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México D.F. Sábado 21 de junio de 2003
ANDANZAS
Colombia Moya
Ballet Nacional de Cuba, una joya en el mundo
SIN DUDA ALGUNA las funciones que ofreció
el Ballet Nacional de Cuba (BNC), el 17 y 18 de junio en el Auditorio Nacional,
fueron apoteósicas. El calor humano que se produjo entre el público
y la compañía encabezada por la diva de la danza, la directora
del Ballet Nacional de Cuba y autora de la versión cubana de El
lago de los cisnes, fue más allá del diletantismo balletístico,
de simpatía o repudio político; el fenómeno del arte,
la profunda hermandad espiritual, histórica y cultural que desde
siempre ha existido entre Cuba y México, así como la fuerza
estremecedora de este puñado de jóvenes bailarines cubanos,
prendieron la chispa inolvidable del éxito genuino, de la emoción
y reconocimiento que ellos a pulso se ganaron.
DESDE
QUE SE abrió el telón para ofrecernos el antiguo ballet
de Marius Petipa y Lev Ivanov, la sencillez y modestia del espectáculo
fue agigantándose porque el BNC estaba ahí para ganarse el
corazón del público mexicano y algo que no dejó de
sentirse a través de las ovaciones, la dignidad y coraje de quienes
en medio del más formidable asedio de la historia de los pueblos
latinoamericanos, y tal vez del mundo, en medio de carencias y limitaciones,
castigos y provocaciones, han sabido desarrollar una escuela perfecta.
Una interpretación y capacidad dramática de excelencia, el
amor a la humanidad sobre todas las cosas, la creación perfecta,
la vida.
SIN FANATISMO DE ninguna especie, Alicia Alonso,
luego de subir al escenario trabajosamente, acompañada siempre por
su esposo Pedro Simón, recibió el cariño y el respeto
de cuantos, encantados, habíamos visto el BNC en 2003. Por el gusto
y buen sabor de boca de ver algo extraordinario, todos estaban contentos,
sonriendo y comentando en voz alta las maravillas del ballet cubano mientras,
ya en el lobby, una lluvia pertinaz y abundante retardaba un poco
la salida en casi desbandada del público.
SU VERSION, MUY respetuosa de las secuencias originales
y con toda fluidez y sabiduría escénica, pudo más
que el boato esplendoroso de escenografías y vestuarios que con
el máximo lujo, en otras famosas compañías europeas,
rusas o estadunidenses hemos visto en escena o por televisión.
EL TORSO Y BRACEO increíble del cisne blanco
y negro, Odette-Odile, interpretados por esta flor exquisita de la técnica
cubana, Viengsay Valdez, asombró a la audiencia que en medio del
más profundo silencio siguió un segundo acto de la obra,
el célebre pas de deux del príncipe y la mujer cisne
enamorados, con maestría, común en toda la compañía,
que no le pide absolutamente nada al Ballet Kirov de Rusia.
EL BNC, EL conjunto, Joel Carreño como el
príncipe Sigfrido, los varones so-listas o en grupo, demuestran
de manera espléndida el fruto prodigioso de aquella pequeña
escuelita de El Vedado en La Habana, con enormes problemas económicos,
que su-po encontrar en lo suyo, lo universal. Es ya un estilo propio definitivo,
con toda la perfección académica que hace 50 años
fueron construyendo Fernando y Alicia Alonso cuando eran esposos. Un estilo
que además de la suave cadencia del Caribe tiene esa fuerza, precisión
y emoción que como latinos nos hermana como ninguna otra escuela
en el mundo porque está hecha para nosotros, al menos, sin lugar
a dudas. para los cubanos.
"INJERTESE EN NUESTRAS repúblicas el mundo;
pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas", dijo el apóstol
cubano José Martí. Y el BNC está injertado en el mundo,
y esencialmente en el temperamento latinoamericano.
FUE ALGO MUY bueno, satisfactorio y admirable ver
lo que el esfuerzo de todos, y el apoyo irrestricto del gobierno cubano,
han logrado. Jamás vi cisnes tan perfectamente sincronizados y enrolados
en la emoción del drama. Un drama que por cierto, en contra de la
versión de Nureyev con Margot Fontaine, la sobrepasa y se abre al
amor, dando vida a los amantes y derrotando al maléfico hechicero
Rotbarth, autor de la infamia que pesaba sobre los cisnes. La esperanza
del amor sobre las fuerzas del mal.
TODOS SALIMOS contentos, con el corazón
batiente, y Alicia Alonso debe sentirse profundamente satisfecha y orgullosa
por la obra de su vida.
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