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México D.F. Martes 27 de mayo de 2003
Lenta rehabilitación de otros dos murales
del artista emplazados en ese recinto
Obra de Montenegro fue censurada en 1944, en el hoy
Museo de la Luz
Se trata de El árbol de la vida o de la ciencia,
pintado en 1921, que marcó el inicio del muralismo moderno nacional
MERRY MAC MASTERS
En los albores del movimiento nacionalista, en 1921, el
entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos,
estableció la Sala de Discusiones Libres en el antiguo Colegio Máximo
de San Pedro y San Pablo, a la vez que invitó a Roberto Montenegro
Nervo (1881-1968) a pintar un mural en el ábside de la ex iglesia,
acción que marcó el comienzo del muralismo moderno en México.
De hecho, el artista jalisciense concibió toda
la decoración del recinto, incluidos dos grandes vitrales en el
crucero de la nave, las columnas, las jambas, el friso de azulejos y el
escudo. En el ambicioso proyecto también trabajaron Gabriel Fernández
Ledesma, Xavier Guerrero, Jorge Enciso, Nicolás Guerrero, Hermilo
Jiménez, así como un equipo de artesanos.
Con el tiempo y so pretexto de convertir el inmueble en
la Hemeroteca Nacional, en 1944 se realizó una ''seudo" restauración
del mural conocido hoy como El árbol de la vida o de la ciencia,
en el que los personajes pintados por Montenegro fueron ''censurados":
la figura andrógina central fue ''vestida" con una armadura, mientras
que los cuerpos femeninos fueron ''tapados" en la parte superior del torso.
Sin haber sido consultado, y ante el desastroso resultado, Montenegro se
negó a firmar el mural de nuevo, inclusive lo desconoció.
El traslado de la Hemeroteca Nacional al sur de la ciudad
sólo aumentó el abandono del mural. El 18 de noviembre de
1996, el edificio virreinal reabrió sus puertas al público
como Museo de la Luz, localizado en la esquina de El Carmen y San Ildefonso,
Centro Histórico. Con motivo del sexto aniversario del espacio,
fueron entregados los trabajos de restauración del mural a cargo
del Centro Nacional de Conservación y Registro de Patrimonio Artístico
Mueble, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Falta mucho por restaurar
Ahora fue inaugurada la muestra La obra de Roberto
Montenegro en el Museo de la Luz, curada por Esperanza Balderas, investigadora
del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información
del Artes Plásticas, del INBA, y dedicada desde hace años
al estudio del artista. La muestra consta de bocetos del mural y de los
vitrales, La señora de los pericos y El jarabe tapatío,
así como fotografías y demás objetos alusivos.
Después de la ''modificación" de 1944, hubo
cuatro restauraciones más, en las décadas de los ochenta
y noventa. Pintado al temple, se restauró con pintura de aceite,
inclusive esmalte. En su primera versión, anota Balderas, los bocetos
eran totalmente simbolistas. Pero, al terminarse, ''las caras se han convertido
en redondas, grandotas''.
Pilar Contreras, subdirectora del Museo de la Luz, apunta
que el trabajo de restauración no sólo implicó la
obra plástica, sino también la obra civil. Es decir, el muro
que da a la calle de Venezuela refleja mucha de la problemática
manifiesta en el Centro Histórico, dadas las características
del subsuelo, que han implicado el movimiento de los edificios allí
construidos. En términos de obra plástica todavía
hay mucho por hacer, como por ejemplo completar el friso de azulejos, algunas
de cuyas piezas están en poder de Patrimonio Universitario.
Los trabajos se han complicado, dice Boelsterly
MERRY MAC MASTERS
Los
trabajos de restauración de dos murales de Roberto Montenegro avanzan
con lentitud. Se trata de La fiesta de la Santa Cruz (1923-24) y
Reconstrucción (1931), pintados al fresco en el cubo de la
escalera del claustro oriente del antiguo Colegio Máximo de San
Pedro y San Pablo, ahora Centro Nacional de Conservación y Registro
del Patrimonio Artístico Mueble, del INBA.
Hace dos años se dio a conocer (La Jornada,
23/01/01) que el Fondo Mundial de Monumentos había destinado 40
mil dólares para recuperar el conjunto muralístico. Sin embargo,
la realización de los trabajos se ha complicado. Walter Boelsterly,
responsable del Centro Nacional de Conservación, explica: ''Tuvimos
un problema combinado. Primero, el temblor del año pasado causó
una apertura de grietas y un reactivamiento de viejas grietas (en los muros),
así como de una de las grietas de la cúpula, muy agresivo.
Se empezaron a hacer trabajos de restructuración e impermeabilización.
Cuando se tomaron las lecturas de humedad en el muro -ya sabíamos
que venía una humedad bastante importante por capilaridad y por
los mantos acuíferos-, empezamos a tener manifestaciones muy agresivas
de agua.
''Se propuso abrir una pequeña zanja en la base
de los muros para que se colocaran allí los aerodrenes (agujeros
que favorecen la ventilación) de cerámica y de carbón,
para que allí escurriera el agua y ya no subiera al mural. Cuando
empezamos a hacer esto, nos encontramos con un enterramiento, con un piso
original del edificio y con unas cámaras que habían sido
rellenadas. Entonces la obra se ha desviado un poco y debimos dar parte
al Instituto Nacional de Antropología e Historia, que vino y se
llevó las piezas descubiertas. Estamos en la etapa de las zanjas
para poder comenzar a restaurar.
''Ya del mural per se de Montenegro se estraparon
tres fragmentos: el retrato de Eisenstein, el de la maestra rural y otro
espacio más de las construcciones, que se trabajarán aparte.
Los decorados que estaban debajo de las arquerías de la escalera
también se estraparon. Entonces, prácticamente lo que es
el primer nivel se va a estrapar para poderlo independizar de humedad y
del movimiento del inmueble.
''Sí, se puede solucionar el asunto. Pero no podíamos
seguir como se había hecho dando unas pequeñas restauradas.''
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