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ENTREVISTA /GUSTAVO
IRUEGAS, EX SUBSECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES
Pretende Fox la integración con Estados Unidos
HAY SECTORES EN MEXICO QUE VEN LA ANEXION COMO DESTINO
IDEAL
La visión del gobierno frente al Tratado de
Libre Comercio no es de equilibrio, sino de profundización, advierte
quien fuera responsable de las relaciones diplomáticas con América
Latina y el Caribe
BLANCHE PETRICH /II Y ULTIMA
De cara al norte, cualquier consideración de política
exterior tiene que partir de una realidad, advierte el embajador Gustavo
Iruegas, hasta hace unos días subsecretario de Relaciones Exteriores
para América Latina y el Caribe. "Estados Unidos es la mayor potencia
que ha existido jamás sobre la tierra y nosotros tenemos la condición
de ser sus vecinos". A partir de ahí, a pesar de que en el plano
bilateral México cifre sus proyectos de desarrollo en la asociación
estratégica con la superpotencia, el gobierno no tiene por qué
decirle siempre que sí a Washington, ni siempre que no.
''El presidente Fox no tiene por qué pelearse con
Estados Unidos. Tampoco tiene por qué acompañarlo a sus pleitos".
El gobierno marcó sus límites recientemente en el Consejo
de Seguridad, recuerda, al negar su aval a la invasión angloestadunidense
a Irak. Lo hizo el año pasado, renunciando al pacto de seguridad
hemisférica que rige las relaciones de defensa de Latinoamérica
con Estados Unidos desde la guerra fría, el Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca (TIAR). Lo había hecho meses antes,
en abril de 2002, cuando en la reunión del Grupo de Río en
San José promovió, a pesar de la presión de Washington,
un manifiesto apelando a la preservación del estado de derecho en
Venezuela, cuando estaba en curso el fallido intento de golpe de Estado
en contra del presidente constitucional Hugo Chávez.
Y lo podrá seguir haciendo en el caso de una eventual
escalada del conflicto militar en Colombia con una intervención
masiva del Pentágono en una guerra generalizada en ese país
sudamericano. ''Partiendo del derecho, podemos no aceptar ni convalidar
hechos de esta naturaleza en el contexto latinoamericano", afirma. "No
sólo eso: podemos y debemos promover una solución pacífica''.
-¿Le interesará eso al canciller Derbez?
-No es que le interese o no. Es su trabajo.
No intervención, asunto de la nación,
no del régimen
-¿Hasta cuándo México podrá
marcar esos límites frente a Estados Unidos?
-No veo nada que indique que estos principios vayan a
cambiar. No se trata de un régimen sino de una nación.
Son, en su análisis, manifestaciones de los principios
de no intervención y solución pacífica de las controversias,
hoy en peligro de extinción.
Iruegas ya no está en el servicio exterior mexicano.
En el proceso de reingeniería de la diplomacia mexicana, que pretende
dedicarse a ser gerente de las relaciones comerciales más que operador
de las relaciones políticas mundiales, el diplomático fue
desplazado de su puesto por el nuevo canciller, el economista Luis Ernesto
Derbez.
Para el embajador forzado al retiro, la definición
del gobierno mexicano sobre la relación estratégica con Estados
Unidos se basa en un esfuerzo de asociación en el cual el país
cifra sus proyectos de desarrollo. "Es un principio aceptado nacionalmente",
afirma. Confía que en este marco de ''asociados'' México
podrá seguir marcando sus límites en el ámbito multilateral.
Pero advierte: asociación no es integración.
Este último proceso, sostiene, es un escenario imposible a despecho
de los sectores -que también los hay- que ven como un destino ideal
un México integrado a la Estados Unidos. Es imposible, recalca,
"por un hecho muy práctico: las sociedades homogéneas se
pueden integrar; las que no son homogéneas, no. El 80 por ciento
de la población en México no califica para integrarse a Estados
Unidos, de modo que la integración no está en el futuro previsible"
-¿Quién pretende una integración
de México a Estados Unidos?
-Los
panistas, el propio presidente Fox. Unas veces dicen que sí, otras
que no. Unas veces hablan de unificar la moneda. Otras veces dejan ver
que su visión frente al Tratado de Libre Comercio no es de equilibrarlo
sino profundizarlo. No sé si pretendan la integración, es
algo de lo que no se habla abiertamente. Pero sí se habló
de ello mientras se negociaba el Tratado de Libre Comercio. Hasta que (el
ex presidente) Carlos Salinas salió al paso: "No se equivoquen -dijo-,
integración no va a haber. Esto es una asociación''.
-Sectores de derecha temen que una posición mexicana
capaz de marcar límites con Estados Unidos en temas multilaterales
deteriore una relación que ven como prioritaria, casi única.
