México D.F. Jueves 8 de mayo de 2003
Abren colectiva con obra de 14 talleristas en
la Casa de la Cultura de Azcapotzalco
El Chanate promueve la formación de nuevos grabadores
en Torreón
Esa ciudad tiene demanda cultural pero no oferta, señala
el director del taller
Primero el oficio y luego la inspiración, premisa
del proyecto ideado por Arturo Rivera
JORGE CABALLERO
El Chanate es un taller de grabadores de Coahuila, proyecto
atípico respecto de los demás empeños culturales en
cuanto a la formación de nuevos artistas, que ''surgió por
iniciativa del artista plástico Arturo Rivera, quien propuso a las
personas del Instituto Coahuilense de Cultura crear un taller de grabado
en Torreón", informa el director y artista de este espacio, Miguel
Canseco.
Con parte de la obra que han realizado 14 de sus talleristas,
a un año y medio de ser creado ese taller, se inaugura hoy a las
19 horas la colectiva El Chanate: grabadores de Coahuila, en la
Casa de la Cultura de Azcapotzalco (avenida Azcapotzalco 605, colonia Centro).
Canseco
continúa la explicación de la creación de El Chanate:
''El perfil de la ciudad es interesante, está en pujanza, está
creciendo y hay una gran demanda cultural, pero no existe la oferta; tienen
que traer cosas de fuera. El taller fue fundado con la intención
de que Torreón tenga sus propios artistas y cuenten con un espacio
en el que se puedan desarrollar... una escuela para los jóvenes
de esa ciudad que deseen ser profesionales en las artes visuales".
El artista comenta que la importancia del taller estriba
en que ''es la primera escuela de artes visuales en Torreón. Es
importante que todas las entidades tengan sus propios artistas, por ejemplo
Oaxaca y otros estados tienen una labor cultural y artística importante;
en Torreón no había un esfuerzo serio por canalizar a las
personas con inquietudes artísticas. Este taller se funda en la
idea de que primero es el oficio y luego viene la inspiración, retomando
la idea de los viejos talleres de grabado. El estudiante que entra a El
Chanate no entra siendo artista, la intención es que entre primero
para aprender el oficio perfectamente, que conviva con los demás
grabadores, que comparta información para que así se complemente
su lenguaje visual... fundamentar lo que la persona es, sus estudios que
realice sobre aquello que le interesa y el soporte técnico, para
que al artista la técnica no lo bloquee, sino le sirva como vía
que le permita que sus ideas fluyan".
Concursos en bienales
Después de año y medio de la puesta en marcha
del taller, El Chanate ha recibido a artistas como Carla Rippey, José
Fors y Nunik Sauret, quien se ha convertido en asesora; y actualmente cuenta
con 15.
Prosigue Canseco: ''Tenemos gente que lleva 40 años
en el grabado y principiantes que entraron hace 10 meses. En este lapso
ya hemos participado en bienales en Cuba, España y Estados Unidos,
o sea, hay gente que tocó una lámina de grabado hace un año
y ya concursa en bienales serias. Las diferentes edades de los talleristas
propician un ambiente de mucha comunicación. Se ha creado una especie
de comunidad".
Menciona que ''este taller es la primera piedra de proyectos
más elaborados en Torreón, que obviamente culminarían
en una escuela de artes plásticas en la que no sólo habría
grabado sino pintura, escultura, performance, etcétera".
De la importancia del grabado, Canseco precisó:
''Como se hacen muchas cosas a partir de una lámina y hay muchos
artistas en un taller, entonces se produce gran cantidad de obra que poco
a poco la adquiere la gente de la ciudad, es decir, se va creando un público.
Las personas empiezan comprando un grabado barato y luego comienzan a meterse
en la onda de apreciar las piezas y se atreven a comprar pinturas
o piezas más grandes. Los artistas más chavos del
taller ya tienen un público y venden sus obras. Si bien no es un
mercado a gran escala, como en Monterrey, comienzan ya a perfilarse algunos
nombres en Torreón".
Brincar el ego
-La idea de regresar a los inicios del taller, ¿cómo
surge?
-Cuando se entra a la carrera de artes plásticas
hay tres vertientes: pintura, escultura y grabado; este último es
algo extraordinario, complejo y rico. Arturo Rivera lo planteó muy
bien: ''nadie le enseña a un buen abogado a ser un buen abogado".
En cierta medida todos somos autodidactas, lo que sí hay que hacer
es propiciar un espacio en el que realmente se tenga la posibilidad de
crecer, por eso es un taller a la antigüita, como el de los
expresionistas alemanes o lo que hicieron los de la Gráfica Popular,
pero sin ninguna tendencia ideológica. El propósito es que
entre los integrantes exista un rigor y un espíritu crítico
y, sobre todo, tratar de brincar el ego, quitarse la camisa de artista,
ser un profesional y hacer bien el trabajo.
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