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Nada Matosevic, batuta huésped de la
Filarmónica de la Ciudad de México
Lastres oscurantistas inhiben la existencia de directoras
de orquesta
Las modas han acabado con las grandes figuras en el
podio, deplora la artista croata
La música es más emoción que raciocinio,
se debe sentir, gozar, dice
ANGEL VARGAS
Ver a una mujer al frente de la dirección artística
de una orquesta todavía resulta poco común o ''una excentricidad".
Esto se debe, según la directora Nada Matosevic, a que en el ámbito
sonoro mundial aún prevalecen varios lastres oscurantistas, como
la hegemonía masculina e inclusive el machismo.
Sin embargo, la también pianista y flautista nacida
en Croacia hace menos de 30 años, se dice afortunada de que en su
caso la situación ha sido distinta, pues consiguió colocarse
en varias agrupaciones sea como titular o asistente, entre ellas la Orquesta
de Udine y del Teatro Nacional de la Opera Ivan Zajc, en Rijeka, Croacia.
A ello deben sumarse frecuentes invitaciones para actuar
como batuta huésped en varias partes del mundo, como en México,
donde ha actuado al frente de la Sinfónica del Estado de México
y la Filarmónica de la UNAM, y este fin de semana se presentará
con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM).
Con la OFCM será un concierto operístico,
con un programa integrado por arias de diversas óperas de Verdi,
Bizet, Mozart, Wagner, Puccini y Donizetti, en el que intervendrán
la soprano Rosa María Diez Hidalgo, la mezzo Adriana Díaz
de León, el tenor Rodolfo Acosta y el bajo Roberto Bañuelas.
Las funciones serán en el Teatro de la Ciudad en los horarios habituales:
sábado a las 18 horas y domingo a las 12:30 horas.
Persistencia del machismo
En entrevista dice mucho Nada Matosevic: ''La gente muy
joven, y en especial las mujeres, debemos luchar mucho para ocupar un sitio
en el mundo de la música. Sin embargo, me considero muy afortunada,
porque, si bien no es fácil para nadie tener un puesto estable como
director de orquesta, yo sí lo tengo, a pesar de ser joven y mujer.
''Aunque
parezca increíble, hoy día aún existe machismo en
el ámbito de la dirección orquestal. Quizá la disparidad
es tanta que no resulta exagerado decir que por varios miles de hombres
directores hay sólo una mujer. Para ilustrar este caso baste decir
que en Europa existen si acaso 10 directoras y en Estados Unidos dos o
tres.''
-¿Cree usted que existan diferencias entre un hombre
y una mujer en las formas de hacer y de sentir la música.
-Estoy totalmente segura: no existe diferencia alguna.
El arte no es como la mayoría de los deportes, donde sí existe
una división de acuerdo con el sexo. Y así, en la música
se es o no músico; simplemente, se tiene el carisma y el talento
o no, sin importar el género. Inclusive tal parece que en la música
es factor común que los hombres sean más sensibles que las
mujeres.
-¿Cómo concibe al arte sonoro?
-Estudié piano y flauta, y mi hermana me alentó
a incursionar en la dirección orquestal. Ingresé a la academia
en Ljubljana para estudiar la especialidad. Desde un principio supe que
ésa debía ser mi carrera, fue algo visceral. No puedo tener
una concepción específica de la música, razonada,
pues durante 15 o 20 años ha sido mi vida; es parte de mis pensamientos,
de mi entorno. Entonces, sólo la vivo, la siento.
-¿Cómo una persona de apariencia tan angelical
como usted logra mantener la disciplina al interior de una orquesta, cuando
el prototipo de un director ha estado asociado históricamente con
la severidad e inclusive con la tiranía?
-Sólo parezco dulce, pero no lo soy tanto -expresa
entre sonrisas, mientras empuña una de sus manos para golpear después
la palma de la otra-. La verdad es que trato de ser muy humana y respetuosa
con los músicos. La orquesta es un conjunto de seres humanos muy
diferentes y, como director, uno debe lidiar con un aspecto tan complicado
como el de lograr comprender al conjunto y a cada una de las individuales.
