Encargado de esclarecer el 2 de octubre y el
10 de junio
Nunca torturé ni inventé delitos: Meléndez
Reyna
Acepta haber interrogado a miembros de la 23 de Septiembre
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
Américo Indalecio Meléndez Reyna, director
de Investigaciones Ministeriales B de la fiscalía especial para
desaparecidos, y encargado de esclarecer lo sucedido el 2 de octubre de
1968 y el 10 de junio de 1971, ha sido acusado en los últimos días
por dos de sus subordinadas como torturador y asesino, y aun cuando reconoce
haber trabajado en la Procuraduría General de la República
(PGR) desde 1973, y hasta después de 1983, época de la llamada
guerra sucia, rechaza haber inventado delitos o delincuentes.
Meléndez Reyna asegura en entrevista con La
Jornada haber interrogado a integrantes de la Liga Comunista 23 de
Septiembre o a integrantes del Movimiento Armado Revolucionario (MAR) en
esa época, pero rechaza haber torturado o haber alterado declaraciones.
Asimismo considera que es falsa una grabación dada
a conocer en 1998, en la que él, como jefe de la Policía
Judicial, le propone al entonces procurador de justicia de Nuevo León,
José Santos González Suárez, decir que un detenido
que fuera asesinado e inhumado de manera clandestina por cinco agentes,
no había fallecido a consecuencia de los golpes, sino por un paro
cardiaco.
Sin embargo, Antonieta Valdés y Evangelina Díaz,
dos agentes del Ministerio Público adscritas al mando de Meléndez
Reyna, señalan que éste fabrica culpables, compra
testigos y manipula declaraciones. El lo niega.
Fuentes oficiales de la Fiscalía Especial para
Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) aseguraron
que las actuales denunciantes de Meléndez Reyna están involucradas
con ex funcionarios de la PGR ligados al ex presidente Luis Echeverría
Alvarez, y que al no haber ratificado su escrito por medio del cual denunciaron
a su jefe, esas acusaciones no tienen valor jurídico.
Presunto asesoramiento a LEA
En
los señalamientos de Antonieta Valdés y Evangelina Díaz
se menciona que Meléndez Reyna acudió a entrevistarse de
manera extraoficial con Luis Echeverría antes de la comparecencia
de éste, y le informó cuáles serían las preguntas
a las que estaría sometido.
Ante ese panorama, La Jornada detectó que
Meléndez Reyna fue parte de los agentes del Ministerio Público
que participaron en la integración de las averiguaciones previas
en contra de miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre y del Movimiento
Armado Revolucionario (MAR), pero éste asegura que si no había
elementos para consignarlos dependió de otras instancias superiores
a él, ya que sólo le correspondió tomarles la declaración.
-En los últimos días se le ha acusado de
torturador, de haber alterado toda la documentación, de obligar
a la gente a firmarla de alguna manera. ¿Qué opinión
tiene de ello?
-Se emitirá un boletín aclarando todo ello
(ese boletín no se emitió).
-¿Usted llegó a la PGR en 1971?
-En febrero de 1972, como Ministerio Público Federal,
comencé en el estado de Durango; hasta agosto de 1973 fui trasladado
a la ciudad de México, al sector central, como titular de la mesa
15.
-¿A usted le tocó tomar declaraciones a
detenidos de los grupos armados?
-Sí, en ese tiempo yo tenía 29 años,
y nos tocó a todos los agentes del Ministerio Público que
formamos parte del sector central.
-¿Se llegaron a hacer diligencias en instalaciones
militares?
-No, no fue mi caso. En las diligencias en las que yo
participé no fue así. Teníamos conocimiento de que
en 1968 sí se hicieron declaraciones en las instalaciones militares,
pero en el caso nuestro no.
-Dentro de lo que fue su labor en la PGR hay gente que
lo ubica como parte de quienes elaboraron los pliegos de consignación,
e incluso como quien le inventó cargos a la gente relacionada con
el MAR. ¿Es cierto?
-No, no fue así. A los ministerios públicos
que éramos titulares de mesa se nos asignaba para tomar declaraciones
de 10 personas, a otro grupo otras diez; se nos daba una síntesis
de lo que era el parte informativo para preguntarles; les tomábamos
su declaración y la dábamos al responsable del grupo del
que nos había correspondido ser integrantes. Pero nunca me tocó
determinar una averiguación.
-¿Cómo eran los interrogatorios en los que
usted participaba? En esas fechas se hablaba de tortura.
