México D.F. Sábado 7 de junio de 2003
El escritor dictó una conferencia sobre
su estructura y posibilidades en la Casa del Poeta
Pacheco: buscar lo maravilloso en lo cotidiano, esencia
del haiku
Las sirenas que se escuchan por la noche definen el
ruido de la época actual, señala
Recibirá el próximo miércoles el
Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde
CARLOS PAUL
Las posibilidades poéticas dependen, entre otros
aspectos, ''del ambiente auditivo en que vivimos. Por ejemplo, la rima
y la métrica, en determinada época, correspondieron a un
mundo en el que el ruido constante era el de los cascos de los caballos
sobre las piedras y las campanadas diarias de las iglesias'', señaló
José Emilio Pacheco.
''Ahora tenemos otro tipo de ruidos y, por tanto, otras
formas poéticas", explicó, antes de iniciar su conferencia
sobre la estructura y las posibilidades del haiku, la noche del jueves
en la Casa del Poeta.
''En
mí han influido mucho los ruidos de la ciudad. Hasta hace algunos
años llegaba a escuchar en mi casa, a las cuatro de la madrugada,
el ferrocarril de Cuernavaca, pero es algo que nunca se volverá
a oír.
''Si me preguntan cuál es el ruido que define esta
época, diría que las sirenas que uno oye por la noche. La
sirena (como concepto) tiene un atractivo, pero también conlleva
un peligro. Las sirenas, se dice, provocaban el naufragio de los navegantes.
Ahora escuchamos el ruido horrible de las torretas de las patrullas o de
las ambulancias toda la noche."
Cultivo de la crónica modernista
Los ruidos o sonidos también influyen en los temas,
abundó José Emilio Pacheco. Uno no se puede escapar. En el
momento en que se escribe sólo se tiene el aquí y el ahora,
si se escribe una novela histórica se hará desde el 5 de
junio de 2003, si es de ciencia ficción será igual.
''Uno no puede romper con eso, aunque cada uno escriba
de diferente manera."
Respecto de la entrega del Premio de Poesía y Ensayo
que le otorgó la Fundación Octavio Paz, expresó que
todavía no conoce la fecha. ''Será en algún momento",
dijo. ''El que ahora voy a recibir es el Premio Iberoamericano de Poesía
Ramón López Velarde, el próximo miércoles en
el Museo Manuel Felguérez, en la ciudad de Zacatecas".
El poeta tiene el plan de proseguir sus trabajos sobre
la crónica modernista.
''Intento conectar la importancia que tiene la crónica
modernista en la formación literaria del siglo XX, que se había
visto como una cosa totalmente al margen de la literatura, pues se dice,
pobres poetas que tuvieron que hacer periodismo, y no, es todo lo contrario."
En su conferencia, el autor de Aproximaciones explicó
que Japón al adoptar y mezclar budismo y confucianismo chino, dio
como resultado el sintoísmo japonés, cuya característica
es el profundo amor por la naturaleza o por todas las cosas que crecen
y fluyen, ''a diferencia de nuestra cultura, que está inspirada
en el odio y en la destrucción de la naturaleza.
''Esa adoración de la belleza, no como algo extraordinario,
sino como algo cotidiano, abundó el poeta -es fundamental para entender
lo que significa el haiku.''
El budismo zen, detalló, ''trata de meditar en
la irrealidad del yo, el cual es causa del deseo, y como sabemos casi todos
quedan insatisfechos.
''Así, meditar es destruir poco a poco el yo y
las ilusiones que engendra; entonces, el haiku se nos presenta como una
forma activa y poética de meditación, por medio de la cual
se alcanza la iluminación que nos lleva al Nirvana, experiencia
mística de la que la poesía puede darnos un vislumbre."
Pacheco, luego de aclarar que en esa forma poética
''no existe rima ni versificación acentuada, a diferencia de lo
que ocurre en español, donde el verso es a la vez rítmico
y acentuado", destacó que el haiku comenzó como un pasatiempo
de sociedad, ''que luego el poeta Busho reconvirtió en poesía
popular".
Una de sus maravillosas características, además
de estar constituido por tres líneas de cinco, siete y cinco sílabas,
''es que no son textos poéticos cerrados, pues el lector puede continuarlos
y dar su propia versión''.
Venir de e ir al silencio
''El haiku -subrayó el laureado escritor-, viene
del silencio y va al silencio. Esa es su profunda significación
filosófica, pero antes de salir y caer en el silencio, va a producir
alguna forma de iluminación, y por triste que sea el tema, ofrece
una sensación positiva, de alegría o de asombro porque estamos
vivos. Es como buscar lo maravilloso en lo cotidiano. Como buscar el alma
y el sentido de las cosas."
Aunque, lo sorprendente en el haiku clásico -señaló
José Emilio Pacheco- es que uno de los temas que no aparece o aparece
muy poco es el amor. Sin embargo, supongo que ahora sí aparecerá
por la occidentalización de Japón.
El autor de El principio del placer luego de exponer
un panorama histórico-social de las relaciones de Japón con
el mundo a finales del siglo XIX y principios del XX, destacó el
trabajo poético que realizaron José Juan Tablada y Octavio
Paz, así como el de los tres poetas clásicos japoneses, Busho
(1644-1694), Buso (1716-1783) e Issa (1762-1826), de quienes, para concluir,
José Emilio Pacheco ofreció varias traducciones de sus poemas.
Haikus
Busho
Bajo el jardín de otoño
en las hojas caídas
un siglo entero yace.
La gota de
rocío lava siempre
la suciedad del mundo.
Cascarón
la cigarra se deshizo
en su canto.
Entre el mar
tempestuoso y la isla inmóvil
avanza el río de estrellas.
Crepúsculo de otoño
el otro mundo
debe de ser como esto.
La soledad:
le queda al árbol
sólo una hoja.
Noche de otoño
en la rama desnuda
reposa el cuerpo.
Ante una tumba pienso
mi grito será un día
como el viento de otoño.
Pulpos en el mercado:
breves sueños
bajo la luna llena.
Bosque desnudo
te vestirá de nuevo
la primavera.
Traducción de José Emilio
Pacheco
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