Rumores de que menemistas pagarán a provocadores para impugnar los comicios
Indeciso, más de 20 por ciento de los argentinos, que hoy eligen presidente
Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy, entre los favoritos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 26 de abril. A escasas horas de los comicios para elegir presidente y vicepresidente, de un total de 19 candidatos, sólo cuatro o cinco tendrán la oportunidad de llegar a la segunda vuelta del 18 de mayo, según los últimos sondeos, que revelan que más de 20 por ciento de los argentinos sigue indeciso.
Asimismo, aumenta el temor ante crecientes rumores de que tras los comicios el candidato presidencial Carlos Saúl Menem y sus seguidores pagarán a provocadores para que salgan a las calles a protestar por un "fraude electoral", si el ex mandatario no gana, y varias amenazas salieron del entorno menemista en los días pasados.
Los contendientes con probabilidades de llegar a la presidencia proceden de los dos partidos tradicionales -que están en serias crisis-, por un lado Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá y Carlos Menem, del Partido Justicialista (peronista), y por otro Ricardo López Murphy y Elisa Carrió, emergentes de la Unión Cívica Radical.
Se cree que muchos de los votos del radicalismo más conservador irán a las filas de López Murphy, mientras que los progresistas volarán hacia Carrió, quien el año pasado estaba a la cabeza de todas las encuestas, al frente de la centroizquierdista Alternativa para una República de Iguales (ARI).
El sorpresivo ascenso en los sondeos de intención de voto tanto de Menem como de López Murphy ha provocado una ola de sospechas sobre las encuestadoras. Menem es profundamente impopular en buena parte del país, mientras que López Murphy es prácticamente desconocido en provincia. Ambos son los candidatos que el gobierno de Estados Unidos aprobaría, y ambos abanderan como forma de gobierno la represión de la protesta social y mano dura.
Lucha contra el pasado
Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz, se enorgullece de "haber colocado a la provincia entre las mejores administradas del país", y de su pasado como perseguido político y prisionero de la dictadura militar. Es el candidato apoyado por Duhalde. Su compañero de fórmula es Daniel Scioli, actual secretario de Turismo, quien buscará la vicepresidencia.
El candidato opinó: "Yo le llamo el viejo fantasma a Menem. Debe ser muy difícil para gente en el exterior entender cómo este hombre está en la campaña, después de ser protagonista principal de la crisis que ahoga al país. Por eso yo insisto en que en estas elecciones no hay una confrontación entre peronistas, sino entre dos modelos, y por eso llamo a los progresistas a acompañarnos.
"Menem y De la Rúa tuvieron legitimidad, pero no en el ejercicio del poder, porque mintieron para llegar a éste e incumplieron sus promesas. Me sorprende ese pasado que intenta volver; significa el quiebre de valores que creíamos recuperados.
"He escuchado a algunos que dicen 'roban, pero hacen'; otros piensan que el mejor dirigente es el más pícaro. Lo que siento es que si una parte de la sociedad está por esos caminos, es necesaria una recuperación de valores y de la moral". Kirchner señala que hay quien vota por Menem porque es él quien ofrece al electorado las "relaciones carnales" con Estados Unidos. "El quiere un país aliado al poder concentrado y todos sabemos cómo termina eso".
La mayoría de los peronistas que siguen a Kirchner y Rodríguez Saá creen que deben unirse en caso de que en una segunda vuelta compita alguno de ellos con Menem o López Murphy.
Kirchner habla de recuperar el orden de las cosas, que se ha perdido en los regímenes anteriores. "Queremos hacer una administración seria y responsable, y tenemos un plan bien ajustado y trazado con absoluta seriedad. Las fuerzas armadas tendrán el rol que fija la Constitución. Necesitamos jueces que asuman un rol verdadero en la justicia. Tenemos mucho que hacer en esto de la justicia y mucho que limpiar en fuerzas de seguridad", indica.
En cuanto a lo económico, Kirchner afirma: "He hablado de un plan sin déficit fiscal, de mucha inversión pública y privada, aunque no hablo de un estado empresario, hablo de empleo genuino".
