México D.F. Jueves 8 de mayo de 2003
Faltan programas para proteger de emisiones tóxicas a la población y el ambiente
Desdeñan las autoridades el peligro de los contaminantes, lamenta experto
Desconocen responsables sanitarios cómo atender casos de plomo en la sangre, indica
ANGELES CRUZ
La intoxicación por plomo ocasiona una muerte lenta de los seres humanos, afecta su calidad de vida, y aunque podría considerarse que no es una emergencia, sí deben aplicarse acciones específicas para combatirla, afirma Víctor Calderón Salinas, jefe del departamento de Bioquímica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Sin embargo, dice, ni en los casos más graves -ya comprobados-, como la contaminación que genera la compañía metalúrgica Peñoles, en Torreón, Coahuila, se ha logrado instrumentar un programa efectivo que elimine la afectación al ambiente y a los colonos de la zona.
El especialista asegura que a lo largo del tiempo las autoridades han soslayado el problema. Señala que la noticia de la contaminación detectada en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, se suma a la que desde hace varios años padecen los habitantes de la sierra oaxaqueña, e incluso a la de quienes durante años tuvieron o han tenido como vecina a una refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex). En ninguno de los dos últimos casos ha habido una acción de gobierno encaminada a mejorar la salud de la población.
Ayer la Comisión Federal para la Protección de los Riesgos Sanitarios (Cofepris) informó que la próxima semana iniciará una investigación en la colonia Juan Bautista Vega de Felipe Carrillo Puerto y que se le dará al gobierno de Quintana Roo todo el apoyo necesario para identificar y controlar la intoxicación detectada hasta ahora en tres personas.
Víctor Torres, subdirector de Análisis Cuantitativo de la Dirección Ejecutiva de Efectos por Riesgos Poblacionales de la Cofepris, explicó que se aplicará un estudio transversal de muestras sanguíneas y ambientales. Un grupo de expertos visitará el lugar con el fin de empezar a determinar el origen de la presencia del plomo.
Por separado, Calderón Salinas opinó que los niveles del metal detectados en tres personas de Quintana Roo son muy elevados -entre 75 y 87 microgramos por decilitro (mg/dl) de sangre- y corresponden a una exposición industrial o a los trabajadores de fábricas donde se maneja ese tóxico.
Es difícil, dijo, llegar a altos grados de concentración nada más por lo que hay en la naturaleza o por contaminaciones lejanas. Aunque, apuntó, puede ocurrir, como en Oaxaca o los artesanos de Jalisco, quienes desde niños están en contacto con la pintura de cerámica y llegan a los 40 años de edad con cólicos y niveles de plomo en sangre de 80 mg/dl.
En entrevista, comentó que en una región de la sierra oaxaqueña la tierra contiene una cantidad natural de plomo. No obstante, la gente vive ahí, construye sus casas con ese material e incluso elabora sus utensilios con el barro proveniente de ese suelo. Debido a que la absorción por esa vía es mala, los individuos reportan concentraciones de 30 a 40 mg/dl. Aún así, resalta el experto, rebasa lo máximo permitido por la Norma Oficial Mexicana en la materia, la cual establece como límite 25 mg/dl en adultos no expuestos y 10 mg/dl en niños y mujeres embarazadas.
Las autoridades saben que la población de ese lugar está intoxicada. Sin embargo, hasta ahora únicamente grupos de investigación han dado algún seguimiento clínico, pero jamás ha habido una acción de gobierno. Los habitantes de la sierra oaxaqueña padecen cólicos, dolores de cabeza, pero nada que obligue a los funcionarios a determinar una situación de emergencia.
Lo mismo ocurre con las personas que durante años estuvieron o han estado expuestas a las emisiones de humo y gases de las refinerías de Pemex. Mencionó que en todos los casos, la salvedad que ha encontrado el gobierno es que la gente no se muere por esta causa.
En el caso de Quintana Roo destacó la importancia de realizar una investigación exhaustiva que localice la fuente de la contaminación y se atienda a los perjudicados, aunque aquí se plantea otra complicación: la falta de capacidad de las instituciones de Salud del país para enfrentar una situación de este tipo.
Los especialistas se encuentran en algunos hospitales de alta especialidad de la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. En ningún otro lado hay médicos que puedan diagnosticar el mal. Por eso si el paciente llega con dolor abdominal o de cabeza, lo más probable es que le quiten el apéndice o le den una aspirina, señaló.
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