México D.F. Lunes 12 de mayo de 2003
José Cueli
Llegan los isidros
El sábado se inició la feria de San Isidro en Madrid. La feria más importante del mundillo de los toros. Llegarán los isidros a la monumental de las Ventas; los cateros, patetos y ceriles.
Todo alrededor de San Isidro gira con vértigo de colorido en ese laberinto de la plaza que da y quita a los toreros. Ninguna norma, ninguna guía orientan en el "qué de qué" de esa plaza formal y misteriosa a un tiempo.
Tradición de siglos, los madrileños revivirán a San Isidro orando para que reviva su borriquillo -hoy para que reviva la fiesta brava-, y mueran los lobos que la dentellean. Es el poeta genial, Lope de Vega, identificado con Madrid, quien en su romería, que es la del santo patrón -barrio de la morería, portillo de Toledo, ronda de las delicias y altozanos del puente segoviano- dedica poemas sentidos y tersos, el humilde santo, celoso de su mujer.
En una de sus obras La juventud de San Isidro, le canta el día de su boda: "No han de igualar esta fiesta / de la corte; los saraos / toca Gil, retoca, hermano / que hoy ha de haber castañeta / que suena como tableta / de San Lázaro en mano / toca que empieza a romper / en este zapateado / las suelas que en el mercado / puse a los blancos ayer..."
Este año seguirá la tradición de esa feria a la que Lope de Vega le puso poesía, pese a que la ausencia de José Tomás la dejará a la espera del nuevo redentor del ciclo. Esta feria es la oportunidad de los jóvenes matadores -ninguno mexicano- de alzar el vuelo. Por lo demás nuevamente Enrique Ponce dará cátedra de su especialidad, Joselito dejará huellas de lo que fue, Morante quién sabe y El Juli, se la juega en una sola corrida -él solo- a refrendar su posición que va en picada.
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