BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Baby Bush: retorno a la lúgubre realidad económica
Se habría podido desarmar a Irak por la vía pacífica: Clinton
La posible destitución por enjuiciamiento
PASADA LA HUMAREDA de la invasión, el equipo Bush no tiene más remedio que regresar a la lúgubre realidad económica. Por demás ilustrativa ha sido la fractura que se ha gestado en la elite del poder en Estados Unidos, que no sabe cómo saborear su triunfo en Irak, en algo que parece representar un montaje de "guerra hollywoodense", si resultasen ciertas las teorías sobre la entrega negociada de Bagdad.
EN NUEVA YORK, ante el importante foro Conference Board de hombres de negocios, el ex presidente Bill Clinton manifestó en forma sorpresiva su inquietud por el "cambio de paradigma" que ocurrió en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 1991. Si algo le sobra a Clinton es olfato político, y llamó la atención que en medio de la apoteosis bélica de la invasión a Irak haya exclamado que "Estados Unidos no puede encarcelar, matar y ocupar a todos sus adversarios". También fustigó que el equipo Bush le estuviera diciendo al resto del mundo: "šVáyanse al diablo!" (Go to hell!). En clara alusión al estado mental estresado del presidente Bush, que dejó permear recientemente el periódico USA Today, Clinton lamentó que el equipo Bush mostrara pobreza en la toma de decisiones: "Cuando la gente se encuentra bajo estrés odia pensar... justamente cuando más necesita pensar". Aquí se vio generoso Clinton, quien le atribuye virtudes inexistentes al presidente número 43, embriagado de los teoremas paleobíblicos bautistasureños del fundamentalismo apocalíptico.
COMO SI LO anterior hubiese sido poco, Clinton aseguró que si se le hubiese dado más tiempo al sueco Hans Blix (el jefe de los inspectores de la ONU, quien se dio cuenta, después del epílogo bélico, que todo el cuento chino de las "armas de destrucción masiva" había sido una charada del equipo Bush) Irak pudo haber sido desarmado por la vía pacífica. Aquí Clinton no refiere que el mejor aliado de la invasión anglosajona fue, es y será el ghanés Kofi Annan, quien nunca se pudo despojar de sus grilletes mentales de colonizado (razón por la que fue ungido en la secretaría general en lugar del copto-egipcio Boutros Ghali, muy proclive a Francia).
DESTACA DESDE LUEGO el sitio del inusitado discurso de Clinton: Nueva York; como también resalta que lo haya expresado a unos días de la apoteosis hollywoodense del equipo Bush. Pero lo más interesante fue la censura total a sus severas declaraciones en los medios de Estados Unidos, en su mayoría probélicos (el caso de Fox News del magnate australiano-estadunidense Rupert Murdoch es patológico). Clinton, el presidente número 42, entiende perfectamente la verdadera dimensión del poderío de Estados Unidos como uno de los principales líderes del mundo multilateral ("el primero entre iguales"), a diferencia del espejismo de los ultrahalconazos del fundamentalismo apocalíptico bushiano de la "guerra perpetua y preventiva", quienes buscan el liderazgo unipolar de su país en los cementerios planetarios.
UN PERSONAJE DIMINUTO, pero con mucho poder simbólico, en su calidad de jefe del liderazgo del Consejo del Partido Demócrata, el senador por Indiana Evan Bayh, arremetió un día después contra Clinton, sin citarlo (The New York Times, 16 de abril), y amenazó a los miembros del partido que se atreven a formular críticas al "comandante en jefe" en momentos de guerra. No hay que perder de vista que Bayh es aliado del senador Joseph Lieberman, un consumado chabad-lubavitcher (ultraortodoxo hebreo), así que tampoco hay que perder la brújula sobre la identidad de cierto tipo de políticos quienes, tanto del lado republicano como del lado demócrata, representan las dos caras de la misma moneda neoimperial y neoliberal de la petroplutocracia. Dicho en corto: el republicano Bush y el demócrata Lieberman pertenecen al mismo clan fundamentalista apocalíptico.
TAMPOCO PASO INADVERTIDA la estrujante declaración de Lawrence Eagleburguer, secretario de Estado de Daddy Bush (el presidente número 41), quien interrogado sobre la "guerra perpetua y preventiva" de Baby Bush contra Siria, Irán y Arabia Saudita replicó con el espectro de la destitución por enjuiciamiento (el ominoso impeachment) de éste: "No creo que alguien que comente tales cosas conozca al pueblo de Estados Unidos. Se esté o no preparado a admitirlo, esta todavía es una democracia. Y la opinión pública domina en estos temas (...) Y si Bush piensa que puede soltar las tropas en Siria ahora, y a Irán después, duraría 15 minutos en el poder... De hecho, si lo intenta ahora, pienso que debería ser enjuiciado. En nuestra democracia no se puede hacer lo que se le antoje; eso es ridículo" (BBC, 13 de abril). A menos que no se trate de un reparto inteligente de papeles para limitar los daños globales por la invasión anglosajona a Irak, Eagleburguer llevó más lejos las críticas, con el espectro de la destitución por enjuiciamiento de Baby Bush, de lo que habían expresado días antes en diferentes foros el general Brent Scowcroft y el texano James Baker III: dos íntimos colaboradores de Daddy Bush quien, quizá, empieza a preocuparse de las hazañas bárbaras de su hijo, el nuevo Atila tecnológico.
