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México D.F. Lunes 19 de mayo de 2003

Iván Restrepo

Gobierno al servicio de empresarios

El 27 de enero pasado criticamos en este espacio los permisos que diversas instancias oficiales concedieron para construir un Home Port en el centro de diversiones Xcaret, a 60 kilómetros de Cancún, ya que legalizaba el arribo y permanencia de inmensos barcos convertidos en hoteles flotantes que pueden alojar a miles de personas con todo lo imaginable a su alcance: comida, licores, variada diversión, incluidas tiendas libres de impuestos.

Esos barcos pertenecen a la naviera Carnival, suficientemente criticada y multada en todo el mundo por contaminar los mares con su basura. La naviera se asoció para explotar el Home Port con el poderoso e influyente grupo que explota diversos parques "ecológicos" en Quintana Roo: Xcaret, Xel-Ha, El Garrafón y ahora también El Sumidero, en Chiapas.

La construcción de dicha terminal portuaria despertó enorme oposición de los que se dedican a la actividad turística, así como entre la población, porque quienes visitan el Caribe mexicano en esos hoteles flotantes (cerca de 800 mil al año) virtualmente no consumen nada en tierra firme, no pagan impuestos locales ni propician la creación de empleos en una región que vive mayoritariamente del turismo, y que por este concepto genera más divisas y dispone de la infraestructura hotelera más importante del país. Aun así, su tasa de ocupación no es adecuada, ya que los visitantes no gastan lo suficiente ni llegan en el número requerido y la pobreza distingue a la mayor parte de sus habitantes. Esos problemas se agudizarían con los hoteles flotantes de Carnival, ya que cuentan con más de 100 mil cuartos-cabina, lo que rebasa la capacidad hotelera de Cancún y de la Riviera Maya, República Dominicana y Puerto Rico. A bordo disponen de más de 200 plazas comerciales libres de impuestos y 150 restaurantes. También aumentarían los ya de por sí preocupantes daños ambientales, ya que el arribo de cientos de esos inmensos barcos afectaría aún más al arrecife coralino de la región, el segundo en importancia del mundo.

Pese a todo, los inversionistas lograron que se les concediera la licencia de construcción del Home Port. Pero a cambio el ayuntamiento del municipio de Solidaridad, donde geográficamente se ubica Xcaret, exigió, entre otras cosas, el pago de 30 dólares por pasajero y que los beneficiarios del negocio destinen 2 millones de dólares a obras de infraestructura pública y social en el municipio, que tiene enormes carencias, sobre todo en materia de agua potable y drenaje, especialmente en las colonias donde viven los que trabajan en los hoteles y servicios conexos. La naviera Carnival se negó a aceptar esas condiciones que consideró un insulto, pero los dueños de Xcaret sí las aceptaron. Imaginamos que por un motivo: las autoridades finalmente reducirían notablemente sus exigencias, al punto de dejarlas como mero adorno. Ese era su propósito y para lograrlo contaban con quien siempre los ha apoyado: el gobernador del estado, coronel y licenciado Joaquín Hendricks.

La idea era que en vez de los 30 dólares por pasajero apenas se pagaran 50 centavos de dólar. Sin embargo, el gobernador no los apoyó en este cambio porque habría despertado la inconformidad ciudadana y de los empresarios turísticos quintanorroanses, quienes han visto crecer alarmantemente el poder del grupo Xcaret. Este tronó entonces contra su padrino político y resolvió cancelar el proyecto Home Port. No lo habrá, según dijo su socio mayoritario, Miguel Quintana Pali, mientras prevalezcan en Quintana Roo la ilegalidad, la injusticia y la incertidumbre, así que esperarán mejores tiempos para volver a intentar realizarlo. Para buen entendedor: a que llegue un gobierno a su servicio.

Tiene razón Quintana Pali en sentirse defraudado, pues su grupo ha crecido a la sombra y con la protección del gobierno hasta convertirse en el más influyente de Quintana Roo. Sin límites recibió la protección del anterior gobernador, Mario Villanueva, y también del actual. Igualmente la ha recibido a nivel federal: hay demandas contra las secretarías del Medio Ambiente, de Comunicaciones y Transportes y la Comisión Federal de Competencia porque las autorizaciones que dieron para el Home Port violan diversas normas federales. Las demandas duermen el sueño de los justos.

Lo que acaba de ocurrir revela una vez más las complicidades entre funcionaros, políticos y empresarios, así como la división interna en la iniciativa privada. Es también el aviso de que el grupo Xcaret buscará en dos años más imponer en la gubernatura a un candidato a su gusto. ƑEl partido? Es lo de menos, con dinero baila el perro.

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