México D.F. Miércoles 14 de mayo de 2003
Asegura la Profepa que ya "recuperó" otras tres
Bajo control del hampa, seis zonas forestales
Entre 1993 y 2000 se perdieron 8 millones de hectáreas
ANGELICA ENCISO L.
De las nueve zonas forestales ingobernables que hay en el país se han "recuperado" tres: Santa María Ocotán, Durango; Izta Popo, estado de México, y la serranía del Ajusco, mientras que la situación conflictiva prevalece en Montes Azules, Lancandona y Marqués de Comillas, Chiapas, así como en los Chimalapas, Oaxaca.
De acuerdo con un informe de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en total hay 100 áreas críticas que se caracterizan por la alta incidencia de ilícitos forestales y por deforestación acelerada, pero son nueve donde los problemas son más severos.
Además de las zonas mencionadas están la reserva de la biosfera Mariposa Monarca, Michoacán; sierra Tarahumara, Chihuahua; sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, Guerrero; parque nacional Zoquiapan, sierra de Zempoala y Huitzilac, ubicados en los estados de México y Morelos.
En todas esas áreas hay un "agudo deterioro ambiental" y son ingobernables por el riesgo que representa ejercer los actos de autoridad, debido a la presencia de bandas delictivas asociadas a diferentes tipos de ilícitos, indica la dependencia.
Entre 1993 y 2000 se perdieron en el país alrededor de 8 millones de hectáreas, debido a factores como "la alta marginación social, proliferación de asentamientos humanos aislados, cambios en el uso de suelo para actividades agropecuarias, incendios inducidos, conflictos agrarios por la tenencia de la tierra y transformación irregular de productos forestales".
La Profepa estima que alrededor de 7 millones de metros cúbicos de madera son comercializados de manera ilegal anualmente, lo cual equivale a cerca de 40 por ciento de la producción nacional en el mismo periodo.
En la evaluación sobre la inspección y vigilancia del cumplimiento de la normatividad en el aprovechamiento de recursos naturales, indica que "la escasa o nula capacidad de ahorro y la falta de créditos para los pobladores ha provocado subempleo, rentismo y la explotación del recurso forestal como medio de supervivencia, agudizando la tala ilegal, generando descomposición social y un clima propicio para la proliferación de bandas organizadas dedicadas a diversas actividades delictivas, tales como narcotráfico, secuestro y robo, que están asociadas al saqueo de recursos forestales".
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