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México D.F. Jueves 8 de mayo de 2003
LIMOSNA DE ESTADO
El
"programa contra el hambre" que dio a conocer ayer el presidente Vicente
Fox, y que fue bautizado con ánimo pretendidamente coloquial y jocoso
Paquete alcance, consistirá en la distribución de
300 millones de pesos entre 300 mil habitantes en forma de apoyos alimentarios
y económicos. En justo rigor aritmético, cada uno de los
beneficiados recibirá mil pesos al año, es decir, dos pesos
con 74 centavos al día o, lo que es lo mismo, un ingreso equivalente
a 6 por ciento del salario mínimo promedio vigente en el país.
Por si este anuncio no hubiese sido suficientemente infortunado
y deplorable, el mandatario comentó que el "programa" referido arrancaría
después de las elecciones federales de julio próximo; el
supuesto propósito de la postergación sería, en la
lógica de la transparencia y de la "caja de cristal", que no fuera
a pensarse que la limosna gubernamental buscaba conseguir para el partido
del Presidente los sufragios de los beneficiados. Pero, si tal fuera la
intención, cabe preguntarse por qué se anuncia la medida
justamente en este momento prelectoral.
De cualquier manera, y para volver al aspecto sustancial,
resulta sorprendente que el jefe de Estado crea que con menos de tres pesos
al día una persona -ya no se diga una familia- podría adquirir
"el sustento básico alimentario" o "redondear" su gasto para tal
efecto.
Por odiosas que resulten las comparaciones, es inevitable
cotejar la "ayuda" prometida por el presidente Fox con el programa de apoyo
a los adultos mayores instrumentado por el jefe del Gobierno capitalino,
Andrés Manuel López Obrador, que consiste, básicamente,
en la entrega de cerca de 22 pesos diarios a la casi totalidad de los ancianos
que se encuentran en situación de pobreza en la ciudad de México.
Si ese apoyo, ocho veces mayor al anunciado por el Ejecutivo federal, resulta
insuficiente para solventar a cabalidad las necesidades alimenticias diarias
de una persona, cabe preguntarse qué efectividad podría tener
el programa Paquete alcance y qué seriedad puede atribuirse,
a partir de su anuncio, al gobierno federal y a sus intenciones de combatir
la pobreza.
Anuncios como el referido, lejos de contribuir a la consolidación
de la confianza en el actual gobierno, minan su imagen, su credibilidad
y su prestigio entre la sociedad. Tal vez los asesores presidenciales y
los integrantes del gabinete que urdieron esa burla ofensiva denominada
Paquete alcance no repararon en el daño político que
causaban a su jefe. En caso contrario sí que habría motivos
para alarmarse.
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