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México D.F. Miércoles 25 de junio de 2003

Al no haber "hostilidades activas", la entidad no reúne los criterios de intervención

Suspenderá la Cruz Roja la ayuda a desplazados por violencia en Chiapas

El Comité Internacional del organismo adoptará esa medida a partir de 2004

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de las Casas, Chis., 24 de junio. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció ayer que, a partir de 2004, suspenderá la ayuda alimentaria que ha venido otorgando a los desplazados por la violencia paramilitar en Polhó y Acteal. De cualquier manera, el organismo ya venía disminuyendo drásticamente su aporte a los refugiados de Chenalhó, si bien las condiciones de vida de éstos no han mejorado ni han podido retornar a sus tierras y comunidades. Actualmente, la desnutrición en los campamentos es quizá la más elevada de todo Chiapas, que ya es decir.

Estos tzotziles siguen sufriendo cotidianamente la violación de sus derechos humanos y el despojo impune de sus bienes a la vista de todos. Miembros de Las Abejas han retornado a sus lugares de origen, sin que esto signifique garantía. La mayoría de refugiados, bases de apoyo zapatistas, siguen sin hacerlo. Apenas ayer mismo, Javier Ruiz Pérez, vocero de Las Abejas, denunció que la intranquilidad es creciente por la presencia de paramilitares, y se han escuchado disparos en Canolal, Yaxemel y La Esperanza. "Siguen las amenazas", dijo.

La militarización en Chenalhó es abrumadora. Desde 1997 sólo aumenta; en ningún momento ha disminuido. Según los indígenas, desde hace una semana los patrullajes militares se han triplicado. En tanto, la Cruz Roja va de salida, disminuye a la mitad el número de personas que atiende en los campamentos. Eran 4 mil 447 en 2002; en 2003 son 2 mil 474, y a éstos les redujo la despensa hasta en 75 por ciento (Informe enero-marzo de 2003 del CICR, 6 de junio).

Llegada a la región en 1998, a raíz de la masacre de Acteal, la Cruz Roja Internacional encontró más de 8 mil desplazados. Nunca atendió a todos, pero prestó servicios médicos y distribuyó alimentos. Hacia 2001 aún atendía las necesidades mínimas de alimentación de cerca de 5 mil personas.

Por conducto de Adolfo Beteta, responsable de la oficina en Chiapas, el CICR aduce ahora no tener recursos y, además, que pretende "no crear dependencia" en los indígenas. (Claro, comer crea una dependencia tremenda entre los desnutridos; peor que una droga.) Por ello, desde el año pasado la institución impulsa algunos proyectos agropecuarios. Para 2004 "no será posible contar con los 750 mil dólares anuales que se requieren para la asistencia alimentaria".

Beteta agregó que, al no haber "hostilidades activas", la entidad "no reúne los criterios de intervención del CICR", si bien prometió que se buscarán "otras organizaciones interesadas en trabajar proyectos para llevar la salud por otras vías a las comunidades".

El verdadero panorama

En 2002, la Comisión de Derechos Humanos del Cetim (Centro Europeo para el Tercer Mundo) realizó una visita a los campamentos de desplazados en Polhó y Acteal, conjuntamente con la Asociación Americana de Juristas. En su informe decía que la vida en los campamentos es "cada vez más difícil", perocruz_roja_puesto_chiapas que las familias indígenas no regresan a sus comunidades debido al temor de "ser agredidas por los paramilitares, que siguen ocupando las comunidades y actuando con impunidad".

El Cetim, organismo con base en Ginebra, Suiza, y con carácter consultivo en la Organización de Naciones Unidas, describe que "la pérdida total de medios de producción de alimentos básicos es uno de los problemas más asfixiantes que padecen los desplazados, pues no tienen posibilidad de procurarse ellos mismos las cantidades necesarias en las condiciones que viven actualmente. Los alimentos básicos apenas existen y tan sólo la ayuda de la solidaridad nacional e internacional abastece a duras penas a la población de refugiados. El temor a una hambruna generalizada se hace cada día más real e inmediato".

Reportaba que los refugiados en Polhó provienen de las comunidades Los Chorros, Yabteclum, Puebla, La Esperanza, Acteal, Nueva Aurora Chica, Tulantic, Santa Martha, Chimix, Pechiquil, Yaxjemel, Tachquil y Tzajalakum. "La situación en la que viven los desplazados es de extrema pobreza. Sobreviven en casas de madera y techos de lámina, con un sistema higiénico sanitario prácticamente inexistente, donde la desnutrición, las infecciones gastrointestinales, respiratorias y urinarias, las diarreas o la parasitosis amenazan con una situación dramática a corto plazo."

Las comunidades refugiadas en los campamentos de Polhó tenían como principal actividad productiva la agricultura: cultivos de alimentos básicos (maíz, frijol, calabaza), así como el de café destinado a la venta. "Al abandonar sus comunidades, los refugiados perdieron todo su patrimonio y las posibilidades de producir sus alimentos".

El Cetim señala que "el contexto político actual hace ver cada vez más lejana la posibilidad de que los refugiados de Polhó regresen a sus lugares de origen. El retorno del grupo Las Abejas a sus comunidades fue presentado como un gran logro de las nuevas administraciones federal y estatal. Pero Las Abejas, víctimas directas de la masacre de Acteal, aclararon que habían regresado a sus comunidades porque no soportaban ya las condiciones en que vivían como desplazados y que se trató de un 'retorno sin justicia', porque los culpables de la matanza siguen libres y los paramilitares continúan en las comunidades. Sin embargo, el discurso oficial dice que la situación de los desplazados cambió radicalmente y se ha pretendido ocultar que hay miles de refugiados sin posibilidad de retorno".

Desde 1998 los desplazados ubicados en Polhó han dependido de la ayuda humanitaria nacional e internacional para asegurar los alimentos básicos para su subsistencia, dice el Cetim: "La Unión Europea, a través del CICR, ha proporcionado de manera regular algunos alimentos básicos para los desplazados. Hasta la mitad del año 2001, el CICR daba quincenalmente a cada familia desplazada una cantidad suficiente de frijol, maíz, azúcar, aceite, sal y jabón. Sin embargo, en 2002 la institución redujo esa cantidad de alimentos 50 por ciento."

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