Es algo que requiere de la sicología y, reitero, debe hacerse siempre
con respeto, aunque sin perder nunca la firmeza ni la exigencia. Acepto
que con mi orquesta en Croacia, a veces, sí soy un poco dictadora,
pero sólo porque exijo lo que sé que los músicos pueden
y deben dar. Cuando comencé mi trabajo, hace 10 o 12 años,
era muy fuerte, demandante, pero con el tiempo he aprendido a ser más
sensible y diplomática.
''Para ser director de orquesta es indispensable poseer
una visión de la vida humanista y progresista. Se debe ser una persona
abierta a todo tipo de pensamiento y a la cual le importe no sólo
la música, sino las circunstancias políticas y sociales de
su tiempo. No concibo a un músico en el que el arte y el humanismo
no estén estrechamente unidos."
Apelar a la emoción de músicos y público
-¿Qué siente cuando está en el podio?
-Al tener la batuta en la mano, mi obsesión es
apelar a la emoción de los músicos y del público.
Al fin de cuentas, la música es un acto de vida, una vivencia que
se tiene en un momento y que jamás se repetirá. Por ello
busco llegar más al corazón que al intelecto. Aunque este
último aspecto, el raciocinio, también es inherente a la
música, sólo hay que saber traducirlo en emociones. Alguna
ocasión trabajé con una muy buena orquesta con la que todo
salió excepcionalmente, inclusive podría decir que se me
cumplió uno de los principales sueños de todo director: la
perfección, pero la música nada me dijo, emocionalmente quedé
vacía. He aprendido a apelar más a los sentimientos que al
intelecto, a buscar más el derroche humano que la perfección.
''La Filarmónica de la Ciudad de México,
en el sentido de la emoción, es una orquesta de muy alto nivel que,
además, posee gran capacidad técnica.
''Haber nacido y crecido durante el régimen comunista
en la antigua Yugoslavia, contrario a lo que pueda creerse, no me condicionó
como artista para ser severamente rigurosa o una obsesionada de la perfección.
Eso pasó quizá sólo en la ex Unión Soviética.
Las cosas eran mucho menos disciplinadas en Croacia, incluso anárquicas.
Y quizá por nuestra cercanía con Italia, somos más
de temperamento mediterráneo."
-¿Tiene algún repertorio, autor o época
con el que se sienta más cómoda al dirigir?
-He probado en muchos géneros: ópera, ballet,
música sinfónica y de cámara, como acompañante
al piano, y en verdad lo que más disfruto es lo que hago en el momento.
Podría decir algunos nombres, pero sería injusta conmigo
misma, pues todo me produce emoción y goce.
Mostrar el talento
-¿Cuáles son, en su opinión, las
características que debe reunir un director de orquesta acorde con
nuestro tiempo?
-Es una pregunta muy difícil de responder, pues
ahora vivimos en una época supeditada a las modas. En la actualidad
prevalece un tipo de director que es muy amable, que sabe relacionarse
y promover muy bien su imagen, pero carece de personalidad y de don de
mando. Por esas modas, desafortunadamente, ya no existen grandes cantantes,
grandes solistas ni grandes directores.
''Ahora ya nadie muestra su personalidad, algo que distinguía
a las grandes figuras del pasado. Es necesario regresar a esa cualidad
en la que los músicos se mostraban tal como son y no buscaban sólo
simpatizar; es urgente que brinden su talento de manera natural y que no
traten de suplirlo fingiendo.
''Si no existe el talento, lo más honorable es
dedicarse a otra actividad. A pesar de la pérdida de personalidad
y la ausencia de grandes figuras, no considero que la música se
haya vuelto light. Por fortuna, hasta el momento sólo ha
perdido personalidad. Y estamos a tiempo de rencauzar el camino.''
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