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México D.F. Jueves 8 de mayo de 2003
Ayer se entregó el Premio Nacional de
Periodismo
Critica Scherer la excesiva confianza de Fox en la
tv
Deploran reporteros la censura en el archivo de la nación
MIREYA CUELLAR
Durante
una ceremonia efectuada en las instalaciones de la Universidad Iberoamericana,
el Consejo Ciudadano entregó ayer el Premio Nacional de Periodismo
2002 a Gustavo Castillo, Enrique Méndez y Antonio Helguera, de La
Jornada; Jorge Morales Almada, del periódico Frontera de
Tijuana; Daniel Aguilar, de la agencia Reuters; Juan Carlos Zúñiga,
de El Imparcial, de Hermosillo, y a Juan Veledíaz y Julio
Scherer, del semanario Proceso.
El presidente del consejo y rector de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Juan Ramón de la Fuente, señaló
que la labor de los periodistas mexicanos es cada vez más independiente
y oportuna: "Se ha convertido en el termómetro que una sociedad
democrática requiere; como el fiel de la balanza que permite a todos,
salvo a los que no quieran leer o escuchar, detectar el sentir de la ciudadanía".
Corresponde a la prensa, apuntó, difundir entre
la sociedad el análisis riguroso, amplio y plural del devenir nacional,
así como advertir y señalar los errores y aciertos de las
instituciones públicas y privadas, de quienes las dirigen y tienen
también, en consecuencia, una mayor responsabilidad individual y
social.
Este reconocimiento renovado, como llamó De la
Fuente al premio -que ha dejado de estar auspiciado por el Poder Ejecutivo-,
tiene un "espíritu incluyente, respetuoso, convencidos de la importancia
que tienen para el desarrollo de la nación la pluralidad y la tolerancia".
Sobre este tema, el presidente del jurado del premio, el periodista Raymundo
Rivapalacio, explicó que no hubo la intención de excluir
a los medios electrónicos, y expuso que la naturaleza distinta del
trabajo en prensa y en radio y televisión obliga a plantearse si
no sería necesaria una premiación para cada uno de los campos.
El reportero Juan Carlos Zúñiga habló
en nombre de los premiados. Afirmó que la apertura de los archivos
político-policiacos que se dio recientemente -y que permitió
la realización de trabajos periodísticos como el suyo, sobre
el "fraude patriótico" que se consumó en las elecciones de
Sonora, en 1985- fue un paso importante que se ha visto frenado recientemente,
porque ahora el Archivo General de la Nación restringe el acceso
a los documentos e impone a los consultantes la presencia de "agentes"
que supervisan y en ocasiones niegan los materiales. Así que "el
fantasma de la censura" ronda nuevamente los archivos de la historia reciente
del país.
Castro y Fox, temas de discurso
El jurado entregó un premio especial por trayectoria
a Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso, quien
en 1998 rechazó el galardón que entregaba el gobierno. El
periodista hizo un recuento de la situación internacional, y en
ese contexto dijo que el presidente cubano, Fidel Castro, mantiene levantada
la dignidad soberana, pero también "arroja piedras" sobre su gloria.
"No
podría desconocer -dijo Scherer- que Castro me hizo soñar
y que los sueños, como los amores, tienen vida eterna, a nadie daña
la utopía de una América Latina soberana y dueña de
sus tesoros."
Festejó que el gobierno de Vicente Fox le haya
dado "el tiro de gracia" a ese "espectáculo deprimente" que era
la vieja ceremonia del Día de la Libertad de Prensa, porque se "trataba
de un autohomenaje cínico del poder", pero "nada compensa", dijo,
"el desdén" de Fox por la cultura y la palabra escrita.
"Su diálogo con una mujer campesina, analfabeta,
a la que felicita por su ignorancia, que la aparta de los sinsabores que
traen consigo los periódicos, debería quedar escrito en alguna
plaza pública para vergüenza de todos. Me parece que el Presidente
se excede en su confianza por el embrujo de la televisión (...)
un gobierno que se valora para su imagen es un gobierno frívolo."
La apertura de la ceremonia estuvo a cargo del anfitrión, el rector
de la Universidad Iberoamericana, Enrique González, y la conducción
en manos de la periodista Carmen Aristegui, quien hizo el recuento del
trabajo de Julio Scherer.
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