México D.F. Lunes 12 de mayo de 2003
Todo el sistema penitenciario está descompuesto,
afirma visitador de la CNDH
No hay mejoras en cárceles; autoridades simulan
que cumplen recomendaciones
Las peores condiciones, en penales de Baja California,
Chiapas, Oaxaca y Sonora
VICTOR BALLINAS
En el sistema penitenciario nacional "hay una descomposición
general. Existen muchos funcionarios implicados en corrupción y
no existen esfuerzos conjuntos -Federación, estados y municipios-
para resolver a corto plazo el problema de las cárceles", sostiene
el tercer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH), José Antonio Bernal Guerrero.
En
entrevista con La Jornada, abunda: "en los penales existe una fuerte
recolección de dinero de grupos de internos denominados autogobiernos.
Estos extorsionan a los reclusos y a sus familiares. Les venden supuesta
protección para que no sean molestados o para tener privilegios".
Bernal Guerrero, quien elaboró el diagnóstico
de la situación de los penales en el país en 2003, subraya:
"esto existe porque hay corrupción. Las autoridades están
coludidas y mientras sigan obteniendo esos beneficios es evidente que no
estarán interesadas en acabar con el problema, en poner orden".
Por ello, destaca, "si realmente se quiere acabar con
este tipo de conductas en las cárceles -funcionarios corruptos-
se deben tomar decisiones en niveles superiores de gobierno en los estados:
secretarías de Gobierno, Seguridad Pública y direcciones
de previsión, pues de lo contrario persistirán el tráfico
de drogas, la venta de bebidas alcohólicas, los autogobiernos y
el comercio sexual en las prisiones mexicanas".
En reclusorios de nueve estados, el mayor grado de
descomposición
Los estados en los que las cárceles presentan mayor
grado de descomposición y peores condiciones penitenciarias son:
Baja California, Chiapas, Oaxaca, Sonora, Nayarit, Veracruz, Quintana Roo,
Tabasco -la de Villahermosa- y Guerrero.
Los que tienen los problemas más severos de corrupción
y autogobierno son: Tamaulipas, zona conurbada del estado de México
y Distrito Federal, pero "esta situación no es exclusiva de estas
entidades. Es muy generalizada en todo el país, pero en estos casos
es más grave", apunta el visitador.
Para resolver los problemas se requiere presupuesto. Es
necesario para acciones de salud, mejorar la alimentación y contratar
más personal de seguridad, pero "hay otras cosas que no requieren
presupuesto, sino voluntad. Eso se requiere para acabar con autogobiernos,
privilegios, golpes a los internos y venta de drogas y bebidas alcohólicas".
El funcionario de la CNDH adelanta que este año
se empezó un censo para conocer cuántos niños se encuentran
en las cárceles acompañando a sus madres. Unos porque han
nacido ahí y otros porque las reclusas que cometieron algún
delito no tenían con quien dejarlos. Dicho censo se concluirá
en 2004, una vez que se terminen las visitas a las penitenciarías
de todo el país.
Pero
además de esos niños, explica Bernal Guerrero, en algunos
estados hay penales en los que se encuentra toda la familia acompañando
al padre preso. "Esto es totalmente irregular, pero existe aún en
Oaxaca y en algún otro estado. En Tijuana, Baja California, se tenía
este problema en el Pueblito, pero ya se resolvió. Las madres
y los hijos de los internos fueron sacados de la prisión."
En los penales del país hay violaciones a los derechos
humanos y éstas existen debido a que las autoridades de los reclusorios
están coludidas con los grupos de poder de los penales. "Hemos observado
ahí conductas omisas o permisivas."
Los internos "se han quejado, hay denuncias de que han
sido golpeados. Incluso han tenido que ser hospitalizados. ¿Cómo
puede ocurrir esto? Estos casos suceden por conductas omisas".
Durante los recorridos efectuados por los visitadores
de la CNDH, dice el funcionario, "muchos internos se quejan de haber sido
maltratados. En ocasiones son golpizas graves a cargo de los propios internos
o custodios. Pero esto tiene que ver con los grupos de poder y las conductas
omisivas de las autoridades, pues las permiten".
-Hay 387 recomendaciones. ¿Percibe cambios?
-No los hay. ¿Qué pasa? Debido a corrupción,
negligencia, complicidades e intereses de las autoridades hay simulaciones.
Existen muchas recomendaciones que en los registros de la CNDH aparecen
como cumplidas, pero se refieren a casos concretos y no abarcan la situación
general del penal. Incluso hay casos en los que se corrigió la situación
denunciada por este órgano nacional de defensa de los derechos humanos,
pero reinciden en las irregularidades.
"Hay casos en los que se simula el cumplimiento y no se
corrige nada. Existen otros en los que de plano no se hizo nada de lo que
la CNDH recomendó."
-Continúan las denuncias por revisiones indignas,
pero hay una recomendación sobre el tema. ¿Qué hace
la CNDH?
-En los penales federales, en los que se da con mayor
frecuencia esta situación, ya se adquirieron los equipos de detección
de sustancias prohibidas -drogas- y de todos modos continúan las
revisiones indignas a los familiares de los presos, con lo cual se demuestra
que no ha sido suficiente la adquisición de éstos. Las quejas
persisten.
-¿Se requiere otra recomendación?
-No, se atiende caso por caso, se investiga y se propone
conciliación a la autoridad para corregirla e investigar las responsabilidades
administrativas y penales, pero no sería prudente otra recomendación.
-¿Qué proponen para acabar con los autogobiernos?
-Por principio de cuentas la estructura arquitectónica
de los penales debe ser de separación entre procesados y sentenciados.
La población penitenciaria no puede estar junta, aunque se habla
de que hay separación en los dormitorios. La verdad es que todos
los días conviven en los patios. Se debe pensar en un diseño
arquitectónico adecuado, para que exista una real separación.
Sólo hay dos ejemplos de esfuerzos de la autoridad por mejorar las
condiciones de reclusión: en Aguascalientes y en Nuevo León.
-¿Cómo terminar con la complicidad de funcionarios?
-Se deben tomar decisiones en un nivel alto de gobierno.
En la Secretaría General de Gobierno de los estados, en la Secretaría
de Seguridad Pública y en las direcciones de previsión. Dejar
que lo haga la propia dirección del penal no tiene caso. No lo va
a hacer, por sus intereses.
Las autoridades coludidas, añade el funcionario,
no tienen interés por solucionar el problema. "¿Quién
introduce las drogas a la cárcel? Pues el personal de seguridad
y los custodios. Y cuando lo hace algún familiar de un preso es
porque hay complicidad de los guardias."
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