EL CHOQUE COSMOGONICO entre los tres últimos presidentes de Estados Unidos evoca el grave deterioro interno que se ha intentado ocultar con el montaje de la "guerra perpetua" contra el terrorismo trasnacional islámico global, con el fin de que los ultrahalconazos se perpetúen en el poder. Porque la sociedad que se encuentra en "asombro y pavor" es la estadunidense, a la que le han tomado el pelo con el asunto de la "guerra global contra el terrorismo" para los próximos 30 años, uno de los superlativos engaños en la historia de la humanidad: tiempo suficiente para eternizarse en el poder con la coartada de la "seguridad nacional", que hace inservible una elección democrática y que busca, por encima de todo, borrar las inmundicias contables del "síndrome Enron" que, en cualquier país con la mínima decencia (para no decir civilización) tendría tras las rejas a sus encubridores, que son nada menos que el presidente y su vicepresidente actuales.
NO FUE GRATUITO que cinco días después del histórico señalamiento de Clinton, uno de sus hombres de mayor confianza, el ex secretario del Trabajo Robert Reich, haya puesto en la picota la política económica del equipo Bush y haya mostrado su verdadero talón de Aquiles: el desempleo, maquillado por el gobierno y sus turiferarios de las estadísticas, a grado tal que recientemente hasta The Wall Street Journal puso en tela de juicio su numerología alegre. Ahora resulta que el desempleo no consigue atravesar la barrera sicológica del 6 por ciento, cuando existen más desempleados acumulados, y el "doble hundimiento recesivo" con tendencia a la deflación toca a las puertas de la Casa Blanca, que ya no sabe por qué rezo optar cuando los despidos alargan las filas inocultables (círculos muy bien informados de Estados Unidos llegan a proponer la cifra de desempleo a más del doble de la oficial). Reich no cita siquiera la guerra de Irak y limita su impecable demostración al desempleo, tema que conoce muy bien y que le puede aguar la fiesta al equipo Bush: "Esta recesión ha engendrado el más largo declive continuo en empleos en la mitad del siglo (...) ƑQué sucede en una economía con la pérdida continua de empleos, una elevada deuda de los consumidores y un dólar débil? No rebota en un tiempo cercano. De hecho, existe una posibilidad significativa de que no lo haga antes de la próxima elección presidencial en noviembre de 2004". Lo que equivale al adagio de la Biblia, que lee en forma sesgada Baby Bush: "ƑPara qué sirve ganar el mundo entero si has perdido tu alma?" Ahora se entiende por qué Clinton, el mago del timing político, se haya lanzado con todo contra Bush.
REICH (YA QUE estamos en el maniqueísmo pueril de Baby Bush: el "bueno", Robert; no el "malo", Otto: el del Irán-contras) anticipa el epitafio del presidente 43, quien puede volver a sufrir el Gólgota económico del presidente 41: "La historia se puede volver a repetir". Más bien parecería que el nepotismo dinástico de la familia Bush estaría condenado a padecer el "síndrome Sísifo" en economía.
EN OTRO ARTICULO demoledor (Los Angeles Times, 18 de abril), el mismo Reich (el "bueno") diseca la verdadera intención del supremo asesor presidencial, Karl Rove, quien se guarda un as bajo la manga: la invasión a Siria para estimular la relección y olvidar las penas económicas y financieras internas.
STEPHEN ROACH, EL economista en jefe de Morgan Stanley, en su célebre ensayo semanal (21 de abril) no pierde su tiempo en la nimiedad del "imperialismo benigno": "Los mercaderes de sueños trabajan fuerte pedaleando el cuento de otra resurrección económica. La magia del socorro de la posguerra es ampliamente catalogada como su catalizador (...) Se presume que la economía de Estados Unidos va a encabezar ahora la recuperación global. Para mí esto representa un salto de proporciones hercúleas". Roach desmonta los cinco mitos del "escenario de curación de la posguerra". Primer mito: la recuperación de la economía global encabezada por Estados Unidos. "La guerra no cambió nada". Al contrario, la "economía dolarcéntrica" ha exacerbado aún más los "desequilibrios de una economía global disfuncional". Segundo mito: la inversión de capitales más fatigados que nunca.
TERCER MITO: LA solución del problema del ahorro en Estados Unidos (uno de los mayores impedimentos para la recuperación sostenida). Cuarto mito: la superación del temor a la deflación. "Los precios al consumidor, si se excluyen los combustibles y los alimentos, se encuentran a los niveles más bajos de los últimos 40 años". Quinto mito: la curación económica de Estados Unidos detonará la resurrección económica en el mundo. "Por desgracia, el mundo va hacia el otro lado". Japón permanece en la postración y en el resto de Asia los riesgos de la epidemia de neumonía atípica empiezan a golpear a las economías (el turismo en Singapur se desplomó 61 por ciento y la economía de Hong Kong se paralizó). Aun el extraordinario crecimiento de 9.9 por ciento del PIB de China al primer trimestre (cuyo 61 por ciento proviene de las importaciones y exportaciones combinadas, lo que lo hace dependiente de la demanda mundial alicaída y de la "deslocalización") es vulnerable porque no se encuentra apuntalado por una demanda doméstica autónoma.
CONCLUSION: LO MAS lamentable radica en que desde el noveno círculo de los avernos dantescos, Baby Bush, en la búsqueda de su alma extraviada, todavía se atreva a enviar el mundo al diablo.