-En lo que se refiere a mi persona, yo pedía que
les quitaran las esposas a quienes se les presentaba a declarar esposados.
-¿Usted considera que tiene la suficiente calidad
moral para estar en la fiscalía para desaparecidos?
-Sí, señor. Siempre nos hemos considerado
con la capacidad moral para representar a la institución
-¿No teme que a futuro se le cuestione que usted
se encuentre en la fiscalía, por su pasado en la PGR y su estancia
durante la llamada guerra sucia?
-No, porque finalmente las determinaciones que se hicieron
no fueron hechas por mí. Fueron de otras personas y posteriormente
sujetas a una determinación de la autoridad judicial, que determinó
la formal prisión o sentencias condenatorias.
-Hubo un informe que se elaboró el 26 de junio
de 1976, y en él se reconoce que durante los años 70 se trabajó
sin apego a la ley. ¿Eso no puede afectarlo hoy?
-No, porque la institución de la PGR no la representaba
yo, y en 1976 yo estaba como titular de la oficina de detenidos; ya no
me correspondía a mí manejar ese tipo de indagatorias; ya
no participaba yo en los asuntos que se le llamaban del grupo especial.
-¿Cómo consideraba usted a los guerrilleros
en esa época?
-Yo no puedo considerarlos como guerrilleros, porque nunca
se consignó a alguien como guerrillero; ese calificativo que se
les daba en aquel tiempo jurídicamente no existía.
-¿Fue usted una de las personas que trabajó
con mayor cercanía del licenciado Rafael Anzures Gorospe, uno de
los que firmó más pliegos de consignación de ex guerrilleros?
-Mmmh, yo no trabaje con él de manera cercana.
No, yo nunca dependía de él o nunca dependí de él.
Los integrantes del grupo especial eran Rafael Anzúrez Gorozpe,
Samuel González Celerón, Javier Esquinca y Mario Tavares,
que también era cabeza de algunos grupos cuando se hacían
algunas diligencias.
-¿De quién dependía usted?
-De Jesús Martínez Lozano, jefe del sector
central de averiguaciones previas.
-Luego se le vino el problema en Monterrey, en 1998, cuando
usted era jefe de la Policía Judicial...
-A mí me tocó investigarlo. Esa fue la primera
vez que un director de Policía Judicial encabezó una investigación
en contra de agentes judiciales, y obviamente lo hice por instrucciones
del procurador general de Justicia, José Santos González
Suárez; ese asunto sucedió en la jurisdicción de Linares.
Una persona había sido asesinada a golpes por cinco agentes y el
cuerpo lo habían inhumado de manera clandestina; yo descubrí
que eso había ocurrido y lo dejé en manos del Ministerio
Público.
''Después de la autopsia se supo que el detenido
había muerto por estallamiento de vísceras; se consignó
a los responsables y se les dictaron sentencias condenatorias; al que menos,
17 años, y al que más, 26''.
-¿Después de eso fue obligado a renunciar
o le pidieron su renuncia?
-Yo renuncié; en un caso de esa naturaleza, pues
no se le va a pedir la renuncia al procurador. Aunque ni el procurador
ni el director de la Policía Judicial tenían responsabilidad
ni siquiera por omisión ni por negligencia. Por ninguna naturaleza.
-Pero después se difundió una grabación
en la que supuestamente usted le sugiere al procurador que se cambie la
versión de la muerte y que se diga que no fue por tortura sino por
una falla cardiaca.
-No, no era posible, porque se tendría que haber
hecho una serie de maquinaciones y nadie se iba a prestar a ello. Si hubo
una grabación en ese sentido, pudo estar arreglada o no es mi voz.
-Pero César Cantú, que era subprocurador
en ese momento, dijo que la obtención de la grabación era
un hecho ilícito y que se debió abrir una investigación,
no dijo que fuera falsa; lo que dijo es que se había obtenido de
manera ilegal y después no se supo nada más.
-Yo creo que eso, el que ya no hubiera información
sobre la indagatoria, fue una respuesta muy clara de que no había
nada ilegal y que no era verdadera esa grabación.
-¿No teme usted que luego lo vayan a acusar de
manera formal de haber sido torturador o de haber inventado delitos en
los años 70?
-No, porque no hay nada de eso. Nunca inventé ningún
delito, ni hice delincuente a nadie, ni puse en libertad a una persona
peligrosa.
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