México D.F. Miércoles 7 de mayo de 2003
Se desconoce el origen del problema y el número total de personas afectadas
Lenta respuesta oficial ante la contaminación por plomo en QR
Las concentraciones de metal en la sangre triplican niveles considerados "aceptables" Temor entre habitantes por los malestares físicos; no saben si tendrán que ser evacuados
ANGELES CRUZ ENVIADA
Felipe Carrillo Puerto, QR., 6 de mayo. La familia Petlacalco Lehmaann es conocida por su tamaño y solvencia económica. Sus integrantes son de los "ricos" de la zona. Llegaron aquí -al corazón de la zona maya- en busca de aire limpio y tranquilidad. "Me gusta mucho abrir la ventana y respirar fuerte porque pienso que me llena de vida", dice Luz Estela, una de las tres personas en quienes hasta ahora se ha confirmado la intoxicación por plomo en la sangre.
La mujer recuerda que con su marido y nueve hijos prácticamente huyó de la tierra salitrosa de Nezahualcóyotl, estado de México. A principios de los años ochenta "pusimos nuestra casa y sobrevivimos con el trabajo de guía de turistas de mi esposo", recuerda mientras arranca las hierbas de su jardín.
A sus 69 años, Luz Estela se mueve con dificultad a causa del dolor de piernas. "Quién lo creería -dice-, desde hace 15 años tengo diabetes y pensaba que el dolor de cabeza, de pies, de huesos, los mareos y el insomnio eran por el azúcar. Ahora resulta que tengo plomo", comenta con una sonrisa que parece no dar crédito a la noticia que recibió el pasado 20 de marzo.
Felipe Carrillo Puerto está en el centro de Quintana Roo. La superficie de la zona es una planicie formada por rocas calizas y sus elevaciones no sobrepasan los 25 metros sobre el nivel del mar. El clima es cálido subhúmedo y a 28 kilómetros de distancia está la reserva ecológica de Sian Ka'an.
En este ambiente es difícil tratar de ubicar el origen de la contaminación. "Aquí no había más que montes y bosque", señalan los vecinos. Hace poco más de 30 años se construyó la carretera que comunica a esta localidad con Chetumal, al sur, y con Cancún, al norte. Nunca ha existido fábrica o industria alguna que pudiera haber vertido el metal a la tierra, afirman algunos de los habitantes de más antigüedad, incluido Mario Chan Colli, cronista oficial del pueblo.
Sin embargo, existe. Análisis químicos confirmaron la presencia del metal en sangre de tres individuos y en la tierra de los predios que habitan en la colonia Juan Bautista Vega, situada en el extremo sur del municipio y a la orilla de la carretera federal 307 Chetumal-Puerto Juárez (Cancún). Justo enfrente se encuentra un retén militar.
Según las primeras investigaciones de las autoridades de salud locales, la intoxicación podría afectar a cuando menos 25 familias de la colonia. La mayoría vive en palapas, en condiciones de pobreza.
La noticia los toma por sorpresa, igual que al personal de salud y al titular de la jurisdicción sanitaria número 3, Victoriano Guzmán. Francamente desconcertado, menciona que al conocer las complicaciones su-fridas por Marco Antonio León Díez, en noviembre pasado em-pezó la investigación, aunque no ha sido tan expedita como quisieran los afectados. Durante septiembre de 2002 León Díez sufrió un intenso dolor abdominal, complicado con una oclusión intestinal. Los médicos del hospital general de Carrillo Puerto resolvieron este problema y lo dieron de alta, pero como el dolor persistía, el paciente se trasladó al Distrito Federal.
En la ciudad de México visitó a diversos médicos particulares. Uno de ellos detectó la existencia de plomo en su sangre y le recomendó acudir a las instituciones públicas de salud.
Después de varios días llegó al Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI. La doctora Patricia Escalante le prescribió un tratamiento a base de penicilina (D-penicilamina) para eliminar el metal. León Díez permaneció en la ciudad casi dos meses. A su regreso a Carrillo Puerto -en noviembre- notificó a la jurisdicción sanitaria lo que le había ocurrido.
