Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 23 de abril de 2003
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Política

Arnoldo Kraus

Nuestro mapa interno

Tas la culminación de una de las etapas del Proyecto Genoma Humano se ha identificado la casi totalidad de los 3 mil millones de bases del código genético contenido en los 23 pares de cromosomas. Se trata de un esfuerzo "gigantesco" que se inició en 1990 y que costó 3 mil millones de euros -los aficionados al misticismo o los economistas avezados sabrán que cada base costó un euro.

La investigación fue auspiciada, como es costumbre, por seis países "ricos", cuya ciencia, historia y economía les permite hablar de cromosomas -y regir el destino de la Tierra. Les facilita, además, "adelantar" el futuro de las ciencias médicas, controlar más aún las fronteras y destinos de la ciencia y, seguramente, mejorar, en los próximos años, la calidad de vida de "una parte" -los ricos- de la población. El resultado, aunque por ahora sólo refleja cuestiones teóricas muy profundas -haber desmenuzado el mapa genético-, se antoja como un menú muy grande y apetecible.

A pesar de que la aplicación de estos conocimientos aún deberá esperar, es muy probable que el estudio del genoma devenga muchos de los misterios por los cuales algunas personas son sanas, mientras otras enferman. También facilitará el uso de fármacos "individualizados" y, quizás, el manejo de algunas enfermedades para la cuales no existe remedio -Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica, diversos cánceres-, así como el mejor tratamiento de otras para las que sólo existen soluciones "parciales", como la diabetes mellitus o la artritis reumatoide.

Si bien es cierto que el genoma ha sido disecado casi en su totalidad, falta aún mucho por saber, pues la mayoría de las enfermedades no residen exclusivamente en alteraciones en el ámbito de un solo gen, sino que son secundarias a anomalías en varios de ellos. Asimismo, falta comprender, a nivel genético, las influencias nocivas de la naturaleza, las modificaciones producidas por agentes externos -virus, bacterias-, así como las alteraciones en "los mensajes" entre genes o cuando el "ambiente genético" se modifica por enfermedades.

Conocer el genoma de cada persona es un descubrimiento inmenso. Tan apoteósico como en su tiempo fue entubar el agua para que la población no la bebiese contaminada con heces fecales, o como fue la introducción de la penicilina para que los soldados no muriesen por neumonía. No menos deslumbrantes son las medicinas para que las personas con sida puedan vivir con dignidad. La diferencia entre esos descubrimientos y el desciframiento del genoma es evidente: los primeros no se relacionan con la identidad "íntima" de las personas, mientras que la secuensación del ácido desoxirribonucléico -ADN- es una fotografía "del corazón" del ser humano. Metafóricamente podría decirse que todo lo que somos -y lo que no somos- está en el genoma. Sin metáforas, al lado del inmenso vértigo producido por esta investigación, debe preguntarse si el hallazgo "podría" conllevar caras no pletóricas de júbilo.

Hablé del agua, de la penicilina y del sida porque por doquier siguen muriendo personas por diarrea, por neumonías y por infecciones asociadas al sida, a pesar de contarse con los medios para evitar, o mejor aún, prevenir esos decesos. Con la manipulación del genoma podría no sólo repetirse ese esquema de vida tan propio de la ciencia y de la tecnología -profundizar desigualdades-, donde las mayorías no sólo no se benefician de sus bondades, sino que, en ocasiones, como en el caso del sida, inclusive se convierten en "conejillos de indias" para que otros disfruten del progreso.

Explorar el genoma puede ser un arma de dos filos. Como dijo James Watson -codescubridor del ADN hace 50 años- a propósito del genoma, "que nadie mire en el ADN de nadie". Confiar los misterios "íntimos" de cada persona a los científicos, a los políticos, al ejército o a compañías "privadas" puede seguir derroteros impredecibles, no siempre buenos. Por ejemplo, Ƒqué sucederá cuando por mil dólares se codifique la secuencia genética de cada persona?

Son diversos los "posibles peligros". Por ejemplo, Ƒque sucederá cuando las compañías aseguradoras o los patrones se enteren que la persona es propensa a padecer cáncer de mama o Alzheimer? ƑSerá ético solicitar el genoma de un niño(a) con fines de adopción? Cuando la genética haya definido las características del comportamiento, Ƒpedirán las escuelas el mapa genético del estudiante? También será un problema ético "saber" que se padecerán determinadas enfermedades para las cuáles no hay remedio; Ƒde qué le servirá al individuo enterarse que a los 60 años desarrollará Alzheimer? Al igual que el agua y las diarreas, la penicilina y los decesos por neumonía, el sida para ricos y el sida del Tercer Mundo, Ƒsucederá lo mismo con la manipulación del código genético?

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