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México D.F. Miércoles 14 de mayo de 2003
¿A QUE VINO BUSH PADRE?
Flaco
favor le hacen a la debida transparencia gubernamental las explicaciones
oficiales sobre la aparatosa visita efectuada ayer por el ex mandatario
estadunidense George Bush al presidente Vicente Fox y sobre la naturaleza
del encuentro y las pláticas entre ambos. El canciller Luis Ernesto
Derbez afirmó que Bush padre no vino en calidad de mensajero de
su vástago, que se trató de una reunión "sólo
de amigos", que el progenitor del actual ocupante de la Casa Blanca llegaba
como "un ciudadano privado" que, "aprovechando la ocasión", solicitó
una reunión con el jefe del Ejecutivo "porque son amigos de tiempo
y simplemente quería intercambiar puntos con nosotros".
Sin embargo, Fox mismo dijo, poco antes de la reunión,
que ésta formaba parte de una tarea "de fortalecimiento de la relación
y de superación del diferendo que tuvimos durante el proceso de
la guerra en Irak"; según el vocero de la Presidencia, Rodolfo Elizondo,
el anfitrión narró a su invitado los esfuerzos del gobierno
mexicano por mejorar la relación bilateral; en la reunión
"sólo de amigos" estuvieron presentes el coordinador de Políticas
Públicas del Ejecutivo Federal, Eduardo Sojo, además del
propio Derbez, quien, al finalizar el encuentro, informó que Bush
padre comunicó en el encuentro el "cariño profundo" entre
George Walker y Vicente Fox y anunció que estos últimos sostendrán
una conversación en el marco de la Cumbre de las Américas,
que se realizará en nuestro país en noviembre próximo.
Varios y muy importantes asuntos de Estado fueron abordados, pues, en ese
encuentro pretendidamente privado y extraoficial.
La ambigüedad y la confusión de las versiones
oficiales podrían ser anecdóticas, de no ser porque la visita
de Bush padre al mandatario mexicano tiene como telones de fondo ineludibles,
por una parte, el marcado deterioro de los vínculos políticos
entre ambos gobiernos, a raíz de la negativa de nuestro país
a respaldar la agresión militar y el avasallamiento de Irak perpetrados
por el actual ocupante de la Casa Blanca y, por la otra, el reciente ensayo
de chantaje contra México realizado por legisladores del vecino
país que pretenden condicionar la negociación de un acuerdo
migratorio bilateral a la privatización -léase la entrega
a las corporaciones de Estados Unidos- de la industria petrolera nacional.
Y no hay que olvidar que, además de la relación filial entre
el visitante y el actual presidente estadunidense, ambos están involucrados
en los negocios del crudo y de las guerras en el golfo Pérsico.
En tales circunstancias, y por más que Bush el
viejo se empeñe en presentarse como un simple ciudadano y en desmarcarse
del gobierno de su hijo, es ofensivo para el sentido común que se
pretenda hacer creer a la opinión pública que la reunión
de ayer en Los Pinos fue "sólo de amigos". Para echar mano del viejo
lugar común, de las explicaciones del canciller y del vocero de
la Presidencia podría inferirse que el encuentro no fue público
ni privado, sino todo lo contrario. Y, lógicamente, ante semejantes
ambigüedades, persiste la duda: ¿a qué vino?
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