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México D.F. Lunes 19 de mayo de 2003
MEDIO ORIENTE: CIRCULO VICIOSO
La
reunión entre el premier israelí Ariel Sharon y su homólogo
palestino, Abu Mazen, primer encuentro de alto nivel realizado en más
de dos años entre representantes de Israel y de Palestina, se saldó
con un fracaso y una nueva escalada de atrocidades entre los gobernantes
de Tel Aviv y los grupos fundamentalistas palestinos. A los cruentos atentados
terroristas perpetrados en la mañana del domingo, el gobierno de
Sharon replicó con el cierre total de Gaza y Cisjordania y la prohibición
a los habitantes de esas regiones ocupadas de desplazarse incluso entre
localidades palestinas, todo lo cual pone en riesgo los esfuerzos por adoptar
el plan de paz para Medio Oriente conocido como mapa de ruta.
De esta forma, ante los esfuerzos por conducir el conflicto
entre israelíes y palestinos a un cauce de paz y negociación,
la ultraderecha de Tel Aviv y los terroristas del fundamentalismo islámico
refrendan su alianza tácita y su acuerdo de facto para alimentar
el círculo vicioso del odio entre ambos pueblos: mientras más
atentados mortíferos cometan los kamikazes de Hamas y Hezbollah,
mayor será el margen de maniobra de Sharon para ordenar medidas
de represalia colectiva que violan los preceptos universales de derechos
humanos, que atropellan la dignidad y el buen juicio y que ahondan y nutren
los rencores de que se nutren las organizaciones terroristas palestinas
para reclutar nuevos "mártires" quienes, a su vez, serán
enviados a explotar sus cargas de explosivos entre civiles israelíes.
A estas alturas los gobiernos de Estados Unidos, la Unión
Europea y Rusia, así como el Consejo de Seguridad de la ONU, debieran
tener clara la imperiosa necesidad de emprender acciones mucho más
enérgicas que las diplomáticas si es que realmente desean
imponer en Medio Oriente soluciones pacíficas y negociadas. Es preciso
adoptar medidas que corten de tajo el círculo vicioso imperante,
el cual hace que, del lado israelí, el respaldo a los halcones del
grupo de Sharon siga incrementándose con cada nuevo atentado terrorista
y que los actores políticos que proponen soluciones pacíficas
pierdan respaldo entre los votantes; esa misma dinámica perversa
hace que del lado palestino los estamentos seculares y moderados, como
los que representan Abu Mazen y el propio Arafat, continúan perdiendo
terreno frente a los fundamentalismos religiosos y los radicalismos políticos
que pregonan la destrucción del Estado de Israel.
Los polos del poder real de la comunidad internacional
están obligados a intervenir para detener la barbarie y a enviar
a la región una fuerza de interposición que saque a los ocupantes
israelíes de Gaza, Cisjordania y la Jerusalén oriental y
detenga -en forma efectiva y apegada a las normas internacionales de derechos
humanos- la comisión de nuevos atentados terroristas. Parece difícil,
a estas alturas, que el proceso de paz entre ambos pueblos pueda reactivarse
sin partir de acciones como las referidas.
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