Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 27 de abril de 2003
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P O L I T I C A
.. Encargado de esclarecer el 2 de octubre y el 10 de junio

Nunca torturé ni inventé delitos: Meléndez Reyna

Acepta haber interrogado a miembros de la 23 de Septiembre

GUSTAVO CASTILLO GARCIA

Américo Indalecio Meléndez Reyna, director de Investigaciones Ministeriales B de la fiscalía especial para desaparecidos, y encargado de esclarecer lo sucedido el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, ha sido acusado en los últimos días por dos de sus subordinadas como torturador y asesino, y aun cuando reconoce haber trabajado en la Procuraduría General de la República (PGR) desde 1973, y hasta después de 1983, época de la llamada guerra sucia, rechaza haber inventado delitos o delincuentes.

Meléndez Reyna asegura en entrevista con La Jornada haber interrogado a integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre o a integrantes del Movimiento Armado Revolucionario (MAR) en esa época, pero rechaza haber torturado o haber alterado declaraciones.

Asimismo considera que es falsa una grabación dada a conocer en 1998, en la que él, como jefe de la Policía Judicial, le propone al entonces procurador de justicia de Nuevo León, José Santos González Suárez, decir que un detenido que fuera asesinado e inhumado de manera clandestina por cinco agentes, no había fallecido a consecuencia de los golpes, sino por un paro cardiaco.

Sin embargo, Antonieta Valdés y Evangelina Díaz, dos agentes del Ministerio Público adscritas al mando de Meléndez Reyna, señalan que éste fabrica culpables, compra testigos y manipula declaraciones. El lo niega.

Fuentes oficiales de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) aseguraron que las actuales denunciantes de Meléndez Reyna están involucradas con ex funcionarios de la PGR ligados al ex presidente Luis Echeverría Alvarez, y que al no haber ratificado su escrito por medio del cual denunciaron a su jefe, esas acusaciones no tienen valor jurídico.

Presunto asesoramiento a LEA

En los señalamientos de Antonieta Valdés y Evangelina Díaz se menciona que Meléndez Reyna acudió a entrevistarse de manera extraoficial con Luis Echeverría antes de la comparecencia de éste, y le informó cuáles serían las preguntas a las que estaría sometido.

Ante ese panorama, La Jornada detectó que Meléndez Reyna fue parte de los agentes del Ministerio Público que participaron en la integración de las averiguaciones previas en contra de miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre y del Movimiento Armado Revolucionario (MAR), pero éste asegura que si no había elementos para consignarlos dependió de otras instancias superiores a él, ya que sólo le correspondió tomarles la declaración.

-En los últimos días se le ha acusado de torturador, de haber alterado toda la documentación, de obligar a la gente a firmarla de alguna manera. ¿Qué opinión tiene de ello?

-Se emitirá un boletín aclarando todo ello (ese boletín no se emitió).

-¿Usted llegó a la PGR en 1971?

-En febrero de 1972, como Ministerio Público Federal, comencé en el estado de Durango; hasta agosto de 1973 fui trasladado a la ciudad de México, al sector central, como titular de la mesa 15.

-¿A usted le tocó tomar declaraciones a detenidos de los grupos armados?

-Sí, en ese tiempo yo tenía 29 años, y nos tocó a todos los agentes del Ministerio Público que formamos parte del sector central.

-¿Se llegaron a hacer diligencias en instalaciones militares?

-No, no fue mi caso. En las diligencias en las que yo participé no fue así. Teníamos conocimiento de que en 1968 sí se hicieron declaraciones en las instalaciones militares, pero en el caso nuestro no.

-Dentro de lo que fue su labor en la PGR hay gente que lo ubica como parte de quienes elaboraron los pliegos de consignación, e incluso como quien le inventó cargos a la gente relacionada con el MAR. ¿Es cierto?

-No, no fue así. A los ministerios públicos que éramos titulares de mesa se nos asignaba para tomar declaraciones de 10 personas, a otro grupo otras diez; se nos daba una síntesis de lo que era el parte informativo para preguntarles; les tomábamos su declaración y la dábamos al responsable del grupo del que nos había correspondido ser integrantes. Pero nunca me tocó determinar una averiguación.

-¿Cómo eran los interrogatorios en los que usted participaba? En esas fechas se hablaba de tortura.

