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P O L I T I C A
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México D.F. Sábado 17 de mayo de 2003

Luis González Souza

Ƒ"Pacto migratorio" o pacto de justicia?

Ya estuvo suave. ƑQuién le va a poner un alto a las arbitrariedades del gobierno de Estados Unidos, arbitrariedades ahora acrecentadas tras su pírrica victoria en el golfo Pérsico? Después de esa "victoria", la humanidad enfrenta un dilema tan ineludible como tajante: o abre paso a un orden mundial en verdad nuevo, zapatistamente nuevo, o por el contrario, se deja embarcar en una época tan oscura como bárbara.

No han pasado ni unos meses de que el halconiano gobierno de Bush se llevara entre las patas... perdón, entre las pezuñas, todo el andamiaje jurídico-institucional del mundo moderno, sin excluir la virtual sepultura de la ONU, por encima de la cual pasó de manera descarada y grosera para llevar al punto del absurdo su hipócrita "guerra contra el terrorismo". Si hubiese que resumir en dos palabras la atrocidades de Bush Jr. en Irak, ellas serían: arbitrariedad y barbarie.

La misma arbitrariedad y barbarie rodean, de cabo a rabo, todo el antiquísimo asunto migratorio que protagonizan los trabajadores mexicanos que insisten en cruzar la frontera hacia el "paraíso de las libertades". Y pese a ello, el timorato gobierno de Fox insiste en hacer de la mendicidad de un "pacto migratorio" el santo y seña de su política exterior pretendidamente nueva, proactiva, visionaria y valiente. Ya estuvo suave. Digamos lo que hay que decir, con toda energía y con todas sus letras.

El gobierno de Estados Unidos no le hace al de México ningún favor al encuadrar en un pacto de civilidad la migración laboral de mexicanos a ese país, fenómeno que por lo demás es tan global y natural como inevitable. Sí, en cambio, le ocasiona una grave afrenta al asumir una política migratoria que no atina sino a oscilar entre la xenofobia y el racismo, entre el genocidio silencioso y cobarde y un verdadero migracidio, nuevo crimen que ya alguien debe tipificar. Tal como ocurrió, una vez más, hace unos días con lo que nuestro valiente periódico cabeceó "infierno en Texas" (15 de mayo). Una vez más, créase o no, 18 trabajadores connacionales perdieron la vida a causa de la persecutoria y racista política del Tío Sam. Si no fuera por las razzias criminales y las persecutorias políticas migratorias del gobierno estadunidense no habría polleros, y si los hubiese, éstos no se atreverían a abandonar a su suerte y hasta la asfixia a pollos, es decir, braceros, como los que perecieron hace unos días en Texas, acaso el mayor bastión electoral del migracida Bush Jr. Pese a todo ello, el gobierno de Fox no atina sino a mendigar una y otra vez, con Castañeda y con Derbez, un "pacto migratorio".

En realidad lo que el gobierno mexicano debe exigir, y nunca mendigar, desde hace muchísimo tiempo, desde que México era asfixiado por incontables patrañas priístas, es un pacto de la más elemental civilidad y justicia. Dejémonos de hipocresías y ambigüedades. Si el gobierno de Bush Jr. no puede vivir sin ellas, entonces obliguémoslo a ser menos ambiguo y menos hipócrita. Habrá que decirlo hasta el cansancio: los trabajadores indocumentados de México le reportan a Estados Unidos mucho más beneficios que perjuicios. Y ello es así tanto en el terreno económico (baja inflación, alta productividad, realización de actividades que ni siquiera los negros estadunidenses están dispuestos a realizar) como en el terreno sociocultural (alivio de los déficit demográficos de la potencia vecina; muestreo y contagio de las raíces culturales más profundas de nuestro país, es decir, de las raíces indígenas; hasta la cantidad de beneficios culturales que los mexicanos transmiten y enseñan a los deshumanizados estadunidenses, como bien se muestra hasta en vulgares películas hollywoodenses como la de Un loco e impulsivo amor, por cierto inimaginable sin la actuación estelar de la mexicana Salma Hayek), y aun desfachatados beneficios en el terreno político como los que sistemáticamente obtiene el gobierno estadunidense con sus chocantes y en rigor ya insoportables chantajes migratorios (Operación Bloqueo, Operación Salvaguarda de las Fronteras, y acaso ya pronto, Operación Higiene o Profilaxis Migratoria).

Con mucho, es hora ya de que el "gobierno del cambio" muestre un mínimo de dignidad ante su patrón... perdón, homólogo estadunidense. Dejemos de mendigar y de ensalzar como un acto de gran audacia el "pacto migratorio" que tuvo a mal discernir el seudocanciller Castañeda Jr. En lugar de ello, comencemos a exigir un pacto de civilidad y justicia elemental para los trabajadores migratorios de nuestro país, que en rigor no sólo merecen un pacto así, que comience por reconocer todo lo que han aportado a la economía y a la cultura de Estados Unidos. Mucho más que ese pacto, nuestros vilipendiados braceros merecen muchos, muchísimos monumentos en el país que llevó a la humanidad a decir con todas sus letras: ya basta, ya estuvo suave. Entre los moradores de la dignidad, con la cobarde y artera guerra contra Irak, nos basta y sobra. Uno, dos, tres... mil Chiapas. Ya estuvo.

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