Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 27 de marzo de 2003
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Protesta Londres por el carácter exclusivo de los contratos para la reconstrucción iraquí

Halliburton, consorcio que dirigía Cheney, gana ya millones de dólares con la guerra

Funcionarios del Pentágono, renuentes a que también participen organismos como la ONU

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 26 de marzo. Apenas comenzó la guerra en Irak pero el gobierno de George W. Bush ya decidió que sólo un grupo muy exclusivo de empresas estadunidenses, políticamente bien conectadas, entre ellas una cuyo ejecutivo en jefe anterior fue el actual vicepresidente Richard Cheney, obtendrá la mayoría de los primeros contratos para reconstruir el país que todavía está bombardeando.

A cuatro empresas estadunidenses ya se les ha otorgado el derecho exclusivo para solicitar los primeros 900 millones de dólares en contratos para la reconstrucción del Irak posguerra. El diario Wall Street Journal refirió recientemente que estos contratos iniciales incluyen tareas en hasta mil 500 kilómetros de carreteras vitales, 10 plantas eléctricas, personal y equipo para 270 hospitales y mil clínicas, y la elaboración de materiales académicos para 4.2 millones de estudiantes de escuelas primarias y secundarias.

Pero aun antes de que estos contratos fueran asignados, el ejército de Estados Unidos informó esta semana que ha ofrecido el contrato exclusivo para apagar los incendios de pozos petroleros iraquíes y su reconstrucción a Halliburton -la gigantesca empresa de servicios del sector petrolero con sede en Texas que hasta hace poco fue encabezada por el vicepresidente Cheney.

Ese contrato colocará a la subsidiaria de Halliburton, Brown&Root, en una posición privilegiada para ganar buena parte de los contratos por miles de millones de rmg07-122357-pihdólares para reconstruir la industria petrolera iraquí.

Halliburton ya está ganando mucho dinero con esta guerra. El reportero Pratap Chatterjee informó este mes que miles de empleados de Brown&Root están trabajando en Kuwait, Turquía y otros países vecinos de Irak contratados por el Pentágono para ofrecer vivienda, alimentación y servicios de lavandería -entre otras cosas- con el propósito de atender la masiva presencia militar estadunidense en las zonas desde donde se lanza la invasión.

Pero estos contratos, valuados en varios cientos de millones de dólares, son poco en comparación con las ganancias potenciales del futuro de lo que se calcula serán 100 mil millones en fondos requeridos para reconstruir Irak. No es sorprendente, por lo tanto, que Halliburton todavía entregue pagos anuales a su ex ejecutivo en jefe.

El diario Guardian de Londres informó este mes que las declaraciones financieras presentadas por Cheney el año pasado indican que está recibiendo una "compensación diferida" no especificada por Halliburton que podría sumar hasta un millón de dólares al año (la cifra exacta no está especificada).

Estos pagos provocaron que la representante Maxine Waters sugiriera esta semana una enmienda a las leyes federales para prohibir que empresas con vínculos cercanos al gobierno puedan recibir contratos para reconstruir Irak. "Contratos de Halliburton en Irak crearían la apariencia de que el vicepresidente podría estar utilizando su puesto para incrementar las ganancias de su ex empresa en tiempos de guerra", dijo Waters.

Pero es poco probable que tal enmienda sea aprobada en un Congreso controlado por el Partido Republicano. Las otras importantes empresas estadunidenses a las que se les ha otorgado el derecho exclusivo de obtener estos contratos incluye a Bechtel Group, Inc., Louis Berger Group y la Fluor Corporation, que en su conjunto han obsequiado más de 2 millones de dólares en contribuciones a las campañas de políticos republicanos durante las últimas dos elecciones. Bechtel, por sí sola, según cálculos del Center for Responsive Politics, ha contribuido con un millón 300 mil dólares a candidatos republicanos.

Esta semana varios gobiernos europeos, incluyendo Gran Bretaña, presentaron protestas formales al de Estados Unidos por el carácter exclusivo de estos contratos, y ahora la agencia estadunidense que administra los mismos ha insistido en que parte de estos fondos podrían otorgarse a empresas extranjeras.

Sin embargo, el gobierno de Bush insiste en que desea tomar el crédito de la reconstrucción de Irak y una de las maneras de lograr que esto se cumpla será asegurar que los encargados sean empresas estadunidenses.

"Por lo menos al comienzo, tenemos la intención de manejar las grandes tareas nosotros mismos", declaró un funcionario del gobierno de Bush al Wall Street Journal. Por ahora, funcionarios del Pentágono en particular están resistiendo el que otras empresas o instituciones -incluyendo la Organización de Naciones Unidas- se involucren en el esfuerzo de reconstrucción.

Un problema para Estados Unidos es que todo esto dejará la impresión -ya ampliamente compartida en Medio Oriente según las encuestas- que la guerra estadunidense tiene la finalidad de obtener el control económico de las reservas petroleras de Irak. La Casa Blanca insiste en que estas reservas son propiedad del pueblo iraquí, pero eso aparentemente no detuvo a la Casa Blanca al momento de otorgar un contrato para explotar esos recursos a una empresa muy ligada al vicepresidente de Estados Unidos.

"No es tanto que el gobierno de Bush y sus amigos estén buscando cómo lucrar con esta guerra", opinó un comentarista en Washington entrevistado por el Financial Times. "Es más que hay un círculo íntimo dando negocios a amigos confiables y es eso lo que lleva al compadrazgo".

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