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México D.F. Sábado 7 de junio de 2003
Gustavo Leal F.*
Más allá de una "esperanza" taquillera
Después de 30 meses de gestión, Ƒqué resultados presenta la Secretaría de Salud del Gobierno del Distrito Federal? En la estricta materia médica de su competencia y responsabilidad, no muchos. Y como la tarea de López Obrador muestra índices de aprobación inusualmente altos, 83 por ciento en mayo, cabría esperar muchísimo más.
Además de los programas taquilleros de gestión social para Adultos Mayores y el Programa de Abasto de Leche -cuya evaluación independiente del GDF aguardamos- es evidente la ausencia de una política de salud "alternativa", propiamente dicha.
Curiosamente, el breve Programa de Salud 2002-2006 resulta bastante parecido, en su estructura, a los mercadotécnicos materiales publicitados por Soberón y Frenk desde la Fundación Mexicana para la Salud. Incluso, como el Programa Nacional de Salud del foxismo, la pieza del GDF también alude a una demagógica "democratización de la salud" (p. 22); a la "calidad" médica como recurso administrativo desvinculado de su fundamento clínico (p. 44) y a los "usuarios", más que a los pacientes (p. 45).
Además de un nuevo hospital general en Iztapalapa (La Jornada, primero de abril) y el Programa de Salud Reproductiva, apenas advertimos pálidos avances en combate a la corrupción, vigilancia epidemiológica, vacunación, cumplimiento de las recomendaciones de la CDHDF, atención de urgencias y abasto. Aunque también se ha propuesto un Modelo de Atención Ampliada a la Salud, una regionalización de los servicios y se han identificado recursos reales y potenciales del sistema metropolitano de salud.
Treinta meses después de su designación, el equipo nombrado por López Obrador más que resultados en la mejora real en la situación de salud de la población a su cargo y, sobre todo, de los pacientes, médicos, enfermeras y profesiones afines que los atienden, sólo comunica algunos diagnósticos.
Es el caso de los informes y declaraciones de la secretaria de Salud. En el más reciente reconoció, por ejemplo, que la oferta de servicios es "insuficiente" para atender la demanda local y regional. Los hospitales capitalinos, dijo, sólo cuentan "con 82 camas hospitalarias y 13 de cuidados intensivos" para proporcionar servicio a cerca de 6.5 millones de personas no aseguradas de la zona conurbada (Reforma, 29 de abril). Frente a este cuadro, sostuvo, el GDF define una mejor cobertura con base en características socioeconómicas: "tenemos un mosaico de necesidades, hay que agrupar para formar una red regional".
La red hospitalaria, agregó, tiene un déficit de aproximadamente 107 médicos especialistas y 300 enfermeras. Hacen falta médicos internistas, urgenciólogos, geriatras y enfermeras especializadas, pero también hay un excedente de 310 médicos generales, 274 odontólogos y 197 trabajadoras sociales. Hay, además, una incorrecta distribución entre categorías de personal y su distribución entre turnos. Sobra personal en el matutino y falta en los nocturnos. El "problema es complejo", pero tratamos de "consensuar estos temas y no violentar los derechos laborales de médicos y enfermeras". Y la falta de médicos también tiene que ver con el ausentismo: actualmente hay hasta "162 comisiones sindicales de personal médico y de enfermeras de los hospitales".
ƑQué políticas precisas médico-clínicas específicas seguirán a estos diagnósticos? No hay duda de que, además de la mejora real en la situación de salud de los ciudadanos metropolitanos y en la atención efectiva y oportuna de los pacientes gracias a la dignificación del trabajo de los médicos, las enfermeras y todos aquellos que los apoyan en su labor, del gobierno de la "esperanza" cabría esperar profundos cambios en la concepción misma de los diagnósticos para el diseño de otras, efectivamente nuevas políticas de salud.
Ello implicaría asumir que mientras el gobierno tradicional ve en la sociedad el objeto de su acción, un gobierno de la "esperanza" puede innovar aprendiendo a tomar decisiones con y en el mismo aprendizaje de la sociedad. Un gobierno moderno parte de que la "verdad" sobre cualquier intervención pública se dispersa en muchos actores, con percepciones y valores diferentes. En hacerlas coincidir reposa el aprendizaje recíproco. Así, el gobierno deja de ser omnipotente y dueño una legitimidad indiscutible. Ahora depende de otros, empezando por la formulación de diagnósticos. Como ya no monopoliza, tampoco quiere imponer arriba-abajo. Consolida la "esperanza", en la misma medida que sus diagnósticos se ajustan mejor a la "realidad".
En materia médica, lo profundo del trabajo del GDF aún no es visible. Preservar lo taquillero es claramente limitado frente a una ciudadanía moderna, "esperanzada" y con capacidad deliberativa. López Obrador también fue elegido para que obre a favor de la atención oportuna y resolutiva de todos aquellos que tocan a la puerta de la red metropolitana de salud buscando alivio frente a sus episodios de enfermedad. ƑPodrá? *Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco
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