A mediados de diciembre se tomaron las primeras muestras sanguíneas a León Díez y a dos de sus vecinas, las señoras Luz Estela Lehmaann y Lorena Martínez de Petlacalco. También se tomaron porciones de tierra, muestras de agua, frutos y hortalizas. Todo se envió al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (Indre) en el Distrito Federal.
Tres meses después, el 20 de marzo, la jurisdicción recibió los primeros resultados: León Díez reportó 87.25 microgramos de plomo por decilitro de sangre (mg/dl); Luz Estela 76 mg/dl y Lorena Martínez 75.7 mg/dl.
La Norma Oficial Mexicana (NOM) 199-SSA1-2000 sobre los "niveles de plomo en sangre y acciones como criterios para proteger la salud de la población expuesta no ocupacionalmente" señala que el metal no debe rebasar 25 mg/dl en la población general no expuesta. Para niños, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia la cifra debe ser 10mg/dl.
Los análisis ambientales se recibieron el 23 de abril. La tierra del predio de León Díez salió con una concentración de plomo de 50.88 mg por kilogramo (kg) de suelo; mientras la de la familia Petlacalco reportó 47.38 mg/kg. Se descartó la existencia del metal en agua, frutos y hortalizas.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, los valores aceptables en suelo son 400 mg/kg. El Ministerio del Ambiente de Canadá señala que esta cifra debe ubicarse en 140 mg/kg. No obstante, en una investigación reciente sobre los daños ocasionados por la metalúrgica Peñoles en Torreón, Coahuila, se afirma que aun en bajas concentraciones el plomo es dañino para la salud.
Victoriano Guzmán admite que tendrán que realizarse pruebas especializadas para confirmar o rectificar los resultados ambientales y es entonces cuando se complica la situación: el gobierno del estado tendrá que solicitar -se supone que ya lo hizo- apoyo al nivel federal. Es un problema inusitado para cuya atención Quintana Roo carece de experiencia y personal capacitado, dice.
Está comprobado que los trámites en el sistema nacional de salud no se distinguen por su rapidez. Casi cinco meses pasaron antes de obtener los resultados de tres personas. Los colonos de Juan Bautista Vega se preguntan cuánto tiempo pasará para que se conozca el grado de contaminación y el número de afectados.
Respecto al medicamento, resalta que la D-penicilamina pertenece al catálogo del tercer nivel de atención, es decir, no existe en esta entidad. Hasta ahora la jurisdicción sanitaria ha realizado "compras externas" para dotar de las tabletas a las tres personas afectadas, pero "Ƒqué pasará si hay un daño masivo?", se preguntan los colonos.
La familia Petlacalco y las vecinas están preocupadas. La mayoría tiene el sabor a metal en la boca y piensan que diversos malestares presentes desde hace varios años, a los cuales no les habían dado importancia, podrían estar relacionados con el plomo.
De confirmarse la contaminación del suelo los colonos tendrían que evacuar la zona. A decir del presidente municipal, Javier Novelo, el ayuntamiento cuenta con la reserva física y los recursos económicos para reubicar a los afectados y aplicar un programa de vivienda. Sin embargo, para los colonos no es tan sencillo: "aquí tenemos nuestro patrimonio, nuestras casas, Ƒcómo nos vamos a ir?"
Daños a la salud
Cuando es ingerido, inhalado o absorbido por la piel es altamente tóxico. Puede dañar los sistemas endocrino, cardiovascular, respiratorio, inmunológico, neurológico y gastrointestinal. Afecta la piel y los riñones.
Aun en niveles bajos y sin síntomas, afecta a niños y adultos. Interfiere con el de-sarrollo del sistema neurológico y es causa de retardo en el crecimiento.
En situaciones extremas ocasiona convulsiones, co-lapsos e incluso la muerte.
Fuente: Asociaciones Civiles en Defensa del Ambiente y Ciudadanía Lagunera por los Derechos Humanos
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