Afirma que actuó en favor del Estado en la privatización de empresa pública

Berlusconi se defiende en tribunal de cargos de corrupción; fustiga a Prodi

El primer ministro puede resultar convicto, lo que causaría crisis constitucional en Italia

REUTERS Y DPA

Milan, 5 de mayo. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se defendió este lunes de los cargos de corrupción en su contra que podrían costarle el cargo, y fustigó al jefe de la Comisión Europea, Romano Prodi, por su papel en el escándalo por la venta de la sociedad pública de alimentos SME, en 1985.

El multimillonario primer ministro, quien alega ser víctima de una cacería de brujas por razones políticas, declaró a la corte que actuó a favor de los intereses del Estado en la privatización de la SME.

Esa privatización le originó acusaciones de ofrecer sobornos. Es la primera vez que un primer ministro en funciones aparece en el banquillo de los acusados en Italia. Si resulta convicto, el caso podría generar una crisis constitucional en el país, que debe asumir el 1Ɔ de julio la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE) por seis meses.

Berlusconi, junto con otras cuatro personas, está acusado de sobornar a varios jueces para que evitaran que SME fuera vendida a un competidor.

El primer ministro, de centroderecha, niega los cargos. Todo comenzó cuando se gestó el plan para vender SME, empresa manejada por el consorcio estatal IRI, dirigido en ese momento por Prodi, antes de que éste se convirtiera en primer ministro italiano de una coalición de centroizquierda.

Berlusconi dijo en su exposición, que se extendió más de un hora, que Prodi, para vender la empresa estatal, llegó a un acuerdo secreto con un grupo alimentario dirigido por el industrial de tendencia izquierdista Carlo de Benedetti, ignorando a la junta directiva de IRI.

Prodi es ahora presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, y se piensa que está listo para regresar a la arena política italiana, encabezando al grupo de centroizquierda que se opone a Berlusconi. Prodi dijo a periodistas en su ciudad natal, Bolonia, antes de que Berlusconi declarara ante la corte: "No estoy preocupado, no es mi juicio".

El plan original de vender SME a un consorcio encabezado por el grupo alimentario Buitoni, propiedad del industrial De Benedetti, fue desechado por el gobierno en medio de ligeras disputas porque el precio de 230 millones de dólares que se había pactado era demasiado bajo. El empresario fue a las cortes para exigir que se respetara el acuerdo original, pero su apelación fue rechazada por un juez que ahora está acusado de aceptar sobornos para frenar la apelación.

Hablando en una corte colmada de periodistas, fotógrafos y políticos, Berlusconi expresó que el ex primer ministro socialista Bettino Craxi le pidió que hiciera una oferta para comprar SME, buscando evitar "regalarla" al grupo de De Benedetti. "Personalmente me pidió hacer una mayor oferta de la que aparecía en el contrato con De Benedetti."

Agregó que Giuliano Amato, quien después se convirtió en primer ministro de un gobierno de centroizquierda, siguió de cerca la privatización de SME en 1985, y que debía ser llamado a la corte para que brindara su testimonio.

El primer ministro dijo que en la época en que se realizó la venta "circularon rumores sobre los sobornos que fueron pagados a una sección del principal partido gobernante", el Demócrata Cristiano.

Berlusconi y sus socios, incluidos Barilla -la empresa fabricante de pastas más grande del mundo- y Nutella -fabricante de chocolates-, hicieron una oferta mayor por SME. Al final la empresa estatal se dividió en dos unidades y se vendió a un precio más elevado que el ofrecido por De Benedetti.

El grupo CIR de De Benedetti dijo en un comunicado que la compra de SME se pactó a un precio justo, y acusó a Berlusconi de bloquear la operación para perjudicar a CIR.

La fiscalía calificó las declaraciones de Berlusconi de "gol en su propia portería", mientras la defensa del primer ministro solicitó su absolución, y al término de la audiencia algunas personas aplaudieron a Berlusconi, mientras otras lo abuchearon.