.. |
México D.F. Sábado 17 de mayo de 2003
La cinta mexicana se estrenó ayer con
cinco copias; ''es un milagro'', dice el director
Vera es un alucine que no se podría resolver
con un cine normal: Athié
Las películas comerciales no hablan de emociones,
sólo las imitan, afirma el realizador
JUAN JOSE OLIVARES
¿Se ha imaginado el posible viaje que tendrá
cuando muera y su alma trangreda de lo terrenal al inframundo? Pues eso
es lo que vive un anciano de origen maya cerca de su muerte, al encontrarse
con un androide prehispánico, un alushe que le indica su
camino, lo cual sucede en la película Vera, del mexicano
Francisco Athié, que ayer se estrenó en algunas salas comerciales
del DF y que el Instituto Mexicano de Cinematografía coprodujo junto
con Chadwick Films (de Alemania), BByR (Estados Unidos) y Arroba Films
(México).
Pese a lo interesante del tema, la cinta, cuya idea surgió
desde 1986, mucho antes de que Athié rodara Lolo y Fibra
óptica -dos propuestas no menos arriesgadas que la alucinante
Vera-, puede ser de difícil comprensión si es que
uno "no se deja ir en este viaje". Sí, un viaje onírico,
irreal, engendro de la mezcolanza de imágenes vivas y manipulaciones
digitales por computadora, con colores y texturas dignas de algún
trip de LSD o peyote.
"No se trata de decir, ¿lo entenderán?,
más bien es: lo sentirán. Las imágenes que me surgieron
en el alucine no se podían resolver con un cine normal. Y es que
ahora con el cine de Hollywood nos tragamos todos los valores sajones del
miedo a la muerte, en lugar de decir no, de que nos morimos nos morimos",
comenta el director en entrevista.
-¿Se metió algo?
-No.
Una cosa son las experiencias enteogénicas y otra es el trabajo
creativo. Tres años de peyote te mandan al manicomio. Es lo contrario,
tienes que estar consciente, porque de por sí los espacios donde
filmas son intoxicantes. Esto es culpa de los hippies que echaron
a perder la idea de la imagen a través de la imaginación
con el LSD, que en realidad uno con un chamán, en un cenote, con
una cerveza Montejo, llegas más lejos. Entonces, lo que trato de
dar al público es que nuestra propia cosmogonía, nuestras
propias imágenes, tienen una riqueza y un poder que, primero vale
la pena experimentar y, segundo, vale la pena compartir con el resto del
mundo.
Se le cuestiona sobre la viabilidad comercial de su película,
a lo que Athié, quien estudió arte teatral en Londres y fue
alumno del Advanced Computer Center for the Arts and Design, y quien impartió
cátedra en el Centro de Capacitación Cinematográfica
hasta 1991, responde: ''El cine comercial no está hecho para hablar
de emociones, está hecho para imitar emociones. Una cosa es llorar
a media película y luego irte a cenar una hamburguesa, y otra es
acabar una película y no poder cenar por lo que viste. Vera
corresponde a ese segundo ámbito, independientemente de que te guste
o no, porque pareciera que el valor 'me gustó' es el dominante,
cuando el valor dominante debe ser: me hizo reaccionar".
-Si Lolo era arriesgada, Vera es lanzarse
al vacío.
-Uno no puede evitar ser lo que es. Cuando la idea surgió,
era evidente lo que dices de lanzarse al vacío, ni siquiera pensaba
que era una película, pero cuando las imágenes siguieron
conectándose, se volvió inevitable. Hay cosas que uno tiene
que hacer, indepedientemente de tu sentido y de que todo mundo te prevenga
de que te romperás el cráneo. Sí, fue un vuelo, pero
uno que estuvo acompañado de un equipo de trabajo interesado en
hacer la película. Al menos para hacerla había un buen número
de gente a la que le interesaba el tema, las imágenes, las locaciones,
y eso te pone los pies sobre la tierra. No era sólo mi locura sino
que suficientes orates me quisieron acompañar en este viaje. Cuando
vimos la primera proyección otra vez nos dio frío. Conforme
la fuimos exhibiendo al público la cinta se fue domando, al estar
en la pantalla se relajó. A la gente le ha dicho algo que no les
han dicho otras películas.
Dice el realizador, quien ha rodado cortos como El
cantante que quería ser como Janis Joplin y Cutzala Rala,
que en una cinta como Vera "el espectador es el que acompleta la
historia. Las películas no existen sin espectador, y menos una como
ésta. El chiste es hacer películas que el público
complete para que no nada más sea el espejo de ver tu calle o tu
pueblo, sino un trampolín que te libere. No debemos tener miedo
de tirar nuestro rollo en términos de imágenes hacia
nosotros mismos y hacia afuera, con el riesgo de equivocarnos o no".
''Necesitamos estímulos fiscales de industria,
no de artesanía''
Athié opina sobre la situación del cine
nacional: ''Estamos en una encrucijada. Hay una enorme calidad de trabajo;
podría ser equivalente a una época de oro, pero la industria
está muerta, porque los trabajos extraordinarios se hacen como todos
dicen, por artesanía. Por eso hay tanto tiempo desde la concepción
hasta la exhibición. Mientras los artesanos tengan la voluntad de
hacerlo va a ver cine mexicano, pero lo probable es que se cansen, porque
la economía los presionará".
Para Athié, lo que necesita el cine son estímulos
fiscales de industria, no de artesanía. "No requerimos apoyitos,
requerimos un marco fiscal que permita, al que quiera invertir, recuperar
y ganar para que pueda reinvertir. Un contexto que incluya producción,
distribución y exhibición. Eso de que te doy dinero para
producir no sirve de nada si no tengo marco de distribución y exhibición.
No importa que haga 50 cintas al año si no las puedo pasar".
Vera sale con la que pareciera ridícula
cantidad de cinco copias, dos que ahora recorren el país con la
itinerante Muestra Internacional, más cinco que se copiarán
para Alemania, cinco para Estados Unidos y la misma cantidad para Francia,
pero, dice el realizador: "en las condiciones actuales, como se maneja
el cine en México por medio de la distribución de los productos
comerciales, cinco copias de una cinta como ésta es el milagro de
la Virgen de Guadalupe. En términos reales no se debería
exhibir, hay que decirlo".
Vera cuenta con las actuaciones de Marco Antonio
Arzate y Urara Kusanagi; la fotografía es de Ramón Suárez;
los efectos especiales de John Chadwick; la música original de Samuel
Larson y Shyamal Maitra, y el diseño de producción de Theresa
Wachter.
|