Así se expresaron cuando se dio la coyuntura de la invasión
a Irak.
-Con Estados Unidos tenemos tres niveles de relación:
el de la gran potencia mundial, el del papel determinante en el continente
americano y el de vecino inmediato. La relación bilateral existe
de todas maneras, porque somos vecinos. Si en lo multilateral aplaudimos
o no la invasión y destrucción ilegal de un país por
Estados Unidos no va a desaparecer por arte de magia el tránsito
de personas por las fronteras, los problemas del agua que compartimos,
el flujo comercial. Eso sigue pese a todo. Insistimos que los asuntos multilaterales
se deben tratar en los foros multilaterales, aunque Washington insista
en que tenemos que ayudarlo. Hay que saber decir: pues no, no se puede.
No apoyamos y con la pena, seguimos siendo vecinos.
-El carácter de asociados ¿no se está
dando en los tres niveles, el global, el regional y el bilateral?
-No. ¿Por qué habría de ser así?
Nos asociamos en lo comercial y en todos los aspectos bilaterales que lo
requieran. Pero en los foros regionales y mundiales Estados Unidos puede
tener proyectos de otra naturaleza y México puede acompañarlos
o no. Eso es lo que se demostró en el Consejo de Seguridad.
-Fue una posición que se mantuvo contra el pronóstico
de muchos sectores, que temían, o apostaban, que México se
fuera a plegar a la política bélica...
-Pues estaban equivocados.
-¿No cree que en los últimos años
México ha perdido márgenes de independencia frente a Estados
Unidos?
-¿Independencia en relación con qué?
-El "no" de México por Irak fue excepcional, no
ha sido la norma.
-¿Tenemos que decirle que no a Estados Unidos siempre?
Decimos que no cuando no conviene a nuestros intereses y, si conviene,
decimos que sí.
-¿Quién interpreta cuándo conviene
al interés nacional?
-El presidente Fox. En esta ocasión demostró
claramente que el interés nacional estaba en no convalidar un acto
violatorio del derecho internacional y contrario a todo derecho humanitario,
que eso fue la invasión y destrucción de un país.
-¿Hay o no una relación de subordinación?
-¡De ninguna manera! El gobierno de México
no tiene que decir sistemáticamente que no a Estados Unidos para
satisfacer las ansias de alguien que tiene una actitud contraria a Washington;
sería un error garrafal.
Seguridad hemisférica en el siglo XXI
A Iruegas le frustra tener que abandonar una de sus nuevas
creaciones: el concepto de seguridad continental multidimensional y su
conferencia internacional, prevista inicialmente para esta primavera y
postergada hasta octubre o más allá. Esta se decidió
hace cuatro años, durante la asamblea general de la OEA en Barbados.
Al llegar Fox a la Presidencia, la idea le entusiasmó y pidió
la sede.
Ahora, por petición de Canadá, México
será anfitrión de una cumbre de las Américas, en la
que George W. Bush, invasor de Irak, tratará de calmar los recelos
de sus aliados latinoamericanos. Esta cumbre extraordinaria se antepone
al antiguo plan estratégico de la conferencia de seguridad continental
a la que Iruegas se había metido a fondo.
Para lograr un margen de acción en la conferencia
de seguridad, hoy postergada, el embajador convenció -cuesta arriba-
a Castañeda de que México renunciara al Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca (TIAR), legado de la guerra fría.
Frente al modelo anticuado, los latinoamericanos impulsaban
la idea de la seguridad multidimensional, en la que cada Estado define
sus prioridades y preocupaciones. Estados Unidos podría decir que
su preocupación es el terrorismo, pero países sin enemigos,
como México y la mayoría de los latinoamericanos, podían
determinar que su preocupación primera sería la miseria,
el sida o el narcotráfico.
-El TIAR existe formalmente y asegura la hegemonía
de Estados Unidos en materia de seguridad y defensa en América Latina.
¿Cómo van a poder enfocar sus prioridades los países
latinoamericanos frente a Estados Unidos si su poder, hoy, es mayor?
-Son dos capítulos diferentes. El TIAR es un tratado
militar de defensa en función del enemigo que era la Unión
Soviética. En América Latina nos acostumbramos al hecho real
de que Estados Unidos intervenía militarmente en América,
y la OEA simplemente convalidaba las invasiones. Pero cuando ocurrió
la guerra de las Malvinas y Washington optó por su aliado estratégico,
Gran Bretaña, se hizo evidente que Latinoamérica era un aliado
de segunda.
-¿No es cierto que siguen dadas las condiciones
para que Estados Unidos intervenga militarmente en cualquier sitio del
continente cuando así lo considere? ¿No están dirigidos
para eso los nuevos acuerdos regionales, como el Plan Colombia?
-Eso dependerá mucho del gobierno de Colombia,
si lo admite o no.
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