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México D.F. Sábado 17 de mayo de 2003
Leonardo García Tsao ENVIADO
Cannes 2003
La mujer en sociedades convulsionadas por la guerra
Cannes. Si bien no he sido de los exegetas habituales
del cine iraní, debo reconocer que la primera carta fuerte de la
competencia en Cannes ha sido Panj é asr (A las cinco
de la tarde), tercer largometraje de Samira Majmalbaf quien, a sus
23 años, es la realizadora más joven en participar en la
sección oficial (su anterior cinta, Pizarrones, también
fue seleccionada hace tres años).
Sobre
una novela de su padre, el también cineasta Mohsen Majmalbaf, la
directora describe la situación actual de Afganistán tras
el derrocamiento del régimen talibán por la invasión
estadunidense. Desde luego, Majmalbaf se centra en cómo las mujeres
afganas pasan por un momento de transición, en el que descubren
la posibilidad de emanciparse, poder estudiar una carrera e inclusive aspirar
a la presidencia del país. Ese descubrimiento es conflictivo, pues
muchos hombres -los viejos, sobre todo--prefieren las viejas costumbres
discriminatorias.
Aunque Panj é asr inicia con un tono discursivo
que expresa en los diálogos la ideología de los principales
personajes, el asunto cobra interés cuando se centra en Noqreh,
una mujer que vive la contradicción en la renuencia de su padre
al cambio. Majmalbaf recurre a la metáfora -un par de zapatos blancos
de tacón- con sutileza y también a la integración
del paisaje como parte esencial del discurso. La mirada final es pesimista.
Al tiempo que los afganos ven morir de inanición a sus seres queridos,
a sus animales de carga, dos helicópteros militares cruzan el cielo,
indiferentes a lo que ocurre allá abajo.
Por su parte, el cineasta francés André
Téchiné narra en Les égarés (Los
extraviados) otra historia de civiles en estado de guerra. Situada
en junio de 1940, durante la invasión nazi, la película describe
cómo una joven madre (Emmanuelle Béart) y sus dos hijos,
que han huido de París, son guiados por un adolescente errante al
refugio temporal de una mansión abandonada en la campiña.
Ahí los cuatro intentan llevar una vida familiar, aunque la tensión
se establece desde el principio entre la madre y el joven. Con su conocida
frialdad para describir situaciones de un contenido potencial dramático,
Téchiné desarrolla una dinámica similar a la de su
anterior Alice et Martín, es decir, una relación de
atracción sexual entre una mujer petulante y un joven antisocial,
que parece más posible en la medida de su aislamiento de la realidad.
Por supuesto, la intrusión de la guerra -y la sociedad- será
inevitable. Filmada con corrección, Les égarés
se deja ver sin mayor entusiasmo.
En
forma similar a lo sucedido con Carlos Saura, el cineasta alemán
Wim Wenders ha descubierto en su gusto por la música un tema para
hacer buenos documentales y distraer su falta de inspiración. En
The soul of a man (El alma de un hombre) rinde homenaje a
tres legendarios bluseros negros: Blind Willie Johnson, Skip James y J.B.
Lenoir. Wenders alterna pietaje documental, logradas recreaciones en blanco
y negro de la carrera de esos músicos e interpretaciones actuales
de talentos tan diversos como Bonnie Raitt, Lou Reed, Nick Cave, Beck y
Los Lobos. El realizador aprovecha además para apuntar qué
tanto la vida de los tres estuvo signada por el racismo y la marginación
social. Ciertamente, el documental resulta imprescindible para el aficionado
al blues. Y nuevamente, un cidí con la banda sonora de una película
de Wenders se vuelve pieza de colección.
El ambiente del festival sigue desangelado a pesar del
buen clima. Vamos a ver si las cosas se animan el fin de semana.
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