El largometraje, que narra el autosecuestro de un joven, se estrena mañana con 120 copias
Seis días en la oscuridad es la tesis de alguien que no estudió cine: Soriano
La cinta costó 27 mil dólares y fue hecha por un ex vendedor de tiempos compartidos
Muchas cosas no me quedaron bien, pero iré aprendiendo en el camino, dice el realizador
JUAN JOSE OLIVARES
Seis días en la oscuridad es un largometraje mexicano -hecho con 27 mil dólares- que mañana viernes estará en salas de México, con 120 copias. Gabriel Soriano es el realizador de esta proeza que viene a ser "la tesis, con todos sus aciertos y fallas", de alguien que de vendedor de tiempos compartidos en la playa, decidió hacer un curso en Nueva York e ir aprendiendo en el camino, "porque me faltaron los estudios formales de una escuela de cine".
De hecho, a nadie, desde técnicos hasta actores (entre los que están Ludwika Paleta, Alan Bitter, Mauricio Fernández, Omar García y Hugo Stiglitz), se le pagó. Fue el mérito, como dice el propio Soriano en entrevista en los estudios Churubusco, "de 120 personas que creyeron en mí y jalaron hasta el final. Decían que estaba loco, pero creo que le entraron quizá por morbo. En esto del cine se trata de aguantar vara".
Pero Soriano reconoce: ''Sé que muchas cosas no me quedaron bien, porque por un lado me faltó tecnología e información de cómo hacer las cosas, pero la cinta me ayudó a experimentar. Rodar esta película fue como hacer una tesis de alguien que no tuvo estudios formales, pero consiguió que su trabajo llegara a 120 copias. Tendrá los errores que tiene una tesis."
Y asegura: ''No tengo quien financie mi próximo proyecto pero estoy seguro que a principios del año que viene estaré filmando una película, que será mejor que ésta porque estoy dispuesto a seguir aprendiendo. Y el dinero no es limitante; ahora hay cámaras digitales".
''México, un país cínico''
Seis días en la oscuridad, distribuida por Videocine, narra la vida de un grupo de yupies que, al caer en un aprieto económico, decide secuestrar a uno del mismo clan para sacarle dinero al padre.
Dice Soriano, quien sólo realizó un curso de cine en Nueva York, que "México ha cambiado, se ha vuelto un país cínico en el que un pequeño sector mira desde arriba a la demás gente cómo sobrevive. Es lo que ha pasado con el cine, a la gente que está bien le gusta hablar de los que viven en los barrios populares. Hacer cine es un oficio elitista, porque es muy costoso. Un chavo de barrio no podrá contar la historia de ese lugar en cine, porque no tiene los recursos. Quienes van a contar su historia son personas que se pasean en un gran auto. Me dio curiosidad contar una historia desde mi punto de vista porque en realidad conocí a personas que se han autosecuestrado y es gente que nunca será expuesta en los medios. Por eso ahora se contará desde este lado aunque habrá gente que diga que soy un naco resentido. Es una cinta donde verán a otro tipo de personajes no tan vistos en nuestro cine."
Y recuerda: ''A mí me encantaba el cine de Alejandro Galindo e Ismael Rodriguez, porque creo eran personas que convivían con la gente de los lugares donde filmaban. En ese tiempo los actores salían del barrio".
Gabriel Soriano, quien quedó impregnado de cine desde que su papá -dueño de un billar en el barrio de La Lagunilla, en el que se reunían desde Mauricio Garcés hasta el mismísimo Tin Tan- lo llevaba a todas las funciones de la tarde cuando era niño, deseaba realizar una cinta de suspenso, algo que, según él, ya no se hacía en México.
"Creo que un valor que tiene mi película es que es de suspenso y siempre soñé con ver una película de suspenso mexicana. Con esto no quiero decir que sea la película que soñé; siempre te quedarás lejos de tus sueños. Independientemente de que te guste el género o no, al ver esta cinta te sentarás en la butaca y no te pararás hasta que acabe, porque cambia a cada rato la jugada y te mantiene en el suspenso."
El mérito de 120 personas
El realizador picó piedra hasta terminar su proyecto y verlo en pantalla. Cuenta que una ocasión, a punto de desistir de sus planes, tuvo que buscar a un distribuidor en una función nocturna; sin un peso en la bolsa caminó hasta su casa cuatro horas en la madrugada.
"Todo fue un proceso, estaba casado a los 20 años. Al ver una película, le dije a mi esposa que quería hacer cine, deseaba hacer una cinta que hiciera sentir a otra persona lo que yo sentía cuando veía películas. Pese a que me iba bastante bien con las ventas ya no me interesaba. Siento orgullo de este reto, aprendí más de lo que me imaginaba. Fue un mérito no sólo mío, sino de 120 personas que apostaron. La mayoría son chavos de entre 17 y 25 años de todas las esferas sociales. A todos los que intervinieron les expliqué cuáles eran mis necesidades y aceptaron."
Dice que "uno aprovecha esto del cine como una catarsis. Dentro de mí debe haber resentimiento porque veo cómo funciona el país y me duele este cinismo de los mexicanos. México es el país del racismo perfecto. Es el unico país donde puedes ser racista y todo mundo te da la razón. De ahí que mucha gente no quiera ver cine mexicano, porque prefieren ver su vida a través de personas rubias y de otra cultura, porque es mejor ver a Tom Cruise que ver a algún actor moreno; es un problema porque los consumidores de nuestro cine aún no se acostumbran a verse en la pantalla".
La cinta fue fotografiada por Aram Diazcano; escrita por Soriano y Rodrigo Ordóñez; editada por Roberto Bolado y Gabriel Soriano, quien por cierto ya planea filmar Playa Los Muertos, "una historia de amor".