México D.F. Miércoles 28 de mayo de 2003
ENTREVISTA /JOSEBA
AGUDO M., ABOGADO DE PRESOS POLITICOS DEL PAIS VASCO
Uno de cada mil vascos sufre cárcel o exilio
EL USO FRAUDULENTO DE LA LEY PUEDE VOLVERSE CONTRA
CUALQUIERA
El jurista de 28 años considera que hay una
complicidad de tres eslabones con el Partido Popular, lo que pone en entredicho
el estado de derecho: los medios arman campañas de desprestigio,
la policía fabrica pruebas y los jueces Garzón y Del Olmo
las dan por buenas
BLANCHE PETRICH
Para Joseba Agudo M., abogado de presos políticos
del País Vasco, las verdaderas cifras de la democracia en el Estado
español no son las de los resultados de las elecciones recientes,
sino otras: 530 presos políticos en España y 130 en Francia,
más una docena en prisiones de Canadá, México, Gran
Bretaña, Holanda y Alemania; cerca de 2 mil exiliados en decenas
de países. De estos detenidos, cerca de 250 son ciudadanos que no
militan en organización armada alguna: son periodistas, abogados,
políticos y servidores públicos criminalizados por su labor
en las líneas de la autodeterminación, simples activistas
de la causa independentista.
Otro dato que, opina Agudo, pone en entredicho el estado
de derecho en la nación ibérica: en los reportes recientes
del Alto Comisionado contra la Tortura, el relativo a España fue
el más voluminoso, por encima de los de Zimbabue y Argelia.
"Lo que se traduce en que uno de cada mil vascos sufre
cárcel o exilio; miles de familias viven afectadas directa o indirectamente
por la represión del Estado español contra el movimiento
por la autodeterminación de Euskadi". Todo ello parte de un proceso
que arrancó "de poco a más" en 1997, cuando la justicia empezó
a meter presos a activistas del movimiento independentista acusados, con
frecuencia sin fundamento jurídico, de presunta "pertenencia" o
"apología" a banda armada, es decir, a ETA. En consecuencia, son
cientos los ciudadanos que entran y salen de las cárceles y que,
en virtud de las leyes antiterroristas, pueden ser incomunicados -con riesgo
de ser torturados- cinco días.
De ese año a la fecha han desaparecido organizaciones
de defensores de derechos humanos, como Askatasuna y Gestoras por Amnistía;
de familiares de presos, como Senideak, y periódicos como Egin
y posteriormente Egunkaria.
"En el ideario colectivo de nuestra sociedad -señala
Agudo en entrevista- hay un antes y un después de la proscripción
de Batasuna, un partido político que en su momento más bajo
en la preferencia electoral obtuvo 10 por ciento de votos, pero que en
términos de cargos públicos es la segunda fuerza política
en el País Vasco". Sin embargo, subraya que la represión
a las distintas formas del pensamiento independentista no iniciaron con
la ley de partidos aprobada este año, sino hace cinco, cuando fueron
ilegalizados grupos civiles como la juvenil Segi o Askatasuna. Organizaciones
con más de 20 años de existencia fueron proscritas hasta
llegar al sumario 1898, que culminó con la prohibición del
partido independentista Batasuna.
Para el jurista de 28 años, representativo de
la nueva generación de abogados especializados en hacer frente a
esta ofensiva de la Judicatura española contra el nacionalismo,
hay una complicidad de tres eslabones con el gobierno del Partido Popular
para desaparecer del mapa todas las expresiones de independencia vasca.
"Primero los medios arman campañas de desprestigio,
la policía fabrica cargos a partir de los informes periodísticos
y los jueces Baltasar Garzón y Juan del Olmo simplemente dan como
buenos los informes policiacos, actuando como instrumentos del gobierno.
En esto, el estado derecho en España se parece cada día más
a uno totalitario."
Mordaza a la prensa de Euskadi
El cierre y la criminalización de los periódicos
Egin y Egunkaria son ejemplos de cómo opera este trío
de intereses. El primero fue acusado en 1998 de pertenencia a banda armada.
Fue clausurado y su directiva detenida. Más adelante, los jueces
cambiaron la acusación por "colaboración con banda armada",
cargo que en su momento no habría acreditado la clausura de la publicación.
Los periodistas fueron liberados de manera provisional y todavía
están en espera de juicio.