El eterno sonriente peronista
Rodríguez Saá gobernó San Luis durante 18 años y es de una familia a la que algunos consideran "los dueños" de esa provincia. Sin embargo, se le reconoce una buena administración, sin deudas, aunque muchos tienen sus propias opiniones de cómo se llegó a esto y también fuertes críticas.
Fue nombrado presidente del país por la Asamblea del Congreso el 24 de diciembre de 2001, en medio de un caos generalizado. Estuvo sólo una semana y sus pares peronistas confabularon para su rápida dimisión, el 31 de diciembre. Rodríguez Saá está seguro de que llega en primera línea y que las encuestas están jugando su propio juego, según explica a La Jornada: "Yo fui 18 años gobernador de San Luis y cumplí mi palabra. Fui presidente, y en esos siete días cumplí con todo lo que dije en el primer mensaje. Pero no me dejaron ir más lejos. No soy el hombre del default, sino que esa era la realidad del momento. Mi presencia no convenía a otros intereses".
Sobre Menem advierte que "el que quiera represión, que vote por él", y añade que lo que está detrás del ex presidente es temible para el país, "son aquellos sectores que han sembrado siempre la discordia.
"A mí me pidieron que reprimiera y otras cosas más. Me lo solicitó el establishment y me negué. Ahora asumo el compromiso de solucionar los problemas de base, y si los piqueteros piden trabajo, hay que darles empleo, más que asistencialismo. Yo no creo en el asistencialismo, porque lo deforma todo. Nosotros planteamos modificar los planes sociales y culturales; serán políticas distintas. Tenemos ante nosotros uno de los países más corruptos del mundo", afirma.
Sostiene que ve a Elisa Carrió como a una "gran fiscal de la República, una persona que puede custodiar valores, pero no veo posible que pueda hacer una transformación en Argentina. En este país hay que estar preparado para luchar contra tantas cosas, y yo sé a lo que nos estamos enfrentando":
Que la esperanza venza el miedo: Lilita
Tras casi un año de aparecer a la cabeza de las encuestas de opinión con el ARI, movimiento que se llevó a todos los defraudados de la alianza, y de intentar que sus denuncias sobre la corrupción menemista fueran consideradas por una justicia ausente, Elisa Carrió afrontó el alejamiento de sus principales aliados del Partido Socialista Democrático, lo que produjo un cisma en el camino hacia la presidencia.
"Me critican a mí algunos medios porque llevo un crucifijo, cuando los otros levan una enorme carga de corrupción y robos. Me parece una de las enormes hipocresías. Yo lo he desafiado todo y sigo adelante", dice Carrió, abogada muy culta que cree que algún día "habrá justicia y festejaré con este pueblo el retorno de la verdad y la memoria".
Estima que ella es la única postulante del "cambio real con capacidad moral e intelectual para convocar a los mejores hombres, los no corruptos, y desafío a que recuperemos la memoria, sin la cual no hay construcción posible del futuro"
Lilita, como le dicen todos familiarmente, advierte que si gana López Murphy los trabajadores deben prepararse para cobrar salarios mínimos por productividad, los empleados públicos serán puestos a disponibilidad y el ajuste retornará con todas sus consecuencias, "al igual que todas las manos duras que creíamos desaparecidas.
"Por eso insisto en la memoria más lejana y más cercana. Si ésta estuviera en todos, no habría retorno posible a la escena de personajes como Menem, y no habría impunidad. Está todo como estaba, la misma Corte que salvó a los criminales y a los corruptos, y tanto sacrificio no ha logrado desplazar estos males. Pero la organización que surgió, ahora o más tarde dirá su palabra".
Sostiene que "le toca a la gente la responsabilidad de ser valiente, de no ensuciarse con su voto, de no volver a quedar atrapada en los miedos y de recuperar su historia, su memoria, la posibilidad de un futuro para sus hijos. "Para que la esperanza venza al miedo, como sucedió en Brasil, hay que entender el voto como una decisión moral", concluye.
