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México D.F. Jueves 29 de mayo de 2003
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El valor de la tolerancia en este mundo al revés
EN ESTE mundo al revés, en el que desde las alturas se nos quiere hacer entender que sólo entregándonos a los grandes capitales, foráneos y locales -más los primeros, desde luego-, habrá salvación, ahora se culpa a los maestros de bloquear las calles de la ciudad y se olvida, mañosamente, que en ese conflicto hay injusticias, crímenes, defraudación y otras linduras por el estilo que denunciaron los propios profesores y que provocaron las movilizaciones.
AÑO CON año son las mismas peticiones, los mismos problemas y, claro, el mismo tipo de gobierno que niega una solución a las demandas de quienes ahora son acusados de impedir el libre tránsito de vehículos.
LO UNICO que se les ocurre año tras año, una y otra vez, a los políticos del neoliberalismo, a los comerciantes y sus voceros metidos de locutores es la represión, acabar por la fuerza con quienes piden justicia.
Y ENTONCES los maestros charros demandan a sus enemigos y buscan presionar para que la justicia sea expedita, aunque las demandas de los otros sigan sin solución año tras año.
HOY EN las calles de la ciudad se efectuará otra marcha que, desde luego, causará molestias a miles de manejadores que se verán atrapados en las calles en horas de mayor circulación, y se volverán a escuchar las voces que antes de pedir una solución justa al problema confunden y culpan a los manifestantes, nada más, como si fueran el origen del conflicto.
PERO POCOS son los que presionan para hacer que las autoridades, tan democráticas, traten de evitar, por ejemplo, que la señora Elba Esther Gordillo continúe manejando los destinos del sindicato más grande de Latinoamérica a su antojo y para servir al poder, del color que sea.
ANTES, EN tiempos priístas, los maestros, o buena parte de ellos, pastoreados por la misma señora sirvieron a aquel partido con evidente complicidad. Ahora, con el gobierno en turno, diferente en color pero igual en sabor, el sindicato de maestros subsiste en toda su atrocidad bajo la promesa de seguir siendo fiel y cómplice del poder.
CONTRA ESO y muchas otras injusticias, como los lamentables montos salariales, es que los maestros se manifiestan y, de verdad, qué bueno que sigan en las calles, que griten y desahoguen todas las frustraciones en las calles, aún lo pueden hacer; cortarles por medio de la violencia esta forma de expresión tal vez tendría otras consecuencias.
LAS VOCES de la represión, regularmente irresponsables, porque suponen que será por medio de la fuerza como se deberá aplacar por siempre el grito que exige justicia, no hacen más que llevarnos a todos, los que conducimos y los que se manifiestan, a posturas de odio irreconciliable, y eso cierra las posibilidades de solución.
SERA BUENO que el gobierno de la ciudad, a pesar de Marcelo Ebrard, mantenga la cabeza fría y no se deje llevar por las presiones de la intolerancia. Las calles son de todos, es cierto, de los que manejan y de los que se manifiestan, pero habrá que recordar, siempre, que la razón está de un solo lado.
MIENTRAS LA paciencia será, sin duda, un signo de solidaridad con quienes no obtienen soluciones a los reclamos de año tras año.
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