Hace algunos meses fue clausurado Egunkaria. En
los años 80 surgió como un proyecto que pretendía
llenar un vacío en el periodismo de Euskadi, un diario en lengua
vasca. Con el tiempo llegó a consolidarse como un buen periódico,
con un sólido público. Fue señalado como "cómplice
de ETA" porque en un allanamiento de un local de la organización
armada se encontró una carta, fechada en 1993, en la que un militante
afirmaba seguir con atención lo publicado en dicho diario.
En ambos casos los acusados siguen en espera de un juicio
ante los tribunales. Mientras, los diarios están proscritos y sus
directivos viven con la orden de aprehensión a cuestas.
Similar, continúa el abogado, fue el proceso que
llevó a prisión a una veintena de dirigentes del área
internacional de Batasuna a finales de los años 90 por su presunta
relación con ETA. Dos de los magistrados de la sala cuarta de lo
penal rechazaron sistemáticamente la tesis del juez Garzón
por falta de elementos. Para remover ese obstáculo, los jueces fueron
acusados de prevaricación. Este cargo no se comprobó y fueron
reintegrados pero en salas distintas: la cuarta fue integrada exclusivamente
por gente afín a Garzón.
Esos fueron los pasos previos a la ilegalización
del partido.
Estas medidas, refiere el jurista vasco, han hecho "muy
cuesta arriba" el trabajo de los grupos del llamado "movimiento abertzale",
organizaciones de jóvenes, sindicatos, asociaciones de vivienda,
de educación, de enseñanza de euskera para adultos, de derechos
humanos, de familiares de presos y de atención a las adicciones.
"No estamos dispuestos a perder los espacios que se ganaron con un costo
muy alto en el siglo XX. Pero lo cierto es que las organizaciones proscritas
trabajan con una gran precariedad; ya no vivimos el franquismo, no sabemos
trabajar en la clandestinidad, actuamos dentro de nuestros campos, en el
movimiento independentista vasco, sin escondernos, sin conciencia del delito
que nos imputa el Estado por actuar conforme a nuestra conciencia. No hemos
asimilado que por el hecho de pegar un cartel podamos ser apresados o que
por manifestarnos tengamos que pagar multas altísimas, o enfrentar
juicios como terroristas por defender derechos humanos o laborales de la
gente".
Joseba Agudo critica el nacionalismo vasco conservador,
porque en su oposición a estas políticas de acoso al independentismo,
se ha limitado a protestar retóricamente -incluso el presidente
de la comunidad autonómica vasca, Carlos Ibarretxe, las definió
como "un nuevo GAL (grupo antiterrorista de liberación) mediático"-,
pero en los hechos envía a la policía a reprimir las manfestaciones.
Reclaman coherencia
"Se ha invertido un modus vivendi histórico
que prevaleció entre los vascos y el gobierno central en España,
que viene incluso de antes del franquismo. Decían: 'se acata pero
no se cumple'. Ahora dicen: 'se cumple pero no se acata'. Lo que reclamamos
del gobierno vasco es coherencia. Si realmente se opone a la ilegalización
del movimiento independentista, que no colabore con la represión;
que anule los códigos que le permiten a la policía autonómica
(la ertzaintza) incomunicar a los detenidos sospechosos durante
cinco días, que deje de reprimir la libre manifestación de
ideas. Está en su mano, ¿por qué no lo hace?"
La vuelta de tuerca más reciente del hostigamiento
a los independentistas vascos fue la anulación de las candidaturas
de la formación Autedeterminazionen Bilgunea (Unión por la
Autodeterminación), que costó cerca de 400 cargos de concejales,
que ganaron en los comicios del domingo pero no serán reconocidos.
"Es el mundo al revés -insiste el joven jurista-, se confunde al
oprimido con el opresor. Los que defienden los derechos civiles y políticos
de los vascos son los que no pueden participar en política".
Expresa que la nueva ley de partidos, que este domingo
mutiló los derechos políticos de los vascos independentistas,
es un arma para el futuro. "No será fácil para Batasuna reorganizarse
con otro nombre, como ya lo hizo en el pasado, cuando se transformó
en Herri Batasuna primero y Euskal Herritarrok después. La intención
de la ley es impedir de antemano que exista otro partido político
que defienda el derecho a la autodeterminación".
Y concluye con una advertencia: "Esto debería preocupar
a las otras comunidades autonómicas. El uso fraudulento de la ley
puede volverse contra cualquiera, contra el Partido Comunista Español,
la Izquierda Republicana de Cataluña o cualquier otro que le venga
en gana al poder".
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