La otra contendiente
Por primera vez dos mujeres están en la carrera por la presidencia en Argentina: Carrió y Patricia Walsh, de Izquierda Unida (IU), quien está a la cabeza de los sectores representativos de izquierda que se disputan estos comicios, en los que también está el Partido Obrero (trostkista). Es hija del escritor y periodista Rodolfo Walsh, desaparecido durante la dictadura militar, y proviene del peronismo de base que conforma la IU con el Partido Comunista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores, así como sectores independientes.
"Estoy impresionada en estos días por un reclamo constante de la gente ante la necesidad de que la izquierda se una. Nosotros estamos diciendo que no puede haber capitalismo humano; es siempre salvaje y corrupto. Yo creo que en estas elecciones habrá tercera vuelta. En las encuestas nos borran, nos desconocen, pero nosotros estamos construyendo en este camino una alternativa".
La actual diputada de IU sostiene que el voto en blanco logra solamente mejorar el porcentaje de la primera minoría, y también es muy crítica con el hecho de que el legislador Luis Zamora, de Autodeterminación y Libertad (quien fue visto como una nueva figura emergente por la izquierda), haya llamado a "que se vayan todos" y a votar en blanco, y ahora se presente en las elecciones legislativas de la ciudad de Buenos Aires como candidato a la casa de gobierno.
Para Walsh, este 27 de abril supone un desafío, y "por eso hay que votar en positivo, votar para demostrar que estos comicios no son de la derecha y que existe la esperanza".
Lamenta la izquierda de Argentina: "nos faltó tiempo para organizarnos"
Grupos civiles censuran el regreso de Menem a la escena política
Según analistas, la presencia de 19 candidatos refleja la profunda crisis en diversos sectores
Piqueteros, ahorradores defraudados y asociaciones de trueque vuelven a manifestarse en las calles
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 26 de abril. A unas horas de que abran los colegios electorales, Argentina se apresta a vivir un escenario imprevisible, en agudo contraste con la euforia popular del 19 y el 20 de diciembre de 2001: el pueblazo, como le llamaron, cuyas exigencias de cambio han naufragado, al menos por ahora. Difícil explicar lo que sucedió en aquellos días de diciembre, cuando el presidente Fernando de la Rúa se vio obligado a renunciar por el empuje popular y, por cierto, ante oscuras operaciones que transcurrieron al mismo tiempo y que también fueron superadas por la rebelión, al menos por un tiempo.
La presencia de 19 candidatos en estas elecciones da cuenta de la profunda crisis en otros sectores. "Y volvieron todos", podría ser el resumen en estas horas. Muy lejano quedó el grito de "que se vayan todos".
Las organizaciones civiles continúan vivas
Sin embargo, la participación, las asambleas, más escasas pero muy activas; los piqueteros, divididos pero presentes; los cartoneros; los clubes de trueque, golpeados en un momento por la corrupción, y en general las izquierdas, que han resurgido pero sin capacidad para generar una alternativa unitaria, están vivas. Hasta los remanentes de los ahorradores estafados han vuelto a salir a las calles para hacer saber "que no olvidan".
Para muchos faltó tiempo para la organización de una alternativa, pero hay una mirada crítica hacia los grupos de izquierda, desesperados por llevar agua a su molino, que agobiaron a los recién iniciados en la tarea de la participación colectiva.
De esto habló Hebe de Bonafini, de Madres de Plaza de Mayo, en horas recientes. También hay dolor y escepticismo en muchos. Ayer escuchamos esas voces y estuvimos en una asamblea en la que se definían los perfiles de los hombres en campaña. De izquierda y de derecha.
Se recordaba el paso del candidato peronista Ricardo López Murphy por la escuela primaria y la universidad pública, quien en Estados Unidos se transformó en el economista "que pudo servir a la dictadura", quien promete más ajustes y mano dura.
Para muchos lo inexplicable es el regreso del ex presidente Carlos Menem, y en eso ven la mano del poder mediático, del poder mundial. "La memoria de muchos puede perderse en los laberintos -afirmaba Sofía en una de las asambleas de barrio-, pero nosotros no supimos rescatarla, recordar la corrupción, condenar día tras día a quienes de un plumazo, con la oferta de ir al primer mundo, dejaron a miles y miles de trabajadores en la calle."
