México D.F. Sábado 21 de junio de 2003
Investigadores de la UAM documentaron las anomalías
Niega el Cinvestav Irapuato estar subordinado a la empresa Monsanto
Luis Herrera Estrella, director del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) Irapuato, del Instituto Politécnico Nacional, rechazó "categóricamente" que este instituto y los científicos que en él laboran tengan una relación de subordinación con la empresa trasnacional Monsanto, como señalan organizaciones ambientalistas.
No obstante, aceptó que en la década pasada la trasnacional donó tres variedades genéticas de papa, que ya fueron desarrolladas por este centro, aunque no han sido "liberadas" para su comercialización.
"Falso, la afirmación es de mala leche", señaló el investigador ante las acusaciones de que el Cinvestav se ha subordinado a la empresa Monsanto, aunque reconoció que la Fundación Rockefeller sí ha financiado proyectos productivos de "carácter social", como el maíz transgénico resistente a suelos ácidos y algunas variedades de frijol.
Monsanto ingresó al sector agroalimentario mexicano en la década de los 90, con la introducción de la hormona de crecimiento para el ganado lechero, papa resistente a virus y algodón que soporta el ataque de insectos.
De acuerdo con una investigación de Michelle Chauvet, de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, en 1991 la trasnacional "llegó a una serie de acuerdos con el Cinvestav Irapuato para desarrollar un proyecto de colaboración".
La trasnacional "transfirió" ese año genes de papa resistente a dos tipos de virus y cinco años más tarde una nueva variedad capaz de soportar el ataque de un virus más desarrollado.
El estudio se denomina La estrategia agrobiotecnológica en México y fue dado a conocer en 1998. Chauvet trabajó en este estudio con las investigadoras Rosa Luz González y Yolanda Castañeda -también miembros de la comunidad de la UAM Xochimilco- y en él afirman que "desde la década de los 80 un grupo de miembros del Cinvestav Irapuato ha realizado estudios de biotecnología en papa, con la intención de encontrar resistencia al virus".
"En 1991, Monsanto llegó a una serie de acuerdos con el Cinvestav Irapuato para desarrollar un proyecto de capacitación. Asimismo capacitó a investigadores mexicanos en sus instalaciones de Estados Unidos para obtener la experiencia necesaria y lograr la transferencia completa de la tecnología", agrega el documento.
Las investigadoras sostienen también que "para el Cinvestav Irapuato la relación con Monsanto representa una nueva vía de transferencia de tecnología, en un periodo en el que los apoyos a la investigación han disminuido en forma acelerada, poniendo en peligro el aparato científico-tecnológico del país".
Por tal motivo, el entrenamiento y la transferencia "significan un ahorro de tiempo y dinero para desarrollar nuevas variedades transgénicas".
Por su parte, Alejandro Calvillo, presidente de Greenpeace México, indicó que los riesgos de las investigaciones que desarrollan empresas como Monsanto es que las autoridades federales del país pueden caer en la tentación de desentenderse de promover la investigación científica.
Indicó que por cada investigador mexicano que lleva a cabo un trabajo independiente, cientos de miles más colaboran en empresas o laboratorios propiedad de capital extranjero, cuyos beneficios científicos no se quedan en el país. (JOSE GONZALEZ MENDEZ)
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