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México D.F. Miércoles 7 de mayo de 2003
El lunes se alcanzaron 33.5º, temperatura
récord
Sudan capitalinos la gota gorda; ayer, 31.5 grados
Implanta el GDF operativo especial ante la onda
cálida
SUSANA GONZALEZ G.
Cachuchas, sombreros de palma, lentes oscuros, viseras
y una que otra sombrilla sirvieron de paliativo a los capitalinos para
enfrentar la onda cálida que afecta al Distrito Federal. La temperatura
máxima ayer fue de 31. 5 grados centrígrados, dos grados
menos que la registrada el lunes, cuando se alcanzaron 33.5 grados, la
temperatura más alta en un 5 de mayo desde hace más de un
siglo, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El
organismo federal precisó que el calor máximo registrado
en la ciudad de México data del 9 de mayo de 1998, cuando fue de
33.9 grados. Pero para muchos capitalinos que todavía el lunes descansaron
en su casa por el puente vacacional y apenas ayer salieron a la
calle para reanudar sus actividades laborales y escolares, el calor fue
fuera de lo común, a pesar de que al anochecer lloviznó en
varias zonas
de la capital.
El viento ayudó a refrescar el ambiente por momentos
y entró libremente por las ventanas abiertas de taxis, microbuses
y automóviles particulares. Aun así el aire resultaba insuficiente
para choferes y pasajeros del transporte público, por lo que utlizaban
periódicos, volantes que reparten en la calle y hasta abanicos de
plástico y tela con supuestos motivos chinos, ofertados por vendedores
ambulantes en varios cruceros, como el de Insurgentes Sur y Niza, en la
Zona Rosa.
Por la mañana, el secretario de Seguridad Pública,
Marcelo Ebrard, dijo que por instrucciones del jefe de Gobierno, Andrés
Manuel López Obrador, se puso en marcha un operativo especial
de vialidad ante las altas temperaturas y el regreso a clases, para el
cual fueron asignados mil policías adicionales en los 15 puntos
más críticos de las vías primarias del DF, como las
avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes.
Sin embargo, en el cruce de ambas vías hubo policías
de tránsito que prefirieron refugiarse en la sombra proporcionada
por marquesinas o por los árboles de los camellones, a pesar de
contar con módulos de lámina, donados el año pasado
por una compañía refresquera para que no sufrieran las inclemencias
del tiempo.
Lo mismo hicieron sus compañeros de la Policía
Auxiliar y del grupo especial -uniformados con pantalón gris y chaqueta
azul- asignados a la vigilancia del Centro Histórico, quienes en
calles como Madero, 5 de Febrero y 16 de Septiembre buscaban las sombras
de los negocios y hasta las grandes sombrillas multicolores de los vendedores
ambulantes, que aprovecharon para vender aguas frescas y nieve.
En el Metro, donde los vagones volvieron a lucir llenos
en las horas pico luego de cinco días de asueto, oficinistas
vestidos con traje y corbata y damas cuyo maquillaje amenazaba correrse
con el sudor, parecieron ser las principales víctimas del calor,
mientras la mayoría de la gente vestía ropa corta y ligera.
Pero todos, sin importar género, estatus o edad, traían rostro
y cabello humedecidos por el sudor.
El agobio no fue menor para quienes desempeñan
su trabajo a pleno sol, como los barrenderos, jardineros y albañiles
que laboran en la remodelación del Paseo de la Reforma y en la Alameda
Central, pese a estar rodeada de árboles. En este parque, donde
el número de paseantes se ha visto reducido por las obras, los desempleados,
turistas, novios y paseantes que se animaron a cruzar entre el polvo, buscaban
una banca con buena sombra, porque en las fuentes sólo había
tierra. En cambio, fuentes de otros jardines, como el de la Plaza Río
de Janeiro, en la colonia Roma, se veían pletóricas de niños
chapoteando.
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