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México D.F. Jueves 8 de mayo de 2003

Fallidas iniciativas gubernamentales, la causa, dicen expertos del BM, BID y CEPAL

La miseria en Latinoamérica alcanza niveles similares a los de la década perdida

Existe desvinculación entre los esquemas económicos y los programas sociales, advierte la secretaria de Desarrollo Social Ello ha impedido romper con las redes de pobreza, señala

JUAN MANUEL VENEGAS

La información que presentaron ayer representantes del Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sobre los indicadores de la pobreza en Latinoamérica es reveladora de las fallidas iniciativas gubernamentales para atender a su población. Concretamente se advierte que los logros que se festejaron en los primeros cinco años de la década pasada, apenas alcanzaron para dejar los niveles de miseria en tasas similares a las de la llamada década perdida de los 80. Esos logros, por lo demás, se perdieron en el último lustro por la recesión internacional.

Por otra parte, la titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), Josefina Vázquez Mota, advirtió que si las políticas sociales no han podido romper con las ''redes'' de miseria y pobreza, se debe a la desvinculación que existe entre los esquemas económicos y los planes sociales, además de que por muchos años predominó la visión de ''la compensación y lo que es peor, la mera caridad'' en los programas oficiales contra la marginación.

El gobierno de la República inauguró ayer en Los Pinos lo que llamó Conferencia Internacional para Mejores Prácticas de Política Social, que encabezó el presidente Vicente Fox Quesada. Como conferencistas fueron invitados a la inauguración el director ejecutivo de la CEPAL, José Antonio Ocampo; el vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, David de Ferranti, y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, así como Vázquez Mota.

Niveles de vida inaceptables

De Ferranti ofreció los datos más reveladores. De acuerdo con éstos, la proporción de personas en América Latina que vive con niveles de ingreso inaceptables (ubicados en los márgenes de pobreza) disminuyó en los primeros años de la década de los 90, ''pero solamente a los niveles existentes a mediados de la década de los 80, mientras que el número de los que viven en esas condiciones actualmente, y que según nuestras estimaciones llegan a 180 millones de personas en la región, se ha incrementado nuevamente durante los últimos cinco años, debido al descenso del crecimiento regional''.

Explicó que la ''lentitud'' del progreso para reducir la pobreza se debe a dos factores: por un lado, al lento crecimiento económico general, y por el otro a los ''altos niveles de desigualdad, que ha sido un rastro preponderante en la experiencia latinoamericana contemporánea''.

En este aspecto de la desigualdad, ''no se registró progreso durante toda la década de los 90'', apuntó.

Añadió que los altos niveles de desigualdad motivaron el surgimiento de las demandas sociales de inclusión, gobernabilidad y efectiva reducción de la corrupción, que siguen siendo ''un reto especialmente relevante para países o regiones donde la importancia de los grupos indfox_iglesiasígenas es considerable, como Centroamérica, los Andes y México, o bien de los grupos de ascendencia africana, como en Brasil o la costa caribeña de Colombia''.

Deterioro distributivo en los últimos 20 años

Por su parte, el director ejecutivo de la CEPAL, José Antonio Ocampo, advirtió que el punto de partida para mejorar las prácticas de política social ''no puede ser otro que el señalamiento categórico de que los irritantes e incluso crecientes niveles de desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza que caracterizan a América Latina dan origen a niveles de pobreza excesivos para nuestro nivel de desarrollo''.

Para hacerles frente, opinó, se requiere una estrategia integral que combine una política social de corte universal y redes de protección de carácter compensatorio, con una política económica que incorpore explícitamente objetivos sociales en su diseño.

Coincidió con De Ferranti en que la pobreza se incrementó en forma fuerte en América Latina durante la década perdida de los 80, y experimentó una reducción gradual entre 1990 y 1997, ''pero este avance se interrumpió nuevamente durante la media década perdida que se inició con la crisis asiática''.

Más aún, subrayó que los niveles relativos de pobreza del último lustro, en torno a 44 por ciento de la población, ''siguen siendo superiores a los de 1980'', y como el ingreso por habitante ha sido ligeramente superior al de entonces, ''este hecho es un síntoma inequívoco de un deterioro distributivo a lo largo de las últimas dos décadas''.

Sobre su propuesta de incorporar en las políticas económicas los objetivos sociales, Ocampo señaló que cada vez es más evidente que sólo mediante un pacto social basado en una estrategia integral de ese tipo puede consolidarse el propio desarrollo económico.

''El mundo no ha conocido hasta ahora sociedades industrializadas con los niveles de desigualdad de ingresos y segmentación social que caracterizan a la mayoría de nuestros países. En América Latina, la desigualdad social se ha convertido, de hecho, en una verdadera trampa al desarrollo, en la medida en que la marginalización de grupos amplios de la población de los frutos del desarrollo económico reduce la acumulación de capital de las pequeñas empresas y limita la acumulación de capital humano que hoy se reconoce ampliamente como un determinante básico de la productividad.

''En este sentido, la pobreza y la exclusión social son tanto realidades sociales injustas, como un enorme despilfarro de oportunidades económicas'', expuso.

Al respecto, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, refrendó que la situación social de América Latina ''es irritante'', por lo que convocó de manera ''urgente'' a todos los gobiernos, al sector privado y a la sociedad civil a diseñar y emprender acciones que permitan revertir esa ''triste realidad''.

De los datos que ofreció destacó también que si bien hubo una ''suave disminución'' en los años 90, de 1998 a este año ''hemos tenido un recrudecimiento en el número de pobres en las naciones de América Latina''.

Necesario, aprovechar la experiencia de la gente: Vázquez Mota

Por parte del gobierno de México, la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, indicó que las mejores prácticas de política social ''no son necesariamente aquellas que absorben mayores recursos y mucho menos las que pretenden sustituir la participación y la experiencia de la gente y de sus comunidades. Tampoco son aquellas que apuestan sólo a las fuerzas del mercado como el camino más corto para la prosperidad''.

Según dijo, hoy en México ''sabemos que las mejores prácticas de política social tienen que ver con la corresponsabilidad y con enfoques integrales que construyan puertas de salida y no redes que atrapan por generaciones a las familias en situación de pobreza''.

Por ello, dijo, lo que se está haciendo en esta administración es ''cruzar forzosamente las políticas sociales con el mundo de la economía, donde debe reconocerse que lo social ni corre paralelo ni está desvinculado de lo económico''.

Finalmente planteó que las futuras revisiones a los esquemas económicos actuales, reformas hacendarias y el impulso a mejores términos de intercambio comercial ''deben significar algunas de las reformas sociales más urgentes e importantes para muchos de nuestros países. A la mano invisible del mercado debe sumarse hoy la mano visible de un Estado responsable, con principios democráticos motivados por la justicia y no solamente por un sentimiento de compensación o de mera caridad''.

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