México D.F. Sábado 7 de junio de 2003
Mañana se cumple el centenario natal
de la autora de Memorias de Adriano
Yourcenar, una de las celebridades más misteriosas
de la escena literaria
Primera escritora en formar parte de los ''40 inmortales''
de la Academia Francesa
DPA
Paris, 6 de junio. La escritora franco-estadunidense
Marguerite Yourcenar gustaba de esconderse tras sus reflexiones. Las revelaciones
y momentos de exposición personal aparecen sólo muy de vez
en cuando en sus numerosos ensayos y novelas.
Por ejemplo en su discurso de 1980, cuando se convirtió
en la primera mujer en formar parte del exclusivo círculo masculino
de los 40 ''inmortales" de la Academia Francesa de París, no incluyó
ninguna referencia personal y sólo habló de la obra de su
antecesor, Roger Caillois.
Traductora
de obras de Virginia Woolf, Thomas Mann y Henry James, Yourcenar cumpliría
este domingo su centenario natal. No sólo su intelecto, sino también
su vida retraída, hicieron de ella una de las celebridades más
misteriosas de la escena literaria.
Muchas cosas personales
En su biografía sobre Marguerite Yourcenar, Josyane
Savigneau reveló parte de la personalidad de la autora de El
alquimista, quien siempre trató de mantener la distancia con
su propia persona en sus libros.
''El público que busca rasgos personales en la
obra de una escritora es un público que no entiende de lectura",
escribió alguna vez.
Sin embargo, quien lee detenidamente los escritos de Yourcenar,
considerados serios y difíciles, descubre muchas cosas personales.
En el centro de sus novelas, ensayos y poesías se encuentran el
amor, la muerte, la búsqueda espiritual y la sexualidad. En muchas
de sus novelas hay nombres homo o bisexuales. ''Ella soñaba con
ser la amante de hombres que amaran a hombres", afirmó una vez Bernard
Grasset.
Esa obsesión aparece especialmente en un ensayo
sobre Kavafis de 1953. Describe cómo el poeta griego se dedica en
su vejez al hedonismo de la antigüedad y ''expresa sus obsesiones
más personales".
En su ensayo sobre Mishima, de 1982, aparece la fascinación
de Yourcenar por las relaciones homosexuales, pero también su propio
drama amoroso. Es así como escribe sobre Oscar Wilde que, al viajar
a Capri, ya ''ningún Dios joven descendido del Olimpo" le enciende
los cigarrillos.
Y cuando habla de ''injurias y risas burlonas, el crujido
de cuentas de hotel y cartas de extorsión", muchos conocidos creyeron
reconocer en ello su propia historia de amor y erotismo con el joven Jerry
Wilson, que convirtió su vida en un infierno.
Yourcenar conoció a Wilson, muchos años
menor que ella y quien murió de sida, tras la muerte de su pareja
y traductora durante muchos años, Grace Frick.
Renovadora de la novela histórica
Marguerite Yourcenar es considerada una renovadora de
la novela histórica francesa. Sus obras, con profundas vetas sicológicas,
están impregnadas por la antigüedad. Una de las más
conocidas es Memorias de Adriano (1951), las memorias imaginarias
del emperador romano. En este libro se trasluce que su desilusión
en cuanto al amor se convirtió en desencanto con la humanidad.
Sin embargo, la escritora se adentró en distintas
épocas históricas. Otras de sus obras, como Opus nigrum
o Como el agua que fluye se desarrollan en los siglos XVI y XVII,
y El denario del sueño, en la Italia de Mussolini.
En 1981, Yourcenar se preguntó en uno de sus ensayos
si el hombre, en lugar de convertirse en el señor de la creación,
no tendría que asumir el ''estatus del protector, del mediador,
del moderador de toda la creación".
Alguna vez escribió: ''El amor es castigo. Somos
castigados por no haber podido quedarnos solos".
Marguerite Yourcenar murió el 17 de diciembre de
1987 a los 84 años en Maine, Estados Unidos.
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