México D.F. Martes 6 de mayo de 2003
ITACATE
Cristina Barros y Marco Buenrostro
El Cardenal
PARA EL SEÑOR Jesús Briz, la satisfacción
estaba en que los clientes del local que había fundado con su esposa
dijeran ''qué sabroso, qué bueno estuvo todo". Fue la época
en la que irrumpió en la ciudad la comida rápida mexicana.
Servían tacos de bistec y hamburguesa ranchera; doña Olivia
incluyó enchiladas de mole y el señor Briz creó los
frijoles tarascos con sus costillitas de puerco y el caldo purépecha,
que con su pieza de pollo y sus verduras, era una comida completa.
DE ENTRE LOS muchos hermanos Briz, Tito se comprometió
con la administración y el quehacer en general del negocio; fue
idea suya que se fundara un establecimiento con un concepto diferente,
en el segundo piso de Moneda 2. Así surgió, frente a la fachada
del Sagrario Metropolitano, El Cardenal. Jesús deseaba seguir su
carrera universitaria y aunque terminó sus estudios un día
decidió integrarse. Marcela desde niña mesereaba;
después se interesó por hacer esas tortillas que tanto gustaban
a su padre, sin embargo en la adolescencia se inclinó más
por la escuela; más tarde se incorporó también a la
sociedad formada por sus hermanos.
AL POCO TIEMPO se estableció El Cardenal
en el lugar que hoy ocupa: la calle de Palma. Jesús echó
a andar una sede en San Ildefonso, a espaldas de la antigua preparatoria
de la UNAM; actualmente hay un Cardenal más, en la planta baja del
hotel Sheraton, cerca de la Alameda.
EN 1969, DOÑA Olivia Garizurieta escribía
al presentar el menú: ''... has llegado a esta casa, a esta mesa.
Es tu casa y es tu mesa". El visitante podría encontrar ahí
diversos platillos de la ''comida nacional mexicana" vestidos ''con ropajes
de fiesta". Las considera ''frutos de la cultura y del ingenio de nuestro
pueblo". Ya antes, continúa, ''las habrás visto en moradas
humildes y en casas ricas, en mercados y en plazas con sus vestidos de
trajín y sus ropas de domingo".
EN ESTAS FRASES están contenidos algunos
de los conceptos presentes en el espíritu que desean preservar los
Briz. Así, detrás del espumoso chocolate está el recuerdo
infantil: la tía Esperanza con el jarro y el molinillo, sirviendo
el chocolate caliente y espumoso. El comensal puede saborear la nata, sobre
pan hecho en el restaurante; nata como la que se criaba por las noches
en las ollas de barro con leche recién hervida, puestas sobre tablones
en la cocina de la familia Briz.
Pescado a la talla (Restaurante El Cardenal)
SE LIMPIAN Y desvenan 50 gramos de chile guajillo.
Se sofríe un cuarto de cebolla y dos dientes de ajo; se agregan
los chiles, una ramita de tomillo, una de mejorana y dos hojitas de laurel.
Se incorpora el agua y sal. Se deja hervir y se pasa por un tamiz. Se tallan
con el adobo, tres robalos deshuesados de un kilo; se marinan por diez
minutos. Se colocan sobre las brasas a fuego muy lento. Una vez cocidos,
se sirven acompañados con ensalada de lechuga y jitomate.
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