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BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Los tres chiísmos del sur de Irak
La peregrinación de Kerbalá marca un cambio
religioso y político
Tony Blair dará una gran sorpresa a su aliado
George W. Bush
SI UNA MENTALIDAD "lineal" puede salir seriamente
perturbada de Medio Oriente -la geografía por antonomasia de las
sutilezas no euclidianas y holísticas-, a fortiori el maniqueísmo
bushiano, eminentemente pueril, se encuentra consustancialmente incapacitado
para entender los dédalos iraquíes de varias etnias (semitas,
arios y mongoles) y religiones (chiítas, sunitas y cristianos de
rito oriental). El mosaico iraquí refleja en cierta medida al caleidoscopio
libanés, y el equipo Bush ya se empantanó en su complejidad:
buscaba derrocar una "dictadura" de los sunitas (así reza la propaganda
para "reformar" Medio Oriente) y ahora ha "liberado" a las fuerzas contenidas
que, en estricta democracia, pueden dar lugar a una teocracia árabe
chiíta en Irak, complementaria de la teocracia aria chiíta
de Irán.
EL PRETENDIDO REMEDIO bushiano, que no puede despojarse
de su estigma del Irán-contras, es peor que la enfermedad:
un gobierno interino presidido por el ex banquero criminal convicto y chiíta
posmoderno, Ahmed Chalabi, íntimo del coronel Oliver North, cerebro
del citado operativo. Pero más importante aún resulta
que Chalabi, durante sus estudios en la Universidad de Chicago (¡ojo!)
fue reclutado por Albert Wolhstetter, el "padrino de los neoconservadores
de EU", quien luego le pasó su cartilla al israelí-estadunidense
Richard Perle (B. Raman del South Asia Analysis Group, un "centro de pensamiento"
de la India). En 1992, Chalabi fue condenado en ausencia en Jordania por
32 delitos debido a la quiebra fraudulenta del banco Petra, lo cual lo
hace "virtuoso" para las redes criminales globales que saquearon las joyas
culturales de Irak con la ayuda tácita de los marines, como
entrenamiento previo a la captura del petróleo de Irak.
¿REPETIRA EL EQUIPO Bush en el sur chiíta
las turbulencias de Gran Bretaña en Irak en 1920? El veterano analista
de asuntos del Medio Oriente, el británico Patrick Seale, en forma
muy precavida intenta capturar la quintaesencia de la impactante peregrinación
multitudinaria del chiísmo iraquí, con sus rituales peculiares
de autoflagelación (que llegan hasta el sangrado), a la ciudad santa
de Kerbalá, para conmemorar las vejaciones en el año 680
aC del imán Hussein, el nieto del Profeta: "Hoy en Irak la pregunta
clave es si esta expresión de fervor chiíta será traducida
en un movimiento político que pida el fin de la presencia de Estados
Unidos. Si llegara a suceder, los estadunidenses podrían encontrarse
en serios problemas. El genio puede encontrarse ya fuera de la botella".
En cuanto al juego geopolítico de los ayatolas arios de Irán,
Patrick Seale sostiene que "su influencia será indirecta; no directa.
No desea estimular la emergencia de fuerzas extremistas en Irak que pudiera
desencadenar una reacción hostil de EU, incluyendo al propio Irán.
De por sí, Teherán es blanco de EU por su apoyo al Hezbollah
en Líbano, e Irán no tiene interés en empeorar las
relaciones con Washington". Patrick Seale concluye magistralmente: "Como
descubrieron los británicos en su momento, manejar a los chiítas
puede ser la tarea más difícil de todas" (The Gulf Times,
25.04.03). El problema radica en que, quizá, los chiítas
árabes de Irak se le hayan salido de la botella a los arios de Irán
así como a Baby Bush.
