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México D.F. Martes 27 de mayo de 2003
José Blanco
Madrazo y el IFE
El torpedeo del Partido Revolucionario Institucional en contra del Instituto Federal Electoral y de su presidente José Woldenberg se ha vuelto una constante. A las recientes rinocerónticas embestidas del inefable señor Miguel Angel Yunes, se sumaron este fin de semana, en Campeche, las de Roberto Madrazo, quien dijo que "en política nada es casual" y que cada vez que en el panorama electoral aparecen signos de avance del PRI, Woldenberg tiene siempre una declaración que los afecta, por lo que es claro que está al servicio del PAN y del gobierno.
La especie es tan torpe, tan burda, tan absolutamente inverosímil, que ni Madrazo ni ningún otro miembro de la banda priísta que se hizo de ese "instituto" político y que quiere nuevamente hacerse del poder puede creerlo. Lo que al país entero le consta es que durante casi seis años el país ha contado con una institucionalidad electoral que ha sido eficiente, eficazmente mantenida en sus carriles por una institución que reconocen propios y extraños, dentro y fuera de México.
Durante los últimos tiempos, y sobre todo en estos días, el IFE vive una actividad especialmente intensa vinculada no sólo con el control institucional y el seguimiento de las campañas en curso, sino que lidia al mismo tiempo con controversias y conflictos provenientes de campañas anteriores, como es el caso, entre otros, del de los Amigos de Fox, o con el carnaval de francachelas, estafas, atracos al erario y a los contribuyentes por parte de fraudes políticos como el PSN. Por supuesto, no son pocos los asuntos en curso de panistas, perredistas y priístas.
Pero un partido habituado por toda la vida a la impunidad, como es el caso del PRI, querría que la intensa actividad del IFE se ciñera a los tiempos políticos del PRI. Es lo único que nos faltaba a los ciudadanos: que una institución expresamente creada para vigilar la actividad electoral de los partidos, no cumpliera su cometido. Si el PRI se siente afectado por la diaria actividad del IFE se debe a las fechorías priístas de todos los días, no a la operación cotidiana de una institución que debe cumplir con la obligación de señalarlos, de denunciarlos o de sancionarlos.
La "sabia" máxima de Madrazo, según la cual "en política nada es casual", procede, por supuesto, de la teoría (mafiosa) de la conspiración. Así, a un partido no sólo históricamente habituado a la impunidad, sino también a la conspiración, le resulta natural ver la índole propia en el otro. José Woldenberg, en particular, ha dado pruebas permanentes de apego a la legalidad, con independencia de los tiempos políticos. De otra parte, como para Madrazo "en política nada es casual" es obligado preguntarnos a qué proyecto político obedecen los tan reiterados como irresponsables ataques políticos del PRI a una institución que corresponde vigilar la legalidad de los procesos electorales y que lo ha hecho ejemplarmente.
Es claro -también legítimo- que el "Revolucionario" quiere volver al poder. El poder entero es su objetivo. Vale. Lo ha envalentonado la recuperación priísta que muestran las encuestas, frente a los desencantos de un número creciente de electores que se habían decidido en 2000 por la alternancia. Pero intentar minar, erosionar, destruir si fuera posible, al único garante de la legalidad democrático electoral con que cuenta al país, parece indicar el propósito priísta del volver no sólo por el poder, sino por sus viejos fueros. Y sus viejos fueros fueron el manejo corrupto del poder, la inobservancia de la ley y la impunidad, el carro completo por la vía de la marrullería electoral. No, no todos los priístas son iguales. Pero Madrazo y la banda que lo acompaña sin duda estarían por una vuelta al poder, sin estorbos legales para un ejercicio del gobierno con el estilo en el que se formaron y que es el único que conocen. Uno para el que instituciones como el IFE resulta del todo disfuncional.
El consejero presidente y, en conjunto, los miembros del Consejo General del IFE se hallan en la recta final de su responsabilidad. En octubre próximo cesarán en sus funciones y un nuevo equipo los remplazará. Es perfectamente explicable que, debido a ello, las tensiones políticas internas de ese instituto aumenten, máxime en un contexto de febril actividad. Por todo ello a la sociedad política entera corresponde cuidar más que en ningún otro momento esa institución irremplazable, y prepararse no sólo para extender un amplio reconocimiento al equipo que inauguró tan eficazmente las graves responsabilidades que le correspondían, sino también para integrar un nuevo equipo que esté a la altura del que en octubre despediremos. No será Madrazo quien contribuya a ese cuidado y a ese tránsito necesario.
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