Regresa el hombre que mataba con mensajes mafiosos a los testigos de corrupción y de crímenes. La crítica dura es para lo que llaman la "conspiración mediática del poder".
El escritor José Pablo Feinmann refleja con profunda crítica lo que ocurre: "la sociedad es responsable de lo que provoca y de lo que no puede impedir", escribió al hablar de un hipotético regreso de Menem. "Si nos hemos deslizado hasta la tercera puerta del infierno, la culpa será de todos. De los que elegirán a Terminator y de los que no pudieron frenarlo construyendo una alternativa. Los que se dinamizaron bajo la consigna que se vayan todos olvidaron algo. Cuando se lanzó esa consigna Menem no estaba. No podía irse porque ya se había ido. De ahí que -como pesadilla- probablemente será él quien verdaderamente se quedará. Según una carta del Grupo Estudiantil contra la Desinformación, "el solo hecho de que Menem regrese a la escena del crimen, fogoneado por los medios que le ayudaron a comprar sus amigos cubanos de Miami, es una humillación para todos".
No todos los asambleístas aceptan la idea de tachar en la boleta la parte que dice QSVT (que se vayan todos) y apoyar consignas como "la verdadera democracia está en las calles" o "este voto es una objeción de conciencia". Ellos le llaman boicot o desobediencia civil. Pero en realidad esa idea ha quedado reducida a sectores. Lo cierto es que en días recientes y de manera repentina varios encuestadores se sacaron de la manga nuevas cifras, como si fuera un plan predeterminado, en las que Menem vuelve a estar con posibilidades reales, a pesar de que sólo unas semanas atrás estaba muy lejano.
Desde su provincia, La Rioja, cuando era gobernador y amigo del dictador paraguayo Alfredo Stroessner, tenía contactos con los peores sectores de Estados Unidos. Ahora se sabe que ellos estuvieron detrás de su triunfo y por esa razón en su primer gobierno algunos hombres de la Fundación Cubano Americana, del anticastrista Jorge Mas Canosa, llegaron incluso al Ministerio del Interior. De ahí surgieron grupos empresariales que compraron periódicos, radiodifusoras, sistemas de cable por televisión y mafias. "Son los mismos que hoy trabajan activamente para hacer regresar al ex presidente", lee un joven universitario en una asamblea.
En juego, el futuro de los movimientos
Muchos asambleístas piensan que se juega el futuro de los movimientos. "Yo creo que hizo mucho daño el intento de algunos grupos de izquierda y también de infiltrados por copar a las asambleas. En lugar de escuchar a la gente venían a dar discursos, y lo digo desde la izquierda. Yo veía cómo iban produciendo rechazo y la gente se iba sintiendo utilizada. Cuando los vecinos se organizaron en asambleas comenzó un proceso de crecimiento de grupos sociales que habían estado alejados del problema social y de la política. Estaban ansiosos por conocer causas y efectos. Algunos, apresurados, gastaron rápidamente una experiencia que indicaba la necesidad de tener paciencia. Mientras el sistema se preparaba para volver, cantamos en las calles que se vayan todos", dice Sofía.
Así, esa consigna considerada utópica hizo posible que se dispersara buena parte del movimiento. La socióloga Alcira Argumedo sostiene que no se perdió todo y que lo que ha quedado es precisamente lo más sólido para estar atentos a lo que viene, que esa presencia impedirá esta vez llevar adelante los proyectos más nefastos.
El movimiento piquetero, ahora muy dividido, está analizando la situación. Las razones por las que dos candidatos de la derecha prometen que ya no habrá más piquetes ni cierres de calles tendrán que ser evaluadas, porque se considera que se abusó de esa protesta, que produjo enorme cansancio social.
El novelista y ensayista David Viñas se muestra muy escéptico frente al panorama, ante la mediocridad que ha observado en los escasos años de las actividades democráticas. Estima que el ciclo político del radicalismo se agotó y que los tres candidatos de origen peronista representan una especie "de confederación de feudos provinciales".
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