México D.F. Viernes 13 de junio de 2003
Performanceros pidieron a los asistentes
tener corazón
Dejar huella, reto de la propuesta Acciones en ruta
Recorrido por la Plaza de Santo Domingo y el Zócalo
MERRY MAC MASTERS
Incidir en la realidad y dejar huella fue el reto que
asumieron los artistas del performance de diferentes países
que ayer, al amparo de la propuesta artística Acciones en ruta,
organizada por la Universidad Autónoma Metropolitana, emprendieron
un recorrido por la ciudad en autobús, que concluirá la tarde
de hoy.
La Plaza de Santo Domingo fue el punto de partida a las
nueve y media de la mañana. Del camión de la RTP, estacionado
en la esquina de Brasil y Donceles, y su letrero alusivo a la ruta que
seguirían, descendieron los performanceros. Para esto Pilar
Villela, de falda larga y la cabeza cubierta con un chal, ya estaba parada
en el poste del semáforo.
Acto seguido, se arrodilló sobre la plancha de
la plaza, alzando dos platos blancos que sostenía con las manos.
En uno, el de la derecha, escribió: ''La ciudad me dio un nombre''
y, en el de la izquierda, después anotó: ''lo he olvidado''.
Luego de unos momentos, se cayó de frente y rompió los platos.
Cerco, desnudo y baño con pintura
Mientras
tanto, Mónica Mayer y Víctor Lerma, provistos de aguja e
hilo daban puntadas a una bandera mexicana, algo deslavada, que estuvo
en frente de su casa durante 15 años, tiempo en el que no faltó
quién preguntara si allí era la embajada de México.
''Santo Domingo es una plaza que me duele mucho, porque aquí hubo
artistas e ilustradores maltratados", dijo Víctor Muñoz,
quien, con un casco adornado con listones rojos, leyó un poema suyo
producto de un sueño erótico, como bocanada de aire fresco.
De allí la comitiva partió al Zócalo,
donde Boris Nieslony, fundador del grupo Black Market Internacional, envolvió
con papel estaño al alemán Jürgen Ulrich Fritz, de traje
negro, camisa blanca, corbata guinda y lentes oscuros. Luego, colocó
una luz de bengala en cada mano y le prendió fuego.
A unos pasos, Rocío Boliver, La congelada de
uva, trató de explicarle a un guardián del orden por
qué había adherido un plástico al asta bandera. Pronto,
ese material formó un cerco y allí se desnudó.
En seguida, Boliver pidió que los curiosos se pusieran
un guante de hule, lo mojaran de pintura anaranjada y marcaran ''la palma
de tu mano sobre mi cuerpo", claro, protegida por el plástico. Luego,
con una bandeja llena de pintura, se bañó.
Con menos ruido, Maris Bustamante ''devolvió" el
corazón a la ciudad. Es decir, instaló un pequeño
corazón de hule espuma encapsulado en acrílico transparente,
en un costado de la plancha mayor. ''Ya no les pedimos que sean inteligentes,
sino que tengan corazón", dijo Maris a los allí presentes.
Al término de las acciones en la Plaza Río
de Janeiro, de la colonia Roma, y en un receso, el colombiano Rosemberg
Sandoval aprovechó una lavandería, donde le plancharon la
ropa para su performance de hoy, en la Plaza de las Tres Culturas,
donde molerá con las manos 12 docenas de rosas, con todo y espinas,
en un llamado al desamor y la soledad.
Una parada emblemática fue la casa de Marcos Kurtycz,
performancero polaco que falleció aquí en 1996.
Saber más sobre Kurtycz
Boris Nielony preparó una acción especial
para quien había sido su amigo. Recostado en la calle, de una azucarera
sacó semillas que iba depositando en su oreja izquierda.
Mientras tanto, Lorena Méndez pegó documentos
relativos a un viaje efectuado a Polonia, donde sembró la inquietud
de saber más sobre Kurtycz.
Y el finlandés Roi Vaara, con la cara y las manos
cubiertas con una malla con motitas rosas, jugó con una pelota con
los mismos motivos, y Víctor Sulser convirtió su nube de
globos azules en una serpiente.
Terminada su acción, Nielony se levantó,
retiró las semillas e hizo una reverencia ante la casa de Kurtycz.
|