Elaboraron plan para conservar flora y fauna

Proteger Montes Azules, tema de seguridad nacional: expertos

VICTOR BALLINAS

La protección y defensa de la selva Lacandona y sobre todo de la reserva de la biosfera de Montes Azules es un asunto "de seguridad nacional; debe ser una prioridad para el gobierno y la sociedad". Lo anterior se expuso durante la presentación de la estrategia conjunta para la conservación de la biodiversidad en la citada región.

En esa área, se dijo, habita 30 por ciento del total de las aves existentes en México y 27 por ciento de los mamíferos.

En la presentación de dicha estrategia, en cuya elaboración participaron casi un centenar de instituciones, entre ellas la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la Comisión Nacional del Agua, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chiapas, la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, el Movimiento Campesino Regional Independiente, el Instituto Nacional Indigenista, Petróleos Mexicanos, la Procuraduría Agraria, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Turismo y la Universidad Autónoma Metropolitana, entre muchas otras.

Investigadores participantes en la elaboración de la estrategia resaltaron que en la selva Lacandona existen 90 localidades críticas, 50 de ellas representan el mayor riesgo, por lo que deben recibir atención prioritaria.

Destacaron que es inaceptable que los lacandones vivan en la pobreza, cuando sus tierras son inmensamente ricas. Lo que sucede, se expuso, es que ha habido aprovechamiento político y manipulación, y por ello los han dejado en la miseria.

Ignacio March, coordinador del Programa Selva Maya de Coordinación Internacional, fue el encargado de presentar la estrategia. Resaltó que el objetivo es que la sociedad asuma la defensa de esta importante reserva, porque no se puede esperar que todo lo haga el gobierno. En su intervención señaló que en esa región ha habido manipulación por diversas organizaciones y personas, cuyo interés ha sido mantener el control de las etnias, y no han visto por su desarrollo.

Subrayó que el espíritu de esta estrategia propone soluciones compartidas, identifica planes de cooperación, pero sobre todo propone una visión común de desarrollo armónico y responsable.

En su oportunidad, un tzeltal pidió apoyo para las comunidades indígenas y dijo que están conscientes de la problemática que enfrentan: invasiones y crisis agrarias, por ello demandó al presidente Vicente Fox apoyos en equipamiento y medidas preventivas para atender los incendios. A su vez, David González Sansores, maya lacandón y presidente del comisariado de bienes comunales, destacó que la selva Lacandona es importante para todo México por sus grandes riquezas, por ello demandan frenar las invasiones, solución a los problemas agrarios y, sobre todo, que quieren vivir en paz. Demandó también la construcción de secundarias técnicas, bachilleratos y universidades.

A su vez, Ernesto Enkerlin, secretario técnico de la Comisión Nacional de Areas Protegidas de Semarnat, dijo que en la defensa de la selva Lacandona hay que ser más tolerantes. Explicó que la visión de conservación que se tiene para esta zona no es la misma de hace 40 años, cuando se sacaba a los habitantes de las zonas que se quería proteger, ahora se trata de que convivan, pero al mismo tiempo brindarles oportunidades de desarrollo.

Detalló que la deforestación por el avance de la frontera agropecuaria hace que se pierda una gran cantidad de recursos, los cuales son más importantes que los beneficios que se pueden obtener quemando árboles. Hay 42 grupos irregulares que dañan los ecosistemas, y dentro de la selva uno de sus problemas son la deforestación, la cacería, el autoconsumo, la captura de especies para coleccionistas y la degradación del hábitat.

Entre los objetivos que se ha fijado la estrategia resaltan: reducir al mínimo la cantidad y proporción de incendios forestales en un plazo de 10 años; crear un programa especial de reforestación y retención de suelos; poner en práctica sistemas comunitarios para la autorregulación de cacería y pesca de subsistencia; reducir la práctica de la técnica tradicional de roza, tumba y quema en 30 por ciento en 10 años; reducir la erosión en 50 por ciento en una década, y estimular económicamente las prácticas agrícolas que utilicen semillas criollas.