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México D.F. Sábado 17 de mayo de 2003
El bosque de la hormiga, título de su segundo libro
Enzia Verduchi decanta la palabra en su intensa poesía
Comparecen temas como el mestizaje y el transtierro
CARLOS PAUL
Laboriosidad y decantación de la palabra, economía y templanza son algunas de las directrices que rigen ''la sucinta, pero intensa obra" de la poeta Enzia Verduchi en su poemario El bosque de la hormiga (Ediciones Sin Nombre), segundo libro que la también editora presenta una década después de la salida del primero, Cartas de usurpación, con el que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta, en 1994.
Aunque nació en Roma, Italia, en 1967, donde vivió hasta los cinco años, Verduchi creció en Campeche. Sobre el título de este su segundo libro comenta: ''Viene de un verso del poeta Eduardo Lizalde, cuyo fragmento es también epígrafe del libro (Que la hormiga no estorbe/ la visión del hormiguero/ ni el hormiguero el bosque de la hormiga), lo que representa para mí la idea del respeto mutuo".
Cada texto una imagen
El bosque de la hormiga se divide en cinco secciones. La primera, ''Palabras para un día de campo", integrada por ocho poemas, tiene que ver ''con la idea del transterrado, más que con la del emigrante; con la etapa y las razones por las cuales nos venimos a vivir a México", explica la autora. La segunda, ''Boleros de ceniza", con tres textos, ''es un poema de corte amoroso". La tercera, ''Itinerario del despistado", integrada por ocho poemas, se vincula ''con una serie de lugares a los cuales e ido o no, sitios que tienen una significación muy especial, tanto histórica como personal".
Luego, en la cuarta parte, ''que es la que más me gusta, 'Palos de ciego'", con nueve poemas, aparecen una serie de personajes. Son el envés de esos personajes. Aquí vemos el caso de Edith Piaf, Robinson Crusoe, el astronauta, y el poema Ciego en plaza de toros es un homenaje a mi abuelo. Es una historia real, pues él era invidente y gustaba de ir a los toros. Me llevaba cuando era pequeña y todavía no hablaba español. Aquello era muy difícil para mí, pues le tenía que narrar -sin saber yo nada de toros-, lo que sucedía en la plaza".
Finalmente, la quinta parte ''El bosque de la hormiga", integrada con seis textos y que da nombre al libro, es un poema ''del dolor, que tiene que ver con los sucesos que acaecieron y percibí alrededor del fallecimiento de mi madre".
Esta poesía -se apunta en la solapa del volumen- ''de una melancólica cotidianidad, hace de cada texto una imagen, un momento de condensación del tiempo y de las sensaciones en el que lo vivido toma forma verbal a la vez que le otorga distancia contemplativa. El poemario nos sugiere, más que la laboriosidad del insecto, la experiencia lúdica de la libertad, la cambiante luz de los claros que entre los árboles se abren".
Economía y templanza
El bosque de la hormiga fue presentado la noche del jueves en la Casa del Poeta, por José María Espinasa, Eduardo Hurtado y Hernán Bravo Varela, quien destacó que la laboriosidad y decantación de la palabra, la economía y templanza son algunas de las ''extremas virtudes" en la obra de Enzia Verduchi, ''en tanto propiciadoras de un fraseo que se caracteriza por la condensación fotográfica".
Hurtado, luego de una sabrosa relación de la gastronomía campechana, destacó que ''en los poemas que conforman este delgado volumen comparecen temas como la genealogía, el mestizaje, la cocina y el transtierro, además, están cifradas algunas de las pasiones de la autora: las culturas, los viajes, el amor filial, la escritura y la soledad. De algún modo este es un libro articulado con poemas de circunstancia".
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