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México D.F. Viernes 13 de junio de 2003
Reitera Monsiváis la validez estética
de la poesía con temática gay
Señor Pablo Espinosa, Jefe de Cultura de La
Jornada
Estimado Pablo:
El 12 de junio en la sección a tu cargo, se publica
la nota de Arturo Jiménez sobre la magnífica lectura de poesías
con temática gay, hecha por José Luis Ibáñez
y acompañada de mis comentarios. En cuanto a la nota no tengo objeciones.
Es responsable y generosa. Es su cabeza la que me alarma porque, en razón
de su brevedad, prescinde de los contextos y me hace decir algo cercano
al disparate.
Acudo a lo que Jiménez reproduce de mi intervención:
''La poesía de temática gay se inscribe en la historia al
responder positiva o negativamente a la moral prevaleciente o al burlar
los sistemas de censura. Y también, hasta hace poco,
esta poesía es en sí misma libertaria por el mero hecho de
existir, porque vence las dificultades para decir la legitimidad de lo
proscrito". Es decir, y extiendo mi punto de vista, para cumplir esta tarea
los poetas de otras épocas requirieron de valor cívico, de
coraje moral y de calidad literaria, lo que ciertamente caracteriza, por
ejemplo, a Salvador Novo, Carlos Pellicer, Porfirio Barba Jacob, Constantino
Cavafis y Luis Cernuda, entre otros. Lo que escriben es poesía
y lo que hacen es inaugurar libertades al ejecerlas.
Inscritos en una etapa histórica, la mayoría
de los poemas que presenté son, por el hecho mismo de existir, libertarios,
en la medida en que al decir el amor distinto le otorgan
la doble consistencia de la literatura y de la expresión civil.
Un soneto de Novo o un poema de Cernuda, además de su belleza lírica,
que es lo principal, crean también atmósferas de legitimidad
en las relaciones consensuadas entre adultos, atmósferas que adelantan
las causas de los derechos humanos y las libertades literarias.
Esto sí, pero radicado en una época. En
todo caso, la cabeza, según creo, debió ser: ''Sólo
por existir, la poesía con temática gay fue
libertaria". Ahora, desde luego, ya es una temática más,
en el tiempo en que lo gay se vierte numerosamente en novelas, películas,
series de televisión (Queer as folk, un ejemplo preciso),
poemas (la mayoría sobre la experiencia del sida), grupos, marchas
anuales, denuncias, y la clarificación constante de actitudes. Hoy,
de la poesía con temática gay sólo se requiere su
validez estética. El alegato adjunto a los poemas de una larga etapa
se ha incorporado a las libertades de expresión ya irreversibles.
Lo urgente en materia de los derechos de las minorías,
lo en sí mismo libertario, es la renovación y la aplicación
justa de las leyes, el enfrentamiento cultural, político y jurídico
a la homofobia, en especial la distinguida por la saña criminal.
Hoy, 12 de junio, La Jornada publica dos notas, una de Jenaro Villamil
sobre los recientes y muy cruentos asesinatos de dos activistas gay en
Nogales, Sonora (a martillazos), perversamente presentados como ''crímenes
pasionales", y la denuncia de Alberto Serna Mogollón, de la Asociación
de Homosexuales y Lesbianas de Acapulco (AHLA): en este año han
sido asesinados 13 gays en los municipios de San Marcos, Tecpan de Galeana,
Iguala y Zihuatanejo. El día de la lectura, el doctor Sergio Fernández,
organizador del ciclo ''La homosexualidad en la cultura", se refirió
también a la saña persecutoria contra jóvenes gays
en San Juan de Aragón (golpizas salvajes), noticia que no ha llegado
a la prensa.
Los crímenes de odio contra homosexuales prosiguen
(dos curas en Torreón en estos años), renuevan la razón
de ser de la lucha emprendida por Alicia Valle, madre de un victimado,
y explican sin más las consecuencias malignas de las andanadas homofóbicas.
Atentamente,
Carlos Monsiváis
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