-En lo que se refiere a mi persona, yo pedía que les quitaran las esposas a quienes se les presentaba a declarar esposados.

-¿Usted considera que tiene la suficiente calidad moral para estar en la fiscalía para desaparecidos?

-Sí, señor. Siempre nos hemos considerado con la capacidad moral para representar a la institución

-¿No teme que a futuro se le cuestione que usted se encuentre en la fiscalía, por su pasado en la PGR y su estancia durante la llamada guerra sucia?

-No, porque finalmente las determinaciones que se hicieron no fueron hechas por mí. Fueron de otras personas y posteriormente sujetas a una determinación de la autoridad judicial, que determinó la formal prisión o sentencias condenatorias.

-Hubo un informe que se elaboró el 26 de junio de 1976, y en él se reconoce que durante los años 70 se trabajó sin apego a la ley. ¿Eso no puede afectarlo hoy?

-No, porque la institución de la PGR no la representaba yo, y en 1976 yo estaba como titular de la oficina de detenidos; ya no me correspondía a mí manejar ese tipo de indagatorias; ya no participaba yo en los asuntos que se le llamaban del grupo especial.

-¿Cómo consideraba usted a los guerrilleros en esa época?

-Yo no puedo considerarlos como guerrilleros, porque nunca se consignó a alguien como guerrillero; ese calificativo que se les daba en aquel tiempo jurídicamente no existía.

-¿Fue usted una de las personas que trabajó con mayor cercanía del licenciado Rafael Anzures Gorospe, uno de los que firmó más pliegos de consignación de ex guerrilleros?

-Mmmh, yo no trabaje con él de manera cercana. No, yo nunca dependía de él o nunca dependí de él. Los integrantes del grupo especial eran Rafael Anzúrez Gorozpe, Samuel González Celerón, Javier Esquinca y Mario Tavares, que también era cabeza de algunos grupos cuando se hacían algunas diligencias.

-¿De quién dependía usted?

-De Jesús Martínez Lozano, jefe del sector central de averiguaciones previas.

-Luego se le vino el problema en Monterrey, en 1998, cuando usted era jefe de la Policía Judicial...

-A mí me tocó investigarlo. Esa fue la primera vez que un director de Policía Judicial encabezó una investigación en contra de agentes judiciales, y obviamente lo hice por instrucciones del procurador general de Justicia, José Santos González Suárez; ese asunto sucedió en la jurisdicción de Linares. Una persona había sido asesinada a golpes por cinco agentes y el cuerpo lo habían inhumado de manera clandestina; yo descubrí que eso había ocurrido y lo dejé en manos del Ministerio Público.

''Después de la autopsia se supo que el detenido había muerto por estallamiento de vísceras; se consignó a los responsables y se les dictaron sentencias condenatorias; al que menos, 17 años, y al que más, 26''.

-¿Después de eso fue obligado a renunciar o le pidieron su renuncia?

-Yo renuncié; en un caso de esa naturaleza, pues no se le va a pedir la renuncia al procurador. Aunque ni el procurador ni el director de la Policía Judicial tenían responsabilidad ni siquiera por omisión ni por negligencia. Por ninguna naturaleza.

-Pero después se difundió una grabación en la que supuestamente usted le sugiere al procurador que se cambie la versión de la muerte y que se diga que no fue por tortura sino por una falla cardiaca.

-No, no era posible, porque se tendría que haber hecho una serie de maquinaciones y nadie se iba a prestar a ello. Si hubo una grabación en ese sentido, pudo estar arreglada o no es mi voz.

-Pero César Cantú, que era subprocurador en ese momento, dijo que la obtención de la grabación era un hecho ilícito y que se debió abrir una investigación, no dijo que fuera falsa; lo que dijo es que se había obtenido de manera ilegal y después no se supo nada más.

-Yo creo que eso, el que ya no hubiera información sobre la indagatoria, fue una respuesta muy clara de que no había nada ilegal y que no era verdadera esa grabación.

-¿No teme usted que luego lo vayan a acusar de manera formal de haber sido torturador o de haber inventado delitos en los años 70?

-No, porque no hay nada de eso. Nunca inventé ningún delito, ni hice delincuente a nadie, ni puse en libertad a una persona peligrosa.

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