.. |
México D.F. Miércoles 14 de mayo de 2003
Carlos Martínez García
De arzobispos, vaciladas y misterios
A los dos les aqueja el síndrome del clericalismo. Buscan por todos los medios a su alcance sujetar a la sociedad diversa y la quieren dócil a los postulados del magisterio eclesiástico. Incursionan reiteradamente en ámbitos políticos y culturales con el fin de acrecentar su influencia en los espacios que verdaderamente son de su interés: espacios del poder político y económico. Entre ellos existe una ruda competencia por alcanzar mejor posicionamiento entre la alta burocracia del Vaticano. Se trata de los arzobispos de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, y primado de México, Norberto Rivera Carrera.
Ambos se encuentran en situaciones de las que les gustaría estar exentos, ya que, eso creen, su alta investidura eclesiástica les da el privilegio de exigir cuentas a todos, pero ellos no tienen por qué rendirlas ante personas o entidad alguna. Por medio de personajes que le son cercanísimos, Sandoval Iñiguez insiste en que el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, perpetrado hace 10 años en el aeropuerto de Guadalajara, fue resultado de una operación de Estado orquestada desde Los Pinos. En esta afirmación insiste el panista Fernando Antonio Guzmán, líder del Congreso de Jalisco e integrante del círculo ideológico del cardenal Iñiguez. El arzobispo de la capital tapatía logró que la Conferencia del Episcopado Mexicano solicitara al Poder Ejecutivo la reapertura del caso y que esté al frente de las investigaciones la subprocuradora María de la Luz Lima Malvido. Está por verse si en la Presidencia de la República aguantan la nueva andanada clerical en la que se nota la mano de Juan Sandoval y sus aliados panistas jaliscienses.
Las pretensiones de ensalzar como mártir a Posadas Ocampo fueron exhibidas sin misericordia por quien era procurador general de la República cuando tuvo lugar el crimen y dirigió las investigaciones del caso: Jorge Carpizo McGregor. El ahora integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM dijo que son vaciladas las supuestas pruebas que señalarían a la eliminación de Juan Jesús Posadas Ocampo como resultado de una compleja y fantástica orquestación a la que se habrían prestado jefes de bandas narcotraficantes. No hace mucho tiempo Carpizo invitó a Sandoval Iñiguez a debatir públicamente el tema, pero el purpurado evadió el reto y prosiguió con su inverosímil hipótesis del martirologio mediante interpósitas personas entre las que tiene gran influencia. Como antes fue exhibido y, en algo que debió ser insoportable para él, objeto de los puntillosos sarcasmos de Carpizo, ahora el cardenal se resguarda y otros diseminan los juicios carentes de pruebas.
El otro arzobispo, Norberto Rivera, mantiene una ardua lucha por deslindarse del escándalo de la venta a una trasnacional de los derechos de comercialización de la virgen de Guadalupe y Juan Diego. Por más piruetas hermenéuticas que hace Rivera Carrera no hay bases para creerle que el contrato por 12.5 millones de dólares con la empresa estadunidense Viotrán solamente se quedó en las puras intenciones, y que además él se mantuvo al margen de las negociaciones encabezadas por el rector de la Basílica de Guadalupe, Diego Monroy. Por expreso señalamiento de los estatutos que rigen a la Basílica, que fueron emitidos por Juan Pablo II en 1998, "el rector del santuario (que es nombrado por el arzobispo primado de México, o sea, Norberto Rivera Carrera) es el sacerdote responsable principal de toda la actividad pastoral y administrativa del santuario, en unión de propósitos con el Arzobispo Metropolitano de México, bajo cuya autoridad él trabaja" (artículo 10) ƑPodría explicarnos el cardenal Rivera cómo alguien tan celoso del principio de autoridad como es él, incurrió en el descuido de ignorar el jugoso contrato que andaba negociando un subalterno? ƑEs posible que en el verticalismo católico algo así pudiera suceder?
A las voces y evidencias que señalan la responsabilidad de Rivera Carrera en el asunto de la comercialización de la imagen guadalupana, se suma Horacio Sentíes Rodríguez, quien durante casi tres décadas ha sido cronista de la Villa de Guadalupe. Por cierto, el estudioso se refirió a la transacción comercial, que Norberto Rivera dice que no se concretó, como una verdadera vacilada si se le compara con los cuantiosos recursos que anualmente se levantan en la Basílica y su nada claro uso por parte de las autoridades eclesiásticas. Para el cronista "el principal misterio de la Basílica de Guadalupe no es la aparición de la Virgen, sino la desaparición del dinero que el pueblo deposita ahí. šEse es el verdadero misterio!" (reportaje de Rodrigo Vera, Proceso, 11/5/03).
Entre vaciladas y misterios andan dos conspicuos integrantes de la cúpula clerical mexicana. Mientras tanto las autoridades encargadas de hacer respetar las leyes correspondientes se muestran complacientes con ellos. Si éste es el veredicto que les interesa a los prelados entonces pueden andar tranquilos. Pero si les despertara alguna inquietud el sentir y pensar del pueblo creyente católico, entonces tal vez no estarían tan vaciladores ni misteriosos.
|