México D.F. Sábado 10 de mayo de 2003
Desmilitarizar la zona, primer paso para superar
la problemática, recomienda
La Lacandonia, herida de muerte: De Vos
Plantea el académico de origen belga el cumplimiento
de los acuerdos de San Andrés
JOSE GALAN
Para los problemas por los que atraviesa la selva Lacandona
-migración, deforestación, pobreza, violencia- no hay más
solución que desmilitarizar la zona, donde cálculos extraoficiales
ubican a más de 40 mil soldados, afirmó el investigador Jan
de Vos, quien insistió en que para lograr un desarrollo social y
económico en tranquilidad se deben cumplir los acuerdos de San Andrés.
Entrevistado
poco antes de presentar Viajes al desierto de la Soledad. Un retrato
hablado de la selva Lacandona, recopilación de textos históricos
desde 1786 a 2001 que corrió a su cargo, el académico de
origen belga, experto en Chiapas, sostuvo que para una población
rural, más que urbana, no es posible llegar a un arreglo social
y económico en tranquilidad bajo ocupación militar.
"La ocupación por el Ejército Mexicano,
iniciada desde enero de 1994 -a raíz del levantamiento zapatista-
se ha ido consolidando con los años, y no da señales de terminar
pronto", advirtió. "La ocupación militar es, sin duda, la
peor calamidad de todas las que han caído sobre en suerte a la selva
Lacandona y a sus habitantes. Es imposible atender problemas como la destrucción
de la naturaleza, el desamparo de las colonias, la polarización
ideológica de la gente y la próxima embestida neoliberal,
mucho menos solucionarlos, con la continua amenaza de las armas encima.
"Finalmente, la penetración empresarial posmoderna
está a punto de empezar, ya que el Plan Puebla-Panamá, lanzado
por el gobierno a principios de 2000, incluye entre sus objetivos el aprovechamiento
de los recursos bióticos de la selva con las tecnologías
más avanzadas del momento."
Tan grave es el proceso de deforestación que "ahora
ya no podemos decir que es selva". El académico predijo que, de
seguir con el actual ritmo de tala, "simplemente será un trozo yermo
de tierra. En los últimos 50 años la selva sufrió
una devastación tan descomunal que para 2050 ya no habrá
bosque tropical en Chiapas al ritmo actual de desmonte".
La única solución, propuso, es dar a los
campesinos la posibilidad de cuidar el bosque, porque "sin ellos no será
posible ningún mecanismo o tratamiento del problema". Ni tampoco
es cuestión, agregó, de declarar áreas como reservas
de la naturaleza, porque legalmente no podrían vivir en ellas comunidades
humanas, sujetas incluso al desalojo en caso de que les tocara la de malas:
que sus tierras fueran declaradas reserva natural".
Por ello, se tiene que buscar una solución en la
que tanto la naturaleza como la gente tengan posibilidades de sobrevivir,
y eso implica, primero, desmilitarizar la zona y, segundo, cumplir a cabalidad
con los acuerdos de San Andrés. "No podemos llegar a una solución
viable con ese enorme Ejército en la zona."
Los problemas de la región lo llevan a reflexionar:
"No cabe duda, pues, que la selva Lacandona está herida de muerte.
Podemos decir que su estado de salud es crítico. Parece que una
intervención quirúrgica es inevitable", y se pregunta: "¿todavía
es posible salvar a la enferma? ¿Aguantaría una intervención
drástica? ¿Quién se atreve a operarla? ¿No
es demasiado tarde ya?"
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