MAS ALLA DE las ocurrencias peregrinas, un editorial
del Times londinense ("El poder chiíta", 26.04.03), se preocupa
por la lucha del poder intrachiíta en el sur de Irak, puesta en
relieve por la multitudinaria peregrinación de Kerbalá: "Irán
podría jugar un papel decisivo en la lucha por el poder. Hasta ahora,
Teherán ha permanecido cautelosa, pese a los vínculos confesionales,
a sabiendas de que muchos chiítas iraquíes comparten las
sospechas de los árabes sobre Irán, además de tener
una perspectiva y una agenda diferentes".
POR DEMAS ILUSTRATIVA ha sido la advertencia de
Walid Choucair sobre las lecturas "lineales", cuando no maniqueas pueriles,
sobre los chiítas árabes de Irak: "todo el mundo sabe que,
a pesar de su relación con Irán, no son marionetas en las
manos de Teherán y que poseen un profundo sentido de su propia autonomía
desde el punto de vista histórico, religioso, político y
nacional, que los distingue de los chiítas iraníes" (Dar
Al-Hayat, 26.04.03).
RESULTA
INTERESANTE DISCERNIR la esquizofrenia política que se ha apoderado
de los chiítas árabes de Irak: por un lado, durante la guerra
de Irak contra Irán, de ocho largos años, se habían
inclinado por Bagdad por reflejo nacionalista (Le Monde, 26.04.03);
por otro lado, la represión de Saddam los enajenó tanto de
Bagdad como de EU, específicamente de Daddy Bush, quien los
abandonó a su peor suerte por un barril de petróleo, después
de haberlos incitado al levantamiento (lo mismo hizo con los cristianos
de Líbano entregados en charola de plata al régimen alawita
de Siria).
EL CHIISMO (16 millones del total de 27 millones
de iraquíes) se encuentra básicamente concentrado en el sur,
donde predomina. Su medio rural es similar a las otras etnias y religiones
donde predomina la estructura tribal que el equipo Bush, por ignorancia
congénita, pretende trivializar. En el ámbito urbano, como
los suburbios escuálidos de Bagdad (de mayoría sunita) y
las ciudades del sur (Basora y las ciudades sagradas de Kerbalá
y Najaf) imperan los comités populares, las milicias y las redes
comunitarias en las que el clero juega un papel determinante. Las tres
principales organizaciones políticas del chiísmo árabe
iraquí que se opusieron al sunita Saddam Hussein han sido apoyadas
por la teocracia de los ayatolas arios iraníes y ahora se oponen
a la presencia de EU (conste que nadie susurra el nombre pérfido
de Gran Bretaña que domina Basora y gran parte del sur): 1. Dawa
("llamado islámico"), con una poderosa organización clandestina
pero muy fracturada; 2. las Brigadas Badr, del Consejo Supremo de la Revolución
Islámica (que forma parte del Congreso Nacional de Irak, que preside
el neoliberal y chiíta posmoderno Chalabi, pero de quien se han
desmarcado después de la resurrección chiíta en el
sur), que jefatura el ayatola Mohammad Bakr Al-Hakim, y 3. Jammat Al Ulema,
un grupo de clérigos proiraníes con sede en la ciudad santa
de Qom en Irán (cuna del "jomeinismo").
POR SU LARGA experiencia en la lucha clandestina,
Dawa es la más eficaz y posee filiales fuera de Irak, de las cuales
se desconoce a ciencia cierta su cohesión: en Teherán (la
más sobresaliente), en Damasco (de capa caída) y Londres
(¡obviously!). Por cierto, quien le va a meter un gol antes
a Bush va a ser su "aliado especial", el primer ministro inglés,
Tony Blair, quien mueve muy bien en la penumbra las piezas tribales de
Irak.
ANTES DE LA peregrinación de Kerbalá,
Dawa competía por el liderazgo con las Brigadas Sadr, y de ahora
en adelante será notorio el subrepticio ajedrez geopolítico
de sus patrocinadores desde Teherán hasta Londres. Pero después
de Kerbalá, las coordenadas clásicas han sido trastocadas,
lo cual ha acentuado la lucha intrachiíta, en la que destaca la
radicalización del joven de 22 años Mouktada Sadr (hijo del
asesinado gran ayatola Sadr), quien explota el prestigio paterno y ha osado
competir con el gran ayatola Sistani, de 68 años, considerado marja
("referencia a imitar"). El sur chiíta cesó de ser el mismo
después de la peregrinación de Kerbalá.
