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Rolando Cordera Campos
De traductores
Más allá de si fraseó bien o no, o de si los corresponsales extranjeros gritaron "šStop the press!", porque el TLC era desafiado por su principal beneficiario (México), lo que el presidente Fox planteó en días pasados en su plática con los chicos de la prensa global es importante y debería ser objeto de atención, independientemente de sus efectos mediáticos instantáneos: a México le urge reflexionar sobre cómo ir más allá del TLC, hacia algún tipo de integración regional que le dé mejores condiciones para capear los inevitables temporales de una globalización que no resultó el edén que sus exégetas de dentro y de fuera prometían, y usaban como garrote o zanahoria, según fuese el caso, en momentos de duda o temor frente al proyecto de apertura a ultranza al nuevo y agresivo mundo que por lo pronto ha desembocado ya en dos guerras contra Irak y una intervención humanitaria en los Balcanes.
Las secuelas del dicho presidencial, junto con los varios y ridículos intentos por "traducirlo", reflejan, de nuevo, la pobreza que aqueja a nuestro espíritu público. Los empresarios, que viven con el santo al cielo en materia de relaciones con el imperio, sonaron todas las alarmas, movieron a sus siempre dispuestos voceros oficiales y oficiosos y generaron la ingeniosa consigna del día: ni un paso atrás en el TLC, nada de revisarlo, todo conforme a "his master's voice", que por lo pronto se niega a hablar con nosotros. Como si en efecto se lo creyeran, las cohortes patronales "leyeron" en las versiones de lo dicho por Fox un desliz más que ponía en peligro la relación fundamental con Estados Unidos y se aprestaron a salvarnos... mediáticamente, porque en materia de inversión y emprendimientos parecen haber optado, como otrora lo hiciese Moctezuma (el emperador), por resignarse a que "ellos vienen", aunque esta vez sea de China.
Por su parte, los partidos fueron cogidos fuera de base y se abocaron a desearle el bien al pueblo de México o a advertir sobre la soberanía en peligro, pero no nos hicieron el favor de compartir su visión sobre la ronda inevitable que nos espera en materia de globalización nacional. Para ellos, los favores y los malos tratos de las televisoras, la arrebatiña por las pluris, su incapacidad para siquiera balbucear sus posiciones en asuntos trascendentes como la energía o el diario sacrificio de Pemex, la insultante situación fiscal, las evidentes carencias sociales o el pasmo autodestructivo del mercado interno. De eso, parecen pensar a coro, que se encarguen Memo y Paco, porque una vez aprendido a conjugar para la política el verbo costar, a nosotros no nos va a obligar nadie ni nada a tomar posición.
Pero lo más alarmante es la retahíla de despropósitos en que incurrió el propio gobierno para explicarle al respetable lo que en verdad dijo o quería decir el Presidente. Vaya usted a saber qué encuesta les iluminó el panorama estos días, pero lo cierto es que sus operadores superaron aquel viejo vicio que León García Soler le atribuía al "priato tardío" y que consiste en gobernar por discurso. Ahora, gracias al salto cibernético y a la importación libre gracias al TLC de lo mejor en materia de comunicación social, se gobierna a paso de sondeo y se controla a punta de declaraciones; se dirige con cargo al rating y se corrige bajo la protección del Espíritu Santo o de la buena vibra: todos somos buenos, si se nos da la oportunidad de serlo.
Un solo botón: "Por geografía, por historia, por conveniencia, por razones prácticas, queremos ir más allá de las relaciones meramente comerciales o económicas, para ampliarlas a lo que en realidad se da... Atrás de un agente económico hay un hombre y una mujer, un ser humano que tiene una familia, que tiene aspiraciones culturales, que tiene motivaciones de eventualmente cambiar de residencia... El concepto que señaló el Presidente es ampliar la relación tomando como uno de los documentos, dentro de muchos otros que existen, el TLC, pero la relación humana, física, que se da entre nuestros países es mucho más intensa y tiene muchas posibilidades. A eso es a lo que se refería el Presidente" ( Fernando Canales Clariond, secretario de Economía: Reforma, 25 de abril, p.7-A, por Ivonne Melgar).
Traduttore, tradittore, se dijo alguna vez, pero nadie imaginó hasta dónde llegaríamos los mexicanos en esta alborada del mundo global. Esperemos que estadunidenses y canadienses cuenten con buenos equipos de intérpretes y estudiosos de esta tierra, que a pesar de todo constituye su frontera obligada. Ojalá que también nos caiga el veinte pronto y nos pongamos a estudiar inglés y a entender los signos de identidad de un vecino complejo que, presa de esa complejidad, suele ser brutal e implacable, pero también buen calculador de lo que en verdad le interesa. Tómese en serio al claridoso pero cuidadoso Tom Ridge, con quien esperemos que el secretario Creel comparta algo más que "química". Ya aprendimos que sólo con ésta, no se va muy lejos, y todo se vuelve alquimia
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