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México D.F. Lunes 12 de mayo de 2003
Iván Restrepo
Sin política de Estado ante el cambio climático
Hace justo 14 años el doctor Jáuregui y otros investigadores del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México advertían el aumento de temperatura en México y llamaban la atención sobre la necesidad de tomar medidas para evitar los daños que ocasionaría. Mencionaban, por ejemplo, el aumento observado en unos cuantos años en los valles de Hermosillo, Puebla y el Distrito Federal, que afectaban la vida de millones de personas, las actividades económicas, el suministro de agua y el medio en general. Si en nuestro país los funcionarios tomaran en cuenta, como sucede en otros, los estudios que realizan los especialistas sobre aspectos de interés general, seguramente habrían adoptado políticas para atacar en su origen los factores que ocasionan el aumento de la temperatura. No fue así y las consecuencias las tenemos a la vista.
Ahora es el director del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la misma universidad, Carlos Gay, quien insiste en la urgencia de un programa de alcance nacional sobre el cambio climático que, entre otras cosas, estudie las causas y efectos del calentamiento global, que inevitablemente incidirá en la temperatura.
Por enésima vez el reconocido especialista insiste en los problemas que esos fenómenos ocasionan en la disponibilidad y uso del agua, la agricultura, la generación y consumo de energía, el turismo y la salud pública. Aunque se sabe muy bien que la emisión de gases contaminantes, el uso creciente y desmedido de hidrocarburos, así como la deforestación contribuyen al calentamiento del planeta y al cambio climático, las medidas que nuestras autoridades vienen anunciando desde hace por lo menos 20 años para contrarrestar esos factores y sus efectos no dan los frutos esperados. Es lógico que así sea, pues sigue la deforestación, el mal uso del agua, el derroche energético y el reinado de un modelo de crecimiento contrario a la sustentabilidad.
Otro colaborador de dicho centro, Víctor Magaña, revela que el monto de lo que se dedica a estudiar el cambio climático en México al año apenas asciende a 10 millones de dólares, mismos que provienen mayoritariamente del exterior, mientras los daños ocasionados por El Niño en 1998 sumaron 2 mil millones de dólares. En este año la cifra puede ser muy superior. Mientras, el aparato oficial sigue pensando en términos sexenales, cuando asuntos como los mencionados exigen una política de Estado, de largo plazo y con recursos suficientes para lograr los frutos deseados.
Por ello, el fuego ya acabó con más de 40 mil hectáreas en Chiapas, la mayoría localizadas en la selva Lacandona y en áreas naturales protegidas, como El Triunfo, Montes Azules y El Ocote; en Guerrero las brigadas tratan de sofocar 164 incendios que consumen cada día más árboles en los 76 municipios de la entidad. La mitad de los municipios de Veracruz sufre sequía intensa, en Tabasco y la Huasteca hidalguense se registran temperaturas nunca vistas y en la zona serrana de Sinaloa han muerto más de mil 500 cabezas de ganado por falta de agua. En tanto, el vital recurso es sobreexplotado en La Laguna, la región agropecuaria más importante de Coahuila y Durango. Allí se extrae del acuífero el doble de lo que recibe de recarga. El mal uso, en especial por la ganadería lechera, ya deja sentir sus efectos negativos en las actividades económicas y en la población que habita los nueve municipios que integran esa región. Por su parte, se sigue alentando la ocupación desmedida de las áreas costeras por los asentamientos humanos, la industria y el turismo, tal como sucede en Quintana Roo, Jalisco, Colima, Veracruz, Oaxaca y Tamaulipas. Esto a pesar de que se sabe que el nivel del mar aumentará en unas cuantas décadas, lo suficiente como para afectar notablemente la franja costera y todo lo que allí existe.
Cuando en un mes más las temperaturas disminuyan por efecto de las lluvias, la población y las autoridades tendrán un respiro, pero será apenas eso, porque los problemas se agravarán con el paso del tiempo si no tomamos las medidas para atacarlos. Lo que irá en ascenso será el clima electoral, en el que el gran ausente de la oferta partidista es el medio ambiente.
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