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México D.F. Martes 6 de mayo de 2003
Escenarios de la memoria, libro sobre
los 35 jardines que el artista exhibió en Barcelona
Ilusión y sosiego tienen cabida en un jardín,
asume Vicente Rojo
''Quise dar a otros niños la posibilidad de acercarse
a ese mundo vinculado con los sueños''
Las obras, de pequeño formato, fueron realizadas
en gouache con toques de tinta china
MERRY MAC MASTERS
Al observar los 35 ''jardines" de Vicente Rojo, expuestos
en la galería Artur Ramón Art Contemporani, de Barcelona,
hace dos años, hubo quienes preguntaron al pintor, grabador y escultor:
''si pudieran construirse, ¿cuáles serían sus medidas?"
Rojo recordó que los arquitectos, al trazar los
planos, colocan como referencia la figura de un hombre para establecer
la proporción de sus proyectos. En realidad no supo cómo
contestar la pregunta, pero ''pensé para mí que las figuras
que pondría serían las de un niño y una niña.
Y que ese niño, imagino, sería yo mismo. La niña se
llamaría Alba".
Con esa reflexión el artista concluye el texto
que escribió para el libro de reciente aparición Vicente
Rojo. Escenarios de la memoria (Era/El Colegio Nacional, 2002), que
recoge los 35 jardines, de pequeño formato, realizados en gouache
con toques de tinta china, ya que casi la totalidad de la obra se quedó
en Barcelona. Además, se trata de una serie concluida.
Convertirse en niño
La referencia infantil no fue la intención original.
La idea, expresa Rojo, partió de una miniserie anterior llamada
Escenarios juntos al mar, inscrita a su vez en la serie escenarios
abiertos o urbanos: ''También estaba la idea, existente desde que
me interesaron los jardines, en particular, los secretos o cerrados". Por
eso, agrega el entrevistado, se han incluido en la edición, a manera
de epígrafes, un poema de Alvaro Mutis -''referente a un jardín
cerrado, que recordaba de hacía muchos años y que pensé
que en algún momento era un tema que podía trabajar"- y una
''poética imagen" de la fotógrafa Graciela Iturbide, tomada
en 1998 de un jardín ''real" en Oaxaca. También se incluye
el texto Sueño de dos jardines, de Alfonso Alegre Heitzmann,
que acompañó la exposición original.
Sin
embargo, al ver Escenarios de la memoria colgada, a Rojo le pareció
que ''eran ilustraciones para un libro dedicado a niños. Pensé
que valdría la pena presentarlo de alguna manera así. Además,
quería dedicarlo a mis nietos (Diego, Julián, Mara y Nora),
al aprovechar el tema descubierto después, que era muy lúdico".
No es un libro infantil, pero a Rojo le hubiera gustado que fuera, ya que
''como siempre he tenido la relación, sobre todo con mi infancia,
muy persistente, muy permanente. Quise darles a otros niños la posibilidad
de acercarse a ese mundo que, por otra parte, tiene mucho que ver con los
sueños como trato de explicar en el texto".
-¿Dónde se encuentran esos jardines?
-Tal vez suene un poco exagerado o forzado, pero tienen
que ver con un sueño muy inquietante que he tenido con frecuencia
desde que se supone que soy adulto. La única referencia a la niñez
es que, en efecto, en ese sueño me convierto en niño. Además,
muy asustado. Es un sueño perturbador que me crea mucha angustia.
Al mismo tiempo es hermosísimo en lo visual. Creo que los jardines
de la serie tratan de hacerme olvidar ese sueño. Es decir, he puesto
en esos jardines la parte hermosa del sueño, no la angustiosa. Luego,
son sueños en los que no hay personas visibles. Los jardines son
muy transitados, pero las personas no se ven.
-¿Qué lugar han tenido los jardines en su
vida?
-Es el espacio, no sé si llamarlo ideal o una especie,
quizá, de paraíso, sobre todo los cerrados. Los pequeños
significan una reclusión, un espacio para imaginar, para pensar
o para meditar, dentro de lo que soy capaz de hacer, pero sí es
un buen punto de partida para muchas cosas. Por ejemplo, pensar que uno
puede estar en un jardín, en una banca, solo o acompañado,
y hacer esta supuesta reflexión sobre las cosas.
El paso de los personajes
-¿Usted acude a un jardín para pensar?
-Pues, son como jardines ideales, imaginados, y en algunos
casos pueden ser reales. Hasta antes de hacer el libro sí eran espacios
más imaginados que reales. La propia casa de uno puede convertirse
en ese jardín, que no deja de ser interior, esa especie de ilusión
que casi todos los seres humanos llevamos dentro, de tranquilidad, calma,
sosiego. Por lo menos, así es mi caso.
Alguna vez Gabriel García Márquez contó
que trataba de crear a los protagonistas de sus novelas y relatos dándoles
tres vidas: la pública, la privada y la secreta. En el sistema de
trabajo de Rojo -suele pintar hasta 15 cuadros a la vez- de repente ''elementos
previstos para determinada tela, acaban en otra". Rojo interpreta ese intercambio
de formas como ''el paso de los personajes para tomar su propia vida, mientras
el escritor hace su narración".
En la actualidad Vicente Rojo participa, junto con José
Fors, Magali Lara y Gabriel Macotela, en la exposición Monotipo
II, en la galería López Quiroga. También tiene
una muestra individual en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez,
en Zacatecas. Del proyecto escultórico que realiza con Felguérez
y Fernando González Gortázar, para el camellón de
Miguel Angel de Quevedo, la obra ya está lista. Sólo falta
que la delegación Coyoacán realice los trabajos para poder
colocarla.
Los días 14 y 16, a las 12 horas, inaugurará
una exhibición de obra gráfica en las dos sedes de la Escuela
Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM, en el Centro Histórico
y en Xochimilco.
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