frenar el proyecto nuclear de Corea del Norte.

A principios de año, la República Democrática Popular de Corea (RDPC) anunció oficialmente que denunciaría el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). Aunque Pyongyang se adhirió al TNP en 1985, nunca firmó los acuerdos de salvaguardas con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), encargada del cumplimiento del tratado. En enero reconoció tener armas nucleares, y en abril Pyongyang advirtió que tenía barras de combustible nuclear reprocesado y que las exportaría si Estados Unidos no aceptaba iniciar negociaciones bilaterales.

Así se rompió el acuerdo firmado entre Pyongyang y Washington en 1994 por medio del cual la RDPC congeló su programa nuclear y aceptó las inspecciones de la AIEA. El acuerdo también contemplaba el remplazo de los reactores coreanos moderados con grafito por dos plantas nucleares de agua ligera que producirían menos plutonio y permitirían enfrentar la creciente demanda de energía en ese país.

Pero la inspección de la AIEA reveló que Corea del Norte ya había extraído de sus reactores suficiente plutonio para varias cargas nucleares. A razón de 0.9 gramos diarios por megavatio instalado (la RDPC cuenta con 30 megavatios instalados) durante el periodo 1987-1991, y trabajando a 60 por ciento de su capacidad, los reactores coreanos pudieron haber rendido 23.6 kilos de plutonio. Se necesitan cuatro kilogramos de plutonio para fabricar una carga nuclear de 20 mil toneladas de TNT, así que Corea del Norte podría tener material para unas seis cargas nucleares. Y desde luego, cuenta con la tecnología necesaria, en electrónica y explosivos de alto poder, para provocar una detonación nuclear. En resumen, la RDPC es con toda certeza un país con armas nucleares.

Y no sólo eso, sino que tiene un ambicioso programa de misiles de alcance intermedio e incluso intercontinental. Los misiles Taepo Dong se encuentran en la última fase de desarrollo y podrán tener un alcance superior a 6 mil kilómetros, suficiente para atacar blancos desde Alaska hasta el oeste de los montes Urales.

ƑCómo se llegó a esta situación? Muy sencillo: a través de un régimen de no proliferación que siempre estuvo fundado en la ficción. Los países nucleares (Estados Unidos y la ex URSS a la cabeza) pretendían esforzarse por reducir sus arsenales, mientras el resto del mundo aceptaba el monopolio nuclear y hacía como si no pasara nada. Ahora que el régimen de no proliferación está en bancarrota, con Pakistán e India en confrontación permanente, Israel en posesión de un centenar de cargas nucleares, Corea del Norte estrenándose como potencia nuclear, y posiblemente la república islámica de Irán sólidamente embarcada en otro proyecto nuclear, Estados Unidos trabaja contra reloj. Desgraciadamente también trabaja contra el derecho internacional.

En la reunión de Brisbane los participantes acordaron recurrir al abordaje en aguas internacionales de naves bajo sospecha de transportar materiales para fabricar armas de destrucción masiva. Esas medidas están prohibidas a menos que se cuente con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o se trate de una nave pirata. Es lamentable que el acuerdo, que consagra el derecho del más fuerte sobre los corredores de transporte marítimo, fue avalado por países que se opusieron a la acción unilateral estadunidense en Irak.

Quizá se trata de una acción desesperada frente a la nueva realidad imperante en Corea del Norte. En efecto, para Estados Unidos no sería fácil desarmar a la RDPC. Además de 300 misiles Nodong de alcance intermedio (cubriendo Japón) y mil Scud mejorados, la RDPC cuenta con decenas de miles de piezas de artillería y medio millón de soldados bien disciplinados. En cuestión de minutos la RDPC podría aniquilar a su vecino del sur y dañar seriamente a Japón. Así que hay que negociar con Pyongyang sobre otras bases.

La moraleja es sencilla para países como Irán. Si se quiere escapar al chantaje de Washington, hay que dotarse de armas nucleares lo antes posible. En Brisbane se sentaron las bases para crear incentivos perversos en favor de la proliferación nuclear. Y mientras Estados Unidos se las ingenia para complicar más el problema coreano, el mundo es testigo pasivo del colapso del ficticio régimen de no proliferación de armas nucleares.

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