México D.F. Miércoles 7 de mayo de 2003
El poder de esas compañías amenaza soberanías de varios países, según expertos
Empresas trasnacionales controlan ya 85% del mercado mundial de alimentos
Advierten sobre el aliento mercantil de la promoción de los productos transgénicos
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Empresas trasnacionales, en su mayoría de capital estadunidense, detentan el control de 85 por ciento del mercado mundial de alimentos, en el marco de una "guerra" que se ha desatado a escala internacional por el dominio de la producción y distribución de víveres, cuyos primeros resultados son la pérdida de soberanía de diversas naciones, que dependen de otras para completar sus abastos y la imposición, por parte de las grandes corporaciones, de los productos transgénicos.
El panorama del mercado internacional de alimentos fue dibujado por Nettie Wiebe, de la National Farmers Union de Canadá; Frei Sergio Gorgen, del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, y María José Guazzelli, de Brasil, una de las pioneras en la lucha contra los transgénicos, durante un foro realizado ayer en la Casa Lamm.
David Brooks, corresponsal de La Jornada en Estados Unidos, indicó que en México el resultado más dramático de la crisis del agro es la enorme "exportación" de campesinos hacia Estados Unidos.
Advirtió además sobre el "gran laboratorio experimental que ha representado el libre comercio", el cual presenta enormes desafíos para México, y dijo que la actuación de Estados Unidos en el plano internacional ha dejado "clarito" que cualquier relación económica que establezca una nación con el gobierno de Washington es de subordinación, porque éste no busca equidad, su objetivo es uno solo: "el dominio".
Llamó la atención sobre un tema fundamental, que es la ligazón de las guerras que promueve Estados Unidos con los intereses de las grandes corporaciones empresariales y financieras.
Nettie Wiebe planteó que la guerra por el control de los alimentos a escala mundial ha sido operada por las grandes corporaciones internacionales y en ello han contribuido instituciones como la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuyas reuniones han servido para fijar textos que convienen sólo a las grandes empresas mundiales y no para equilibrar el intercambio en el planeta.
Pero las cosas no marchan bien para esta organización, dijo, puesto que Estados Unidos ha elaborado un texto sobre agricultura que será presentado en la próxima reunión de la OMC, que se llevará a cabo en Cancún, México.
A su vez, Frei Sergio Gorgen, uno de los fundadores y líder del Movimiento de los Sin Tierra, señaló que sólo un puñado de empresas trasnacionales, en su mayoría de Estados Unidos, controlan 85 por ciento de los alimentos del mundo.
Denunció que desafortunadamente está creciendo en forma considerable la agricultura empresarial y la producción de transgénicos, y que esto tiene un alto costo social porque las naciones están perdiendo soberanía alimentaria y porque a los gobiernos no les interesa alimentar a su población, sino responder a los intereses corporativistas.
Ahora, añadió, grandes corporaciones mundiales tienen el poder de la fabricación y distribución de alimentos, y esto se ha convertido en un riesgo económico, pero también político. Asimismo llamó a defender la seguridad alimentaria y todo lo que ello conlleva, como la protección de la biodiversidad, el rechazo a la producción de transgénicos y recuperar el sentido social del abasto.
Otra participante en el foro, María José Guazzelli, promotora de la campaña Por un Brasil libre de transgénicos, denunció el avance, en su país y en el resto del continente, de la producción de soya transgénica y de muchos otros alimentos, impulsada por los grandes capitales -como la empresa Monsanto-. El asunto se torna grave, advirtió, porque no se ha logrado detener este proceso y existe el peligro de que se pierda la información genética de granos. "Las empresas buscan rentabilidad antes que salud, y no se logra un compromiso de ningún gobierno y ninguna institución de no permitir la producción de estos alimentos hasta tener la seguridad de sus consecuencias en el ser humano", indicó.
Los ponentes propusieron como soluciones a esta problemática la lucha social, la resistencia civil y la unificación de organismos en contra del avance de las trasnacionales y sus prácticas depredadoras. Y la principal: utilizar el poder de compra para modificar las tendencias del mercado. Comer alimentos producidos localmente, dijo una de las participantes, que no es otra cosa que apoyar a los productores nacionales y, sobre todo, comer sano, porque en las praácticas que están llevando a cabo para abastecer el mercado internacional "no importa la calidad, sino la venta".
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