México D.F. Martes 6 de mayo de 2003
A 50 años de la cacería de brujas revelan interrogatorios a presuntos "espías encubiertos"
No encontró McCarthy una sola prueba contra supuestos comunistas
Esperamos que los excesos del macartismo sirvan de lección a futuras generaciones: legisladores
REUTERS Y AFP
Washington, 5 de mayo. Más de 50 años después de que el senador Joseph McCarthy realizó pesquisas inquisitorias sobre supuestos infiltrados comunistas en las instituciones estadunidenses, las transcripciones de las vistas secretas que practicó fueron publicadas este lunes.
Más de cinco mil páginas no develan pruebas, espías encubiertos o verificación alguna de las teorías de conspiración en las que se apoyó McCarthy para justificar sus acciones durante su carrera política.
"McCarthy tenía trastos viejos y excursiones de pesca", dijo Don Ritchie, el historiador asociado al Senado estadunidense, quien reunió el material.
Agregó que McCarthy y su principal consejero, Roy Cohn, usaron las sesiones a puerta cerrada como si fueran un jurado investigador.
"Todo aquel que se enfrentaba a McCarthy en la sesión privada, y lo hacía con elocuencia, por lo general no era llamado a la sesión pública", destacó Ritchie. "A McCarthy sólo le interesaban las personas a las que podía intimidar públicamente".
Cuando McCarthy le preguntó al compositor Copland si era simpatizante comunista, éste le respondió: "No estoy seguro si puedo entender lo que usted quiere decir por simpatizante".
El poder de McCarthy comenzó a decrecer en 1954, cuando empezó a buscar sospechosos en el ejército. El presidente Dwigth Eisenhower, general retirado del ejército, logró que las audiencias fuesen transmitidas por televisión a fin de que el público pudiese ver las tácticas intimidatorias de McCarthy, relata el historiador David M. Oshinsky, autor de la biografía de McCarthy y catedrático de historia de la Universidad de Texas.
Ni una sola de las personas a las que interrogó McCarthy -durante un periodo al que se le conoce como cacería de brujas- fue a prisión, e incluso aquellos que fueron condenados por desacato ganaron sus apelaciones. Pero sus investigaciones arruinaron vidas, carreras y familias por indicios no probados de inclinaciones hacia el comunismo.
Llamó a declarar ante el Subcomité Permanente del Senado a celebridades como el compositor Aaron Copland o el escritor Dashiell Hammet, pero nutrió sus teorías de conspiración esencialmente con alegatos contra anónimos empleados, ingenieros, sindicalistas y burócratas, muchos de los cuales perdieron sus trabajos.
Entre las personas sometidas a interrogatorios del entonces senador por Wisconsin figuran también el periodista del New York Times James Reston, así como Eslanda Goode Robeson, esposa del actor Paul Robeson, inscritos por McCarthy en la lista negra de acusados de simpatizar con el comunismo.
Las 5 mil páginas de documentos presentadas en cinco volúmenes, sobre los cuales se levantó el secreto este lunes, confirman que McCarthy estaba convencido de que numerosos escritores, periodistas y funcionarios tenían acceso a información altamente confidencial del gobierno.
McCarthy presidió la subcomisión permanente de investigaciones del Senado entre 1953 y 1954, en plena guerra fría con la ex Unión Soviética. Los detractores del senador, quien de 1954 hasta su muerte en 1957 permaneció alejado de la política, se refieren a ese periodo de la historia estadunidense como el "macartismo".
Los senadores Susan Collins, republicana de Maine, y Carl Levin, demócrata de Michigan, revelaron los documentos en la misma sala del Senado en la que Joseph McCarthy organizaba sus audiencias.
"Pertenecen a nuestro pasado nacional y no podemos permitirnos olvidar o dejar que se repita", declararon en un comunicado conjunto.
"Todo lo que esperamos es que los excesos del macartismo sirvan de lección a las futuras generaciones", dijo Collins.
La purga del macartismo fue más larga y profunda que el propio McCarthy. Estas persecuciones, que muchas veces encubrían ataques contra sindicatos o activistas de los derechos civiles, empezaron en los años 30 y se intensificaron en los 40 y durante toda la guerra fría.
Muchas de las vistas más famosas, como la que sometió a examen a los guionistas cinematográficos de la lista negra de Los diez de Hoollywood, tuvieron lugar antes de la entrada en escena de McCarthy.
Las transcripciones de las vistas celebradas en la sala de audiencias del Senado están disponibles en la dirección de Internet siguiente:
http://www.senate.gov/~gov_affairs/psi.htm, y prueban que McCarthy en privado era peor que en público.
Su interrogatorio a un ingeniero llamado Benjamin Zuckerman, que trabajó brevemente para la corporación Signal del ejército de Estados Unidos, fue un buen ejemplo de su particular estilo.
En su testimonio, Zuckerman dijo que en las raras veces en que se encontró con un antiguo compañero de universidad, quien más tarde estuvo envuelto en el escándalo de espionaje de Julius y Ethel Rosenberg, ambos hablaron de mujeres, equipos de alta fidelidad y la mejor manera de cocinar huevos.
McCarthy respondió que era un "maldito ladrón" y "un caso para una institución mental".
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