ES NOTABLE QUE la ciudad sagrada de Kerbalá
haya puesto a Donald Rumsfeld a la defensiva en dos ocasiones en menos
de 30 días: primero, en el terreno militar, y ahora, en forma más
conspicua, en la política doméstica del sur chiíta
de Irak.
RUMSFELD GANO LA guerra pero puede perder la paz,
y acaba de fustigar el proyecto de teocracia chiíta en Irak similar
a la de Irán, a la que conminó a cesar su "interferencia",
lo que delata su desconocimiento de las sutilezas propias del chiísmo
árabe iraquí. Tampoco hay que subestimar la exquisitez con
la que se juega el ajedrez geopolítico en Teherán, donde
se le da clases al más pintado, aunque se apellide Rumsfeld.
SERIA MUY SIMPLISTA aducir que los mil 500 millones
de feligreses que conforman la umma (la nación islámica)
votarían en forma automática por la teocracia y la jihad
(guerra santa). A nuestro juicio, detrás del fenómeno indiscutible
de la propensión del Islam hacia el fudamentalismo subyace una oposición
al fundamentalismo apocalíptico bautista sureño del equipo
Bush, aliado al radicalismo israelí del partido Likud. Un fundamentalismo
se enfrenta con otro.
EN TERMINOS GEOPOLITICOS se pudiera aducir que
el chiísmo se encuentra dividido en tres ramas: los nacionalistas,
los proiraníes y los proanglosajones-israelíes; estos últimos,
subdivididos a su vez en dos filiales: los teocráticos, como Abdul
Majad-Al Khoei, quien inmediatamente al ser desempacado de Londres (¡obviously!)
fue asesinado (mejor dicho linchado y descuartizado para captar la profundidad
del mensaje criminal) en la mezquita sagrada de Alí (el primo y
yerno del Profeta) en Najaf, y los neoliberales monetaristas, como el ex
banquero criminal convicto y chiíta posmoderno Chalabi, un operario
de la agrupación mafiosa del Irán-contras.
A NUESTRO JUICIO, la lucha por el poder chiíta
en Irak se centrará entre el sector clerical nacionalista, que aún
no refleja su potencia como tal, y el sector clerical proiraní (muchas
veces con la aprobación tácita de Gran Bretaña, que
felicitó abiertamente a Irán por su "neutralidad" durante
la invasión a Irak). Porque los chiítas obscenamente proclives
al eje EU-Israel han salido asesinados, como el prelado Khoei, o metafóricamente
heridos, como Chalabi. Lo relevante es que el cuerpo del sur chiíta
está rechazando los transplantes del exterior, en particular el
anglosajón-israelí.
¿COMO RECIBIRAN LOS chiítas de Basora
la noticia de que el "Comité consultor" (sic) que presidirá
el destino del petróleo iraquí estará bajo la batuta
de Philip Carroll, el anterior jerarca de la unidad de Royal Dutch Shell
en Estados Unidos?
QUIZA ALLI SE encuentre la clave para descifrar
el enigma del verdadero poder emergente chiíta en el sur de Irak,
o, en su defecto, quien será aquel que saque el mejor provecho.
Pero el gran ayatola Sistani, quien ostenta la mayor jerarquía escolástica
del chiísmo iraquí en Al-Hawza (algo así como el Vaticano
chiíta iraquí), guarda silencio desde su feudo en la ciudad
sagrada de Najaf. Ya se pronunció Kerbalá. Ahora falta que
se exprese Najaf para detectar la profundidad de la orientación
del chiísmo árabe iraquí, que resultó un hueso
muy duro de roer para el